El descalabro bélico y las dudas sobre el futuro apoyo de EEUU inclinan a Ucrania a buscar una negociación
Ucrania pretende negociar con una Rusia que se niega a abandonar los territorios ocupados.
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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, plantea ya inminentes negociaciones para alcanzar un alto el fuego con Rusia. Incluso expresa su deseo de que ese armisticio, aunque no una paz definitiva, pueda lograrse antes de fin de año. El problema es cómo lograrlo, porque las dos partes están muy lejos en sus demandas y no parece que Rusia vaya a cejar en su iniciativa bélica, que, aunque muy lenta, le sigue deparando victorias.
Lo dijo el líder ucraniano en una entrevista con la BBC recién publicada y que concedió durante la visita que hizo al Reino Unido la semana pasada. "Creo que si nos mantenemos unidos (Ucrania y sus aliados) y seguimos, por ejemplo, el formato de la Cumbre de la Paz (que acogió Suiza en junio), podemos poner fin a la fase caliente de la guerra. Podemos intentar hacerlo a finales de este año", afirmó Zelenski.
Y aunque el Kremlin ya respondió este lunes que valora las palabras de Zelenski, las posiciones están muy distanciadas. También porque en el caso ucraniano hay una parte en liza, Europa y Estados Unidos, que sigue obcecada en la guerra para desbancar a Rusia. Sin embargo, incluso esta última barrera podría debilitarse si Donald Trump gana las elecciones presidenciales estadounidenses del próximo 5 de noviembre.
Dos hojas de ruta enfrentadas
Ucrania reclama la retirada total de las tropas rusas de las partes de su territorio anexionadas u ocupadas, además de exigir un castigo ejemplar internacional para el presidente ruso, Vladímir Putin, y compensaciones económicas que podrían endeudar a Rusia durante décadas.
En la Cumbre de la Paz a la que se refirió Zelenski y que se celebró el 15 y 16 de junio en Suiza, se reiteraron las demandas anteriores de Kiev y no se le dio a Rusia la oportunidad de exponer las suyas, simplemente porque no se le invitó. Ahora Zelenski señala que sí podría cursársele esa invitación.
En el caso de Moscú sus demandas de salida son igualmente desmesuradas, pues para poner fin a la guerra exige completar la anexión de las cuatro regiones invadidas, que ya suponen casi un 19% del territorio ucraniano, para crear una zona de nadie que sirve de cortafuegos ante la OTAN. También exige que Ucrania desista precisamente de incorporarse a la Alianza Atlántica y que se convierta en un estado neutral.
Un segundo problema es que el interés de Zelenski en pergeñar una mesa de negociaciones coincide con un contexto muy negativo para Ucrania en la guerra: la munición occidental tarda en llegar, no hay suficientes tropas de refresco en el frente, Moscú puede estar preparando una nueva ofensiva y el apoyo estadounidense con armas y dinero está en el aire ante la posibilidad de que el expresidente Trump, muy poco favorable a esta contienda, gane en noviembre los comicios.
Trump quiere decidir el destino de la guerra
La salida de la liza electoral del actual mandatario de la Casa Blanca, Joe Biden, ha incrementado en Kiev el temor a que pierdan los demócratas y gane Trump, político con unos lazos bastante inquietantes con el Kremlin.
En su mensaje a Biden, quien decidió este domingo dejar la carrera electoral debido a sus crecientes dificultades de salud, Zelenski agradeció al todavía huésped de la Casa Blanca su apoyo desde que Rusia invadiera Ucrania el 24 de febrero de 2022. "Ha apoyado a nuestro país en los momentos más dramáticos", afirmó este lunes Zelenski.
Pero el presidente ucraniano es muy consciente de la debacle que podría producirse para su país si Trump se impone el 5 de noviembre al candidato o candidata demócrata, que podría ser la actual vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris.
Trump se ha opuesto a la guerra contra Rusia y ha prometido en varias ocasiones acabar con el conflicto en 24 horas si llega a la Casa Blanca. Si semejante alto el fuego se pudiera conseguir en un tiempo récord, por la presión de Washington sobre sus aliados de la OTAN y la aquiescencia de Putin, ello significaría con toda probabilidad para Ucrania la cesión de buena parte de su territorio a Rusia.
"Hemos acordado con Trump tratar en una reunión personal qué pasos pueden llevar a una paz justa y verdaderamente duradera", dijo Zelenski el pasado viernes tras dialogar por teléfono con el candidato republicano.
Trump confirmó en la red social X que, si llega a la Casa Blanca, habrá negociaciones de paz. "Ambas partes serán capaces de juntarse y negociar un pacto que termine con la violencia", aseguró, aunque sin mencionar la perspectiva de la división de Ucrania en dos.
En juego la integridad de Ucrania
Al respecto, Zelenski insistió a la BBC que nunca permitiría esa cesión de territorio, pero no aportó ninguna clave sobre su propia fórmula mágica para sentar al Kremlin a la mesa de negociaciones y lograr que estampara su firma en un armisticio cuando en estos momentos tiene la iniciativa bélica.
Hay cuatro frentes abiertos, desde el norte, a las puertas de la ciudad de Járkov, la segunda mayor de Ucrania, hasta el sur, en Jersón, donde Ucrania perdió hace unos días la única posición que tenía en la orilla oriental del río Dniéper, pasando por Zaporiyia y el Donetsk, en el este, donde cada día que pasa los rusos conquistan una nueva aldea.
Zelenski señaló que el plan que está preparando para poner fin al enfrentamiento armado deberá tener el apoyo de sus aliados en la OTAN y la Unión Europea, pues será tarea de éstos presionar sobre Rusia para que se siente a dialogar. No dijo Zelenski cómo podrá convencer Bruselas a Moscú para que acepte negociar cuando el mensaje europeo es ominoso para el Kremlin: el fin de la guerra pasa por la derrota de Rusia y la devolución de los territorios ocupados.
En todo caso, el presidente ucraniano indicó que en las próximas semanas comenzará una serie de reuniones de expertos y funcionarios para tratar temas como la seguridad energética en caso de un armisticio. En agosto se abordará en Turquía la libre navegación comercial en el mar Negro y en septiembre Canadá podría reunir un encuentro sobre intercambio de prisioneros y retorno a Ucrania de menores trasladados a Rusia durante la contienda.
Muchas reuniones, pero sin una piedra angular sobre la que levantar la tregua. Zelenski sigue sin revelar cómo va a conseguir que Rusia entregue "diplomáticamente" todo lo conquistado (y anexionado) y por qué debería detener su actual iniciativa militar.
Tampoco tienen mucho sentido, salvo que todo sea una maniobra propagandista para insistir en el papel villano de los rusos, los renovados insultos contra Putin, cuando teóricamente debería encabezar por parte rusa esas negociaciones.
Zelenski acusó a Putin de ser "un asesino pragmático", que pretende "destruir a los ucranianos" y "el regreso de la Unión Soviética bajo su liderazgo". En la entrevista, el presidente ucraniano insistió en sancionar al líder ruso e incluso sentarlo en el banquillo de los acusados de una corte internacional de justicia y meterlo en prisión.
Esta posición agresiva no concuerda con el inminente plan de negociaciones y muestra más el nerviosismo ante una posible gran ofensiva rusa, como vaticina el propio ejército ucraniano. El objetivo sería lanzar ese ataque masivo antes de que lleguen las nuevas partidas de munición occidentales o los esperados aviones F-16 a Ucrania.
Kamala Harris, la esperanza de Ucrania
La esperanza que le puede quedar a Ucrania para aguantar en condiciones otro año de guerra es que en las elecciones estadounidenses de noviembre se imponga el candidato demócrata, sobre todo si es Kamala Harris, continuista del apoyo de Biden.
La actual vicepresidenta ya remarcó su posición respecto a Ucrania en febrero, durante la Conferencia de Seguridad de Munich. Entonces mostró su compromiso para "defender los principios básicos de soberanía e integridad territorial" e impedir que el autoritarismo de Putin subyugara Ucrania.
"Les quiero dejar claro que Europa estará junto a Ucrania y que el presidente Joe Biden y yo estaremos junto a Ucrania", afirmó entonces.
En junio, representó a Estados Unidos en la Cumbre de Paz de Suiza, donde se reunió por sexta ocasión con Zelenski. Entonces, Harris aseguró que Ucrania tendría todo el apoyo de Washington el tiempo que fuera necesario.
J. D. Vance, su perdición
No parece que vaya a ser ese el caso si gana Trump y como vicepresidente se confirma a su pretoriano, J. D. Vance. El senador por Ohio, un defensor radical del aislacionismo para Estados Unidos, es si cabe más duro con la guerra de Ucrania que su jefe Trump.
Un alto funcionario de la Unión Europea llegó a señalar a la revista de análisis estadounidense Político que la designación de Vance como segundo de Trump es "un desastre" para Ucrania y la propia UE.
Vance encabezó el bloqueo republicano durante medio año a la aprobación de la ayuda de 61.000 millones de dólares para Ucrania diseñado por Biden. En abril pasado se desbloqueó ese paquete, pero Vance fue contundente: "les hemos dejado claro a Europa y al resto del mundo que EE.UU. no puede emitir cheques en blanco indefinidamente".
Una afirmación que faltaba a la verdad, pues gran parte de esa multimillonaria ayuda concedida por EEUU y buena parte de la europea pagan a los fabricantes de armas estadounidenses, productores de la mayor parte del material de guerra proporcionado a Ucrania.
La respuesta europea a la amenaza de Trump y Vance de sentenciar el apoyo estadounidense a Ucrania quedó subrayada este lunes en Bruselas, donde el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, afirmó que Europa debe ahora asumir sus "responsabilidades" en el apoyo a Kiev.
"No podemos esperar a ver qué pasa en noviembre. De aquí a noviembre el sistema eléctrico ucraniano estará completamente destruido si no se suministra una mayor capacidad de defensa aérea", aseguró Borrell.
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