Una cumbre vaticana poco concluyente cuestiona el impulso del Papa
El pontífice ha invertido cuatro años en la preparación del Sínodo de Obispos, que no ha producido ninguna acción concreta en temas como la ampliación del papel de la mujer en la Iglesia.
Joshua McElwee (Reuters)
Ciudad Del Vaticano-
Tras una cumbre vaticana sobre el futuro de la Iglesia católica que terminó sin ninguna reforma importante, el Papa Francisco se enfrenta a preguntas sobre si sus 11 años de papado se están agotando.
El pontífice, que cumplirá 88 años en diciembre y ha sufrido episodios de mala salud, invirtió cuatro años en la preparación del Sínodo de Obispos, que no produjo ninguna acción concreta en temas como la ampliación del papel de la mujer en la Iglesia.
"Es difícil ver grandes innovaciones en un papado que tiene más de 11 años", dijo el reverendo Thomas Reese, sacerdote jesuita y comentarista. "Parte de lo que estamos viendo es que la novedad del Papa Francisco está desapareciendo".
En la cumbre que terminó el sábado participaron cardenales, obispos y laicos de más de 110 países, y entre los 368 miembros con derecho a voto había casi 60 mujeres.
El texto final pedía que se concedieran a las mujeres más funciones de liderazgo en la Iglesia, pero se quedaba corto a la hora de pedir su ordenación como clérigos.
"Los jóvenes se dan cuenta de que en los círculos más íntimos de la Iglesia hay una asombrosa reticencia al cambio"
Según Natalia Imperatori-Lee, profesora de religión en la Universidad de Manhattan, muchos católicos están "decepcionados e incluso desconsolados". "Los jóvenes se están dando cuenta de que en los círculos más íntimos de la Iglesia hay una reticencia al cambio... que es asombrosa", dijo.
El documento final del Sínodo de los Obispos, de 52 páginas, no menciona a la comunidad LGBTQ, pero hace una referencia velada a las personas de la Iglesia que "experimentan el dolor de sentirse excluidas o juzgadas a causa de su situación matrimonial, identidad o sexualidad".
Marianne Duddy-Burke, directora ejecutiva de DignityUSA, un grupo que apoya a los católicos LGBTQ, dijo que el texto era "insuficiente para abordar el daño pastoral y doctrinal que la Iglesia está haciendo a las personas LGBTQ+ y a nuestras familias".
El Papa ralentiza el ritmo
Francisco ha tratado de abrir la Iglesia católica a conversaciones incómodas y de comprometerse con un público lo más amplio posible.
Ha padecido gripe y problemas relacionados en varias ocasiones desde principios de 2023, y se vio obligado a cancelar un viaje previsto a la reunión sobre el clima COP28 en Dubai.
Su edad y su ocasional mala salud han llevado a algunos observadores de la Iglesia a reavivar las especulaciones sobre su posible dimisión. Francisco ha dicho que no tiene planes en ese sentido. En marzo, calificó esa posibilidad de "hipótesis lejana".
Francisco no tiene programadas otras cumbres importantes ni viajes al extranjero este año, y su agenda para 2025 estará repleta de actos y reuniones con motivo del Año Santo Católico durante el cual se espera que 32 millones de peregrinos converjan en Roma.
Algunos participantes en el Sínodo defendieron la asamblea, diciendo que su trabajo continuaría a través de 10 grupos de estudio a los que Francisco ha pedido que sigan reflexionando sobre algunas de las cuestiones más controvertidas, como el liderazgo de las mujeres y la acogida de los católicos LGBTQ.
Los grupos de estudio presentarán un informe al Papa el próximo mes de junio y podrían recomendar reformas más amplias.
"Los temas candentes se han trasladado a grupos de estudio que no terminan hoy", dijo Anna Rowlands, profesora y teóloga política de la Universidad inglesa de Durham, que participó en el sínodo como experta sin derecho a voto. La cuestión central, dijo, es: "¿Podrán presentar planes de renovación bien pensados el año que viene?".
El proceso sinodal de cuatro años, convocado por primera vez por Francisco en marzo de 2020, ha sido una iniciativa emblemática de su papado. Ha implicado un sondeo sin precedentes de dos años de las opiniones de los católicos y dos cumbres en Roma, celebradas con un año de diferencia.
Los defensores de un mayor papel de la mujer en la Iglesia esperaban que la asamblea sinodal de 2024 pidiera que las mujeres sirvieran como diáconos, ministros ordenados que, a diferencia de los sacerdotes, no pueden celebrar la misa. En su texto final, el Sínodo afirma que la cuestión "sigue abierta".
"El documento ha reafirmado que hemos escuchado a mujeres de todas las regiones del mundo decir que siguen encontrando obstáculos para vivir su fe cristiana como miembros de pleno derecho de la Iglesia", dijo Catherine Clifford, miembro del sínodo con derecho a voto y parte del comité responsable de la redacción del documento final. "La cuestión no está cerrada, y eso en sí mismo creo que es un estímulo", dijo Clifford, profesora de la Universidad Saint Paul de Ottawa.
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