Este artículo se publicó hace 9 años.
La COP21 rebaja la ambición contra el cambio climático a pocas horas del pacto final
El último borrador de la cumbre de París publicado este miércoles deja fuera algunas de las metas más reivindicadas. Las negociaciones se intensifican esta noche para lograr un acuerdo definitivo antes del viernes.
-Actualizado a
PARÍS. -El texto final que debe definir un acuerdo mundial contra el calentamiento global se va perfilando y por el camino se van quedando algunas de las metas más ambiciosas. El director de la COP21, Laurent Fabius, ha presentado esta tarde, ante una gran expectación, el último borrador del documento que esta noche deberá ser perfilado y discutido para tener listo un texto definitivo mañana, o a más tardar el viernes, último día de la cumbre.
El nuevo texto es un borrador más limpio que los anteriores, en el que se han eliminado el 75% de los corchetes (donde aparecían los términos o cuestiones aún sin concretar) pero en el que siguen abiertas múltiples opciones. Los puntos más calientes de la negociación siguen sin definirse, no obstante, el documento sí ha descartado ya algunos objetivos concretos de mayor peso.
De hecho, ha sido eliminado hasta un capítulo entero, el 17, que contemplaba las posibles opciones en cuanto a la vinculación jurídica del texto, aunque la ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, ha asegurado que “no hay aún nada cerrado” y que podría volver a incluirse. La vinculación legal del acuerdo era un tema delicado en la negociación porque EEUU se opone tanjantemente.
Otro de los puntos desterrados del acuerdo, que había sido reivindicado por el grupo de países más vulnerables al cambio climático, es el que contemplaba el objetivo de reducir el 100% de las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2050. Esta opción ya no aparece en el nuevo texto. En su lugar, se habla de una reducción de entre el 40% y el 70% o entre el 70% y el 95% para mediados de siglo. Pero estos porcentajes también entrañan una pequeña trampa, porque el año que servirá de referencia para la reducción de emisiones globales no será 1990, como en el protocolo de Kioto, sino 2010, cuando las emisiones eran mucho más altas y por lo tanto no supone tanto esfuerzo reudcirlas.
En anteriores textos, además, se hablaba de llegar a un escenario de cero emisiones como muy tarde en 2080. Esta cuestión es más laxa ahora, cuando se habla de lograr ese objetivo “hacia el final de siglo”, dejando la puerta abierta a prolongarlo 20 años más.
Además, cobra peso la idea de no incluir el término 'descarbonización', que supone dejar de consumir combustibles fósiles y del que no quieren ni oír hablar los principales países productores de gas, petróleo y carbón. En su lugar, se tiende a sustituirlo por el de 'neutralidad climática' o 'reducción de emisiones netas', que en realidad permitiría seguir quemando combustibles fósiles a cambio de compensar las emisiones producidas con métodos como la reforestación o a través de tecnologías de captura de CO2, entre otras.
Se queda fuera también toda posiblidad de revisar el grado de efectividad del acuerdo antes de 2020. Como los compromisos presentados por los diferentes países no son suficientes para que la temperatura del planeta no suba por encima de los 2 grados antes de final de siglo, muchas organizaciones y países vulnerables habían pedido que pudieran revisarse esos compromisos dentro de 2 o 3 años para adaptarlos a las necesidades climáticas, El texto publicado esta tarde fija sin embargo que el primer seguimiento del acuerdo que salga de París no tendrá lugar hasta 2024.
En cuestiones como la financiación o la diferenciación (qué países son más responsables del cambio climático y tienen más capacidad para ayudar a mitigarlo) la cosa sigue sin avances significativos. China o India, que en la actualidad son grandes contaminantes, se niegan a aceptar condiciones igual de duras que las que se impongan para países más desarrollados. En este sentido, está aún todo por definir.
A las 20:00 horas de esta tarde da comienzo el plenario que deberá concluir con un texto definitivo. Restan pocas horas y las asperezas son aún duras de limar.
“Todas las señales que estamos recibiendo van por el mal camino. Esta noche vamos a ver realmente las cartas que juega cada parte”, dice a este periódico uno de los observadores en la negociación.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.