Este artículo se publicó hace 3 años.
Crece la violencia de los colonos judíos contra los palestinos ante la pasividad general
Aunque los datos provisionales disponibles para 2022 son reveladores en comparación a los del año pasado, el primer ministro Naftalí Bennett ha desautorizado a dos miembros de su gobierno que denuncian la violencia de los colonos.
Eugenio García Gascón
La violencia de los colonos que viven en los asentamientos judíos de la Cisjordania ocupada ha experimentado un fuerte impulso en las últimas semanas, según han indicado distintas organizaciones no gubernamentales que vigilan este fenómeno que periódicamente sufre fuertes sacudidas ante la mirada comprensiva del gobierno israelí y de Occidente.
La policía israelí ha dicho que según los datos oficiales en su poder, el número de agresiones de los colonos contra la población palestina no ha crecido recientemente, negando las informaciones en sentido contrario que señalan las ONG y los medios árabes.
Se han computado 397 "incidentes violentos" de los colonos contra los palestinos
El veterano periodista Amnon Abramovich, del Canal 12, ha explicado que los datos de la policía israelí podrían ser correctos puesto que todo el mundo sabe que los palestinos no se fían de la policía y no suelen denunciar las agresiones. De hecho, que un palestino denuncie ante la policía israelí puede conllevar repercusiones negativas para quien lo hace.
Según el cómputo que elabora el Shin Bet, los servicios secretos para Israel y los territorios ocupados, durante 2020 se registraron 272 "incidentes violentos" de los colonos contra los palestinos, mientras que este año, hasta mediados de diciembre, se habían computado 397. Los palestinos dudan de estos datos y creen que no se cuentan todos los incidentes violentos. En cualquier caso, las cifras revelan un notable incremento respecto al año pasado.
Las ONG denuncian que los ataques de los colonos se investigan muy pocas veces y que los pocos que se investigan acostumbran a cerrarse sin ninguna consecuencia. La policía simplemente se limita a hacer el paripé sin que prácticamente nunca tenga repercusiones para los colonos, lo que alienta a otros colonos a participar en los ataques a sabiendas de que no les ocurrirá nada.
Una parte de esta violencia se graba y se difunde por las televisiones y sobre todo en las redes sociales. Esta circunstancia, cuando adquiere mayor bochorno, como sucede ahora, hace que incluso la administración de Joe Biden se dirija discretamente al gobierno de Nafatalí Bennett para contenga a los colonos, lo que a su vez causa algunas reacciones oficiales.
Hay infinidad de videos que muestran a soldados presentes cuando los colonos queman campos de cultivo palestinos o talan sus árboles frutales, pero los soldados se limitan a observar sin mover un dedo puesto que tienen orden de no hacerlo. Lo mismo pasa cuando los colonos armados establecen controles en los accesos a las aldeas palestinas.
El ministro de Exteriores ha declarado que la violencia extremista contra los palestinos es "una mancha" sobre Israel
El ministro de Exteriores, Yair Lapid, declaró a principios de mes a un medio estadounidense que la violencia extremista que cometen "gamberros" contra los palestinos es "una mancha" sobre Israel. "Cualquiera que ataque a gente inocente es un gamberro y un delincuente y se le tratará como tal", dijo Lapid a la revista The Atlantic, aunque es obvio que ningún colono, ni ningún israelí en general, se cree esa amenaza.
"Va a haber tolerancia cero en este asunto. He tenido una larga conversación con nuestro ministro de Defensa (Benny Gantz), quien va a crear una fuerza propia para asegurarnos de que esto se va a parar", insistió Lapid en la entrevista dirigida para el consumo específico de la opinión pública americana.
El propio ministro de Defensa, quizás empujado por la administración Biden, mantuvo en noviembre un encuentro con altos mandos del ejército a los que pidió que intervengan. Sin embargo, estas maniobras son fatuas puesto que el ejército desplegado en los territorios ocupados no puede tocar a ningún colono puesto que por ley solo la policía, y no los soldados, puede intervenir cuando los colonos cometen desmanes.
Las declaraciones de Lapid llegaron poco después de que el ministro para la Seguridad Pública, el laborista Omer Barlev, se expresara en términos similares, lo que le costó un aluvión de críticas no solo de la oposición y de los colonos sino también desde dentro de la propia coalición de gobierno, un ejecutivo abigarrado pero dominado por la extrema derecha nacionalista.
Desde el ojo del huracán, Barlev acusó a sus críticos de tener dificultades "cuando se miran en el espejo" y advirtió que la violencia de los colonos se está convirtiendo en un tema que ha transcendido al escenario internacional, algo que es lo último que interesa a Israel.
El primer ministro considera que los colonos "constituyen el baluarte defensivo de Israel"
El primer ministro Bennett, que en el pasado trabajó para los colonos, ha saltado a la arena para criticar a Barlev y Lapid: "Los colonos de Judea y Samaria (Cisjordania) han sufrido la violencia y el terrorismo diariamente durante décadas, y constituyen el baluarte defensivo de todos nosotros, por lo que hemos de darles fuerza y ayudarles con palabras y obras".
Con cientos de miles de colonos en los asentamientos de Cisjordania, el jefe de gobierno Bennett es consciente de que no puede actuar contra ellos puesto que sería un suicidio político. Además, Bennett ha tenido su principal caladero de votos entre los colonos, de manera que no solo sabe que su supervivencia depende de ellos sino que se identifica con ellos.
Las críticas a los colonos no son nuevas. En una ocasión el anterior presidente Reuven Rivlin, que realizó su carrera política en el Likud, denunció que "hay miembros de mi pueblo que han elegido el terrorismo y han perdido su humanidad". Pero este tipo de críticas tan explícitas son cada vez más raras conforme los colonos se sienten más fuertes.
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