Este artículo se publicó hace 11 años.
Desnudo ante el muro de la vergüenza marroquí
El clown gallego Iván Prado, de Pallasos en Rebeldía, se quita la ropa frente al muro que Rabat mantiene en los territorios ocupados del Sáhara Occidental
Héctor Juanatey
"Nos desnudamos porque la humanidad tiene que desnudarse ante los muros de la vergüenza". No es la primera vez que lo hace. Iván Prado, clown de Pallasos en Rebeldía, se desnudó antes en el muro de Cisjordania y en el último día del Festival de Cine Internacional del Sáhara (FiSahara) ha vuelto a quedarse sin ropa, ataviado únicamente con una nariz de payaso, frente a la construcción que Rabat levantó en el Sáhara Occidental. Construido en siete fases entre 1982 y 1987, cuenta con 2.700 kilómetros de longitud. Es el muro de la vergüenza más grande del mundo.
Pallasos en Rebeldía, que desde el próximo día 24 hasta el 27 celebrará en Rivas Vaciamadrid el Foro Internacional de Circo Social, ha abrazado con esta acción la campaña "Por cada mina, una flor", de Moulud Yeslem, que busca vestir el muro con diez millones de flores, igualando así el número de minas que se calcula que colocó Marruecos en los alrededores del mismo. Para ello, Prado y el cámara oficial de Pallasos, Ernest Vila, salieron apenas amanecía del campamento de refugiados de Dajla, lugar donde se celebró el FiSahara, para atravesar finalmente casi un kilómetro de territorio minado. Era el último acto de Pallasos en el Sahara después de seis días allí en los que repartieron acrobacias, malabares, sonrisas y mucho clown.
Abderahman Emberik, saharaui de 26 años, conoce bien el muro. Desde enero de este año, se ha manifestado cada final de mes junto a otros jóvenes de la Plataforma Gritos Contra el Muro frente a él con la intención de dar a conocer al mundo su existencia. Quieren, en principio, completar doce manifestaciones en el mismo año que el Frente Polisario cumple 40. Protestan siempre en el mismo lugar, una zona que han podido limpiar, más o menos, de minas, a cien metros de la muralla.
Emberik se quemó gran parte del cuerpo durante la manifestación de septiembre. Como parte de la protesta, él y otros jóvenes quemaron varios neumáticos con gasolina y el fuego le alcanzó. Pero, explica a Publico, no es motivo para descansar en la lucha. "Es el turno de que los jóvenes demos algo por nuestra patria", apunta. "No debemos limitarnos a salir del Sáhara. Nuestros padres lucharon primero y ahora tenemos que continuar lo que ellos empezaron".
Este joven saharaui opina que el hecho de que este muro no sea tan conocido se debe a que el mismo pueblo del Sáhara se había olvidado de su existencia. Por ese motivo crearon este grupo. Si al principio eran once, ahora ya se acercan a las cien personas, que toman como ejemplo la lucha contra los muros de Berlín, México o Palestina.
La Plataforma Gritos Contra el Muro ha estado presente este año en la décima edición del FiSahara, donde levantaron una pequeña reconstrucción del muro. Allí, culpan no solo a Marruecos, sino también a Israel, EEUU y Arabia Saudí, que financiaron su levantamiento. En esa suerte de maqueta a escala situaron también un muñeco que representa a Naciones Unidas: "Así es como la vemos, sentada, sin inmutarse". Aunque su objetivo a corto plazo sea "sensibilizar", dice, la meta final es, sin duda, "derrumbarlo".
Acción de Pallasos en Rebeldia contra el muro from Culturactiva on Vimeo.
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