Este artículo se publicó hace 4 años.
Demasiado blanca para los indios, demasiado sucia para los blancos: "Un policía corrupto abusó de mí"
"Un agente de narcóticos cocainómano abusó de mí cuando era una niña. Fui drogadicta, prostituta, sintecho, mula y alcohólica y ni siquiera recuerdo las veces que intenté suicidarme. Me llamo Mujer de fuerte corazón, tengo 38 años y soy lakota de adopción, como Toro Sentado. En las reservas, hay menos bodas que funerales".
Barcelona-
"¿Sabes? Volví a encontrarme con John Howlett tres veces antes de que muriera y cada una de las veces que lo vi acababa de sufrir dos amputaciones, seis en total. Era un agente de narcóticos adicto a la cocaína y un diabético que destruyó su cuerpo. Fui la primera vez que reconocí la naturaleza de la Ley Natural o del Karma".
Howlett era un policía corrupto, la clase de basura con placa que abusaría de una niña. Le decía a Pavandeep Crane que era solo una sqwah, demasiado blanca para caber entre los indios y demasiado sucia para ser aceptada en el mundo del hombre blanco. Y esas palabras reverberaron dentro de ella durante años.
A Vandee la conocimos gracias a la mediación de la madre de un miliciano de Seattle con ancestros nativos americanos que sirvió con españoles en las milicias que combatían al Daesh en la región iraquí de Sinyar. "Tiene una historia", nos dijo.
Y su historia comenzaba en algún lugar de Orlando, en la Florida, y hablaba de naciones indias devastadas por los traumas de la brutal colonización anglosajona de sus tierras y de un nombre elegido diferente al que le puso el Tío Sam —Khasam Swiftbird—, que en la lengua lakota significa "mujer de fuerte corazón".
John Wayne no los mató a todos. Y miles de nativos norteamericanos se han reunido estas semanas para organizar rituales contra la pandemia, mientras el cineasta italoamericano Martin Scorsese trabaja en una nueva película sobre los crímenes cometidos contra los miembros de la nación Osage de Oklahoma durante la década de los veinte. Ya se ha confirmado alguna muerte entre los Osage. Pero la auténtica pandemia de estas tribus, la más enquistada en los bubones de su historia reciente, tiene que ver con el alcohol, la metanfetámina, los suicidios y la raigambre de la miseria.
"Una vez le pregunté a mi abuela, Eleanor Grace Crane, si le hubiera gustado hacer alguna otra cosa en la vida y me dijo que hubiera deseado casarse con un guerrero lakota, en lugar de con mi abuelo, un marine". Vandee no es lakota (sioux) de nacimiento, pero fue adoptada ritualmente por los descendientes de la tribu que derrotaron a Custer. Hace solo una semana falleció a los 102 años Medicina Crow, el último aborigen vivo que escuchó de viva voce un relato de uno de esos pieles rojas que tomaron parte en la batalla de Little Big Horn (1876).
Los lakota son un pueblo de la tribu sioux que originalmente habitaba en las márgenes del río Misuri. El empuje de los europeos los obligó a abandonar sus formas semisedentarias de vida y los forzó a tornarse nómadas y a ocupar de forma sucesiva los territorios situados en los estados de Minnesota, Dakota del Norte y del Sur, Nebraska y Wyoming. El exterminio de los bisontes, el alcohol, las enfermedades y el Séptimo de Caballería hicieron el resto. Sioux era Toro Sentado y sioux era también el jefe indio que derrotó y mató al general Custer y a 210 de sus hombres en la batalla de Little Big Horn. Jamás rindieron su libertad sin plantarle cara al enemigo.
A los lakotas no les perdonaron nunca que derrotaran a Custer. Niños, viejos, mujeres inermes... Todos fueron pasados por las armas. Los concentraron mediante ardides y engaños en lo que hoy es la reserva de Pine Ridge y los fundieron, literalmente, con cuatro cañones Hotchkiss. Quedaron tan desfigurados por las balas que en las viejas fotos sepia de las partidas de enterramiento apenas se distinguirían sus cadáveres, de no ser por las prendas de bisonte con las que todavía se vestían a finales del siglo XIX.
Por parte de madre, Vandee pertenece a la nación Osage, la tribu de los Llanos del Sur, los hijos de las Aguas Medias. Por parte de padre, es una cherokee o tsalagiyehli. "Hay trazas irlandesas en la sangre de mi madre, que tiene el pelo rojo y los ojos verdes, y sospecho que hay algo de vasco en mi padre —David Alan DeBord—, con cuya familia no tuve jamás ninguna conexión porque no me reclamaron nunca", nos contará en una de esas conversaciones, densas como un engrudo de correosa brea, que se prolongarán durante días.
"No sentí que le hubiera perdonado hasta que mi madre falleció, en enero de 2009. Gracias a una búsqueda en Internet descubrí que murió de un ataque al corazón cuando yo tenía 15 años". Nunca se sintió feliz en Orlando. Especialmente, porque creció en una familia alcohólica y disfuncional. Ahora vive con su pareja en el norte de Nuevo México, cerca del antiguo territorio indio de Pecos Pueblo, que hoy es solo ruinas.
"La generación de mi madre, Susan Garnett Timmerman (fallecida en 2013) creció con traumas soterrados, que en su caso comenzaron a expresarse cuando yo tenía 5 años. Entonces, comenzó a beber y a tomar drogas de un modo mucho más heavy, y a exponerme a situaciones a las que jamás debería haber sido expuesta. Así que, esencialmente, fui vendida cuando tenía 13 años. Mi madre se relacionaba con unos amigos de la familia en quienes me dijeron que debía confiar, y entre ellos, John Howlett, un agente de narcóticos de la Drug Enforcement Agency. A menudo, yo pasaba el tiempo en mi casa completamente hambrienta y buscando a alguien que me cuidara, y él encontró el modo de utilizar mi corazón en mi contra".
Son crímenes igualmente pandémicos contra las mujeres indígenas que a menudo se diluyen en la ciénaga del supremacismo blanco. Vandee Crane logró zafarse del tráfico sexual cuando tenía 15 años, pero encadenó después una serie de malas decisiones y se convirtió en una prostituta adolescente, en alcohólica y drogadicta. Pasó a formar parte del sistema de los correccionales, y devino una sintecho, lo que le arrojó a la espiral de los pensamientos suicidas.
"Fui una suicida crónica durante 13 años de mi vida. Perdí la cuenta de cuántas veces intenté quitarme la vida. Principalmente, me doblegaban la desesperanza, la ausencia de recursos, la falta de comprensión y la sensación de que todo estaba en mi contra y que no había nadie en mi vida que fuera para mí. Finalmente, encontré en mí algo de esperanza cuando una médico no nativa acudió a un juzgado para defenderme e impidió que fuera a prisión durante cinco años, cuando tenía 17. Yo estaba siendo juzgada por varios delitos, algunos graves y otros menores, relacionados con el tráfico de drogas. Fui utilizada a menudo como mula. Y en lugar de ayudarme, la policía me humilló y me criminalizó".
"Mi trauma, definitivamente, tiene su origen en mi condición de nativa. El abuso sexual que mi abuela sufrió en el internado de Saint Louis y que probablemente, también sufrió mi bisabuela materna, se ha ido transmitiendo a través de la familia. Fui intimidada también por la escuela católica Saint Andrew de Orlando, Florida, a la que asistí, que era la misma en la que estudiaron mi madre y mi tío. Era blanco del ridículo debido a mi apariencia y a la apariencia de mi abuela. Por el hecho de que fueran mis abuelos quienes me criaban, y de que careciera de un padre, mi familia no encajaba en el paradigma de la familia nuclear católica o protestante anglosajona blanca".
Vandee no despertó espiritualmente hasta que sufrió unas graves lesiones cerebrales, en 2008, tras un accidente de motocicleta en el que el alcohol y los medicamentos recetados jugaron un papel importante. "Continué bebiendo pese a que había sufrido una lesión cerebral. Mi relación con un maltratador aún se volvió más loca porque ambos sufrimos lesiones traumáticas. Tuve dos lesiones cerebrales más en solo una hora a causa de un episodio de violencia doméstica acaecido después del accidente. También intenté suicidarme tres veces esa noche así que terminé en el hospital de Nuevo México. Esa fue la última vez que bebí, el 23 de noviembre de 2008. Fui invitada a mi primera Ceremonia de Sweat Lodge (un inipi) en enero de 2009". Durante esos días, falleció su abuela Eleanor Grace Crane.
"Me reconcilié con los genes que se me habían legado a través de mi madre"
Mujer de Fuerte Corazón logró hallarse a sí misma en las montañas de Nuevo México en un momento en el que no sabía a dónde ir o en quién confiar porque no tenía a nadie. Decidió volver a ese momento anterior a que todo en su vida fuera un desastre. "Busqué dentro de mi memoria aquellas cosas que mi abuela me había dicho acerca de nuestra cultura y sus enseñanzas; me reconcilié con los genes que se me habían legado a través de mi madre. Cuando era niña, me llevaron a nuestros territorios ancestrales, a Pine Ridge, la reserva lakota, y fue mi abuela la que de algún modo me alentó a reconectar con mis raíces y a tener un corazón para la gente".
Nunca se había sentido como en casa en este mundo hasta que regresó a sus tierras ancestrales y a la reserva de Standing Rock. Durante la mayor parte de su vida, esta mujer india había tenido visiones de tipis junto a Wind Rivers y Standing Rock que le ayudaron a conectarse con sus antepasados. Durante aquel tiempo de sanación, acampó a lo largo del río Missouri; en el campamento principal de Oceti Sakowin; en el de los caballos heridos de Caballo Loco; en los campamentos del Protector del Agua, y a lo largo del río Grande.
En 2011, se licenció en Sociología. Y un año después, comenzó un proyecto para apoyar a empresas e individuos, y a defender las culturas que ponen en valor el matriarcado y respetan la Tierra. Ayuda a las mujeres a apoyar a sus familias y a superar los traumas. Ahora acaba de escribir un libro, que son sus memorias.
"Durante los últimos años, he investigado en el sitio web de Ancestry y he podido averiguar que algún antepasado de mi padre perteneciente a alguna tribu desaparecida que luchó del lado de los franceses y fue trasladado como esclavo a Inglaterra, desde donde regresó en barco a los Estados Unidos. Mi abuela materna pasó la Primera Guerra Mundial en Oklahoma, trabajando en fábricas, después de que su padre —mi bisabuelo— muriera como consecuencia de las dolencias internas causadas por el gas mostaza. Siempre pensé que muchos de mis traumas infantiles están relacionados con los abusos que mi abuela sufrió en una Boarding School (internado para nativos)".
"El genocidio fue diseñado para que las personas se destruyeran finalmente a sí mismas, y eso está sucediendo"
"Por el lado de mi madre, nadie tuvo contacto con la reserva hasta que nació mi abuela, en 1920, que fue también el año del inicio del reinado del terror en nuestra tribu, los Osage, una historia contada en la novela Los asesinos de la luna florida que ahora Martin Scorsese está llevando al cine. Los blancos asesinaron y envenenaron a familias enteras para despojarles de sus derechos de explotación del petróleo, tras el descubrimiento de oro negro en las tierras nativas. Hay una larga historia de conexiones entre las compañías petrolíferas y el asesinato y explotación de mujeres indias".
Tampoco los viejos problemas de Pavandeep con el alcohol son ajenos a los del resto de nativos. Hoy en día, el trago está devastando las naciones indias. "Cuando mezclamos alcohol con nuestras generaciones de traumas es una receta para el desastre. O en el mejor de los casos, nos adormece y desconecta de nuestra propia gente y nuestra propia espiritualidad o, a menudo, crea una depresión devastadora que conduce al suicidio".
Cuando el gobierno de los Estados Unidos comenzó a crear campos de prisioneros de guerra para doblegar a las tribus más irreductibles, las raciones de reservas comenzaron a ser entregadas al jefe de cada familia, que el gobierno americano consideraba siempre un hombre, aunque tradicionalmente la mayoría de sus culturas eran matriarcales. Claro que eso a los anglosajones les parecía tonto e incivilizado. Antes de entregar esas mantas y esas raciones de comida, los soldados obligaban al hombre de la casa a beberse una botella de güisqui en frente de ellos, antes de salir del fuerte.
"El abuso y la humillación que sufrieron los hombres gotearon y envenenaron a nuestros pueblos. Creo que la epidemia de metanfetamina que sufren ahora las reservas es similar a la de crack experimentada en los barrios negros a principios de los años 80. Los Panteras Negras estaban haciendo cosas muy buenas para sus comunidades, como la creación del WIC, un programa que brinda alimentos saludables a las madres embarazadas y lactantes. A medida que las comunidades negras nos unimos para apoyarnos, la droga golpeó de repente las ciudades del centro del país, y a los pocos meses de la introducción del crack en estas comunidades, los Panteras Negras se disolvieron y sus programas fueron asumidos por el gobierno de los Estados Unidos. Creo que fue una operación de la CIA y también creo que la epidemia de metanfetamina y la presencia de cárteles de la droga en las reservas también está relacionada con la CIA y con sus esfuerzos sostenidos para destruir el renacimiento de nuestras culturas y nuestros líderes espirituales".
"La sociedad dominante todavía intenta borrar a los nativos alimentando guerras raciales dentro de los Estados Unidos"
"La sociedad dominante todavía intenta borrar a los nativos alimentando guerras raciales dentro de los Estados Unidos. El movimiento sigue siendo trabado e intoxicado por infiltrados que seguramente pagó el gobierno de los Estados Unidos para mantenernos divididos como pueblos oprimidos. Los grupos nativos en América del Norte están comenzando a reconocer a nuestros parientes del sur como parientes indígenas, que también fueron víctimas de la colonización. Estamos reconociendo la conexión entre las guerras contra nuestras mujeres en todos los territorios indígenas. Y lo que está en el centro del problema es la destrucción de la matriarca, la destrucción de nuestra Madre Tierra".
La asimilación ha sido también otro de sus principales enemigos. Sus familias se han dividido por la ley de reubicación y muchos impuestos a la tierra. "Siempre tenemos que recordarles a nuestros familiares que fue su propia gente quién mató y mutiló los cuerpos de Caballo Loco y Toro Sentado a cambio de la seguridad que los colonizadores les ofrecieron. Incluso hoy, si hablas con Patrick, este puede contarte que un distrito o incluso una sola familia en un distrito de su tribu recibió un soborno de 50,000 dólares para que un tramo clave de un gasoducto atraviese todo el territorio de la reserva. Cincuenta mil dólares apenas compran un camión nuevo. Este es el mayor problema entre nuestra gente. Dividir y conquistar siempre ha sido un método del colonizador para oprimir a los oprimidos".
"Déjame que te diga algo: en las reservas es más común asistir a funerales que a bodas y graduaciones. Cuando llevas 300 años de genocidio en la sangre y lloras constantemente la pérdida del idioma, la tierra, la cultura e incluso naciones completas de millones de personas es difícil no sentirse deprimido y sin esperanza. Durkheim llamaba 'anomia' al sentimiento que todo ello provoca, la ausencia de valores. Las reservas son mucho peores de lo que puedas imaginar. Las tasas de desempleo son devastadoras. Cuando las personas han sido oprimidas durante el tiempo suficiente, adoptan los valores del opresor y pierden contacto con los suyos. El genocidio fue diseñado para que las personas se destruyeran finalmente a sí mismas, y eso está sucediendo. Los consejos tribales contemporáneos fueron diseñados para proyectar la mentalidad de los grupos dominantes en los Estados Unidos y para trabajar junto al Gobierno de la misma manera corrupta".
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