Este artículo se publicó hace 3 años.
Chile elige este domingo a los redactores de la primera constitución escrita en democracia
Más de 1.300 candidaturas se presentan a las elecciones constituyentes, con protagonismo de mujeres y pueblos originarios.
Meritxell Freixas
Santiago De Chile--Actualizado a
Han pasado siete meses desde que los chilenos y chilenas votaron a favor de cambiar la Constitución de 1980 en un plebiscito histórico que abrió la posibilidad real de dejar atrás la herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Este fin de semana, el país da un nuevo paso más en este camino con la celebración de las elecciones para elegir a los 155 miembros de la asamblea –llamada Convención Constitucional– que escribirá la nueva carta magna, la primera del retorno a la democracia chilena.
Se trata de un proceso electoral inédito y que se considera un hito en la historia del país. No solo porque por primera vez el pueblo elige quienes redactarán el nuevo marco normativo, sino también porque la Convención será paritaria, es decir, estará formada por el mismo número de hombres que de mujeres. Además, tiene 17 escaños reservados para los representantes de pueblos originarios que habitan en el país.
En total, más de 1.300 candidatos y candidatas concurren para ser futuros "constituyentes". Entre ellos hay perfiles muy diversos, desde académicos hasta activistas, médicos, personas del mundo de la cultura, profesores, abogados o deportistas. Casi la mitad de ellos, más de 700, son ciudadanos y ciudadanas independientes de los partidos y sin militancia política que representan la desafección de buena parte de la sociedad hacia la política institucional.
Más de 700 candidatos son ciudadanos independientes de los partidos políticos
Las elecciones de los asambleístas coinciden con otros tres comicios más: este fin de semana se escogen también alcaldes, concejales y gobernadores regionales. En total, casi 16.000 candidatos se presentan a los distintos cargos en juego. Una enorme variedad que coloca a esta megaelección en la mayor de la historia del país en número de postulantes, pero –a la vez– dificulta al electorado la tarea por la gran cantidad de opciones por elegir.
La participación electoral, clave
Una de las incógnitas del fin de semana es la participación electoral. Con la aprobación del voto voluntario, en 2012, los índices de este indicador cayeron en picado. En los últimos años, el porcentaje de voto de las elecciones presidenciales, las que suelen congregar más electores, no llega al 50% del padrón electoral. Solo en el plebiscito de octubre pasado se alcanzó el 51%. La pandemia, que obligó a posponer la convocatoria electoral un mes (inicialmente tenía que ser el 14 de abril) y ha marcado el desarrollo de toda la campaña, ha aumentado la desconfianza sobre la posibilidad de mantener ese porcentaje. "La duda para conservar el estándar del plebiscito es la población joven: si mantienen el interés, habremos conservado o incluso levantado el nivel de participación", comenta Clarisa Hardy, presidenta del Instituto Igualdad, centro de pensamiento del Partido Socialista, y exministra de Planificación del primer gobierno de Michelle Bachelet.
Chile llega a estas elecciones con gran parte del país en confinamiento permanente o de fin de semana. La segunda ola golpeó con fuerza a partir de marzo y el Gobierno enduerció las restricciones. La situación sanitaria está hoy peor que en octubre, con más de 5.000 nuevos contagios diarios y un 8,9% de positividad, ambos indicadores promedio de la esta semana. "Hoy el grueso de la población de personas mayores está vacunado y eso pudiera hacer que disminuya el temor al contagio y acudan a las urnas", añade Hardy.
El otro gran interrogante electoral tiene que ver con la conformación final de los bloques ideológicos. La Convención Constitucional tomará sus decisiones por una mayoría de dos tercios (105 escaños). Al margen de los independientes, los candidatos de derecha se presentan con una lista unitaria; mientras que la centro-izquierda y la izquierda se dividieron. Los primeros agrupan las fuerzas alineadas con la socialdemocracia más tradicional, mientras que el segundo grupo lo integran la coalición Frente Amplio, nacido al alero del movimiento estudiantil, y el Partido Comunista. Si uno de los tres bloques supera el tercio, las aritméticas se podrían complicar para a la hora de tomar definiciones en asamblea.
Un ejemplo en la región
Hardy: "El sistema político chileno generó un camino y un proceso que en el resto de América Latina no existe"
En el momento convulso que atraviesa la región latinoamericana, con el estallido social colombiano y otros focos de conflicto político y social latentes en otros países como Perú, que celebrará una polémica segunda vuelta presidencial en menos de un mes, son varios los vecinos que observan con atención el proceso constituyente chileno. Más allá de las diferencias y particularidades de cada lugar, académicos y expertos consideran que el acuerdo por un nuevo pacto social entre partidos del Gobierno y la oposición podría ser un ejemplo esperanzador para la región. "El sistema político chileno, a pesar de estar tan desprestigiado, fue capaz de generar un camino y un proceso que en el resto de América Latina no existe", considera la exministra. "Hubo racionalidad política, una capacidad de haber conducido y canalizado la crisis que teníamos a través de este mecanismo", añade.
Para el periodista colombiano David Arboleda, que hace 6 años que vive en Chile, "este proceso constituyente responde a una de las demandas más urgentes que reclamaba el país, y ahora depende de la decisión del pueblo". El comunicador se ha implicado a fondo en la campaña de dos candidaturas que representan a la población migrante en Chile y que quieren introducir el derecho a migrar en el nuevo texto. Si bien opina que la Constitución colombiana del 91 "es garante de derechos, y promueve una democracia participativa y pluralista" –a diferencia de Chile "que necesitaba una nueva Carta Magna desde hace décadas", según dice– recalca que los estallidos de ambos países permitieron "darnos cuenta de que hay más consciencia social y política de la población". A su parecer, "en este momento histórico, eso es importante para que el pueblo también sepa cuál es el camino". La salida constitucional que ya fue recorrida por Colombia, es nueva para Chile, que se estrena en redactar una nueva carta magna a través de una asamblea constituyente. Lo que a partir de junio ocurra en el Palacio de Pereira de Santiago, donde a priori, sesionará la flamante Convención, será seguido con interés por el resto del continente.
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