Este artículo se publicó hace 13 años.
Las crisis ecológicas e internet disparan las protestas en China
Decenas de miles de personas exigen el cierre de una planta química dañada en Dalian
El pánico a una fuga tóxica en una planta química de Dalian (importante puerto del noreste del país), cuyo dique de seguridad se vio dañado por el tifón Muifa la semana pasada desencadenó ayer una nueva protesta antigubernamental multitudinaria.
Cansados de insistir al Gobierno para que cierre la planta, y tras varios días de murmullo creciente, decenas de miles de personas se echaron ayer a la calle y se enfrentaron a la Policía ante lo que consideran una negligencia estatal, como es la construcción de una instalación química en una gran urbe y justo pegada a la costa.
Los residentes teme que haya una fuga tóxica, aunque el Gobierno lo niega
Bien sea porque los chinos están perdiendo el miedo a enfrentarse al poder, o bien porque el Gobierno ha aligerado la censura sobre las protestas sociales (centenares de miles cada año a lo ancho del país), lo cierto es que cada vez hay más manifestaciones masivas en China. No son de carácter político ni atentan a los pilares del régimen, sino que se centran en el abuso de los funcionarios públicos a nivel local o en los problemas para la calidad de vida de los protestantes. Eso no quita que Pekín esté muy preocupado, e irritado, por esta nueva tendencia.
Quejas por la censuraLas quejas por la censura y la desinformación sobre las crisis medioambientales son cada vez más frecuentes. En Dalian, por ejemplo, los ciudadanos no se fían de la llamada a la calma hecha por el Gobierno local, que levantó la liebre días atrás al evacuar a miles de vecinos próximos al recinto. Muchos temen que la planta de Fujia, dedicada a la producción de paraxileno (PX), un químico utilizado para fabricar prendas de poliéster y botellas de plástico que puede llegar a ser mortal, padezca fugas tóxicas.
Previamente, Pekín ha ocultado a la población vertidos de crudo en la costa
La población tiene motivos para alarmarse. Hace un año, un grave vertido de petróleo ocurrido también en Dalian afectó un área de 430 kilómetros cuadrados y puso en peligro la fauna marina de toda la región. O, más recientemente, dos vertidos de crudo en la costa central de China causaron un gran revuelo porque las autoridades no informaron de los mismos, ni siquiera a los pescadores de la zona, hasta un mes después de que ocurrieran.
A medida que sube el nivel de vida en China, también lo hace la preocupación por el bienestar personal. Por eso, la mayoría de los manifestantes de Dalian fueron ciudadanos de clase media, a diferencia de los habituales obreros o inmigrantes rurales explotados.
Internet está siendo el factor clave en este escalada de afrentas al poder. La protesta de Dalian se convocó a través de las redes sociales Weibo (equivalente a Twitter) y Renren (Facebook). Ambas se han convertido en plataformas para organizarse y en una alternativa a la información oficial. Por mucho que los funcionarios eliminen palabras y censuren temas, no dan abasto ante el empuje de millones de internautas.
La manifestación se convocó a través de las redes sociales Weibo y Renren
"¡Fuera PX!" o "Queremos acción" fueron los principales lemas de la marcha. El jefe del Partido Comunista, Tang Jun, prometió a las masas que cerraría la fábrica. Si lo cumple, los manifestantes habrán ganado la batalla al Gobierno, un buen acicate para nuevas protestas.
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