Este artículo se publicó hace 13 años.
Cae una red de espías de la CIA en Irán y Líbano
Decenas de agentes podrían haber sido ejecutados
Isabel Piquer
Estados Unidos ha tenido que reconocer que decenas de espías de la CIA, infiltrados en redes chiíes en Irán y Líbano, han sido descubiertos y quizás incluso ejecutados en los últimos meses. Lo más sorprendente es que el hallazgo, al parecer, no fue una sorpresa en la sede de la agencia, en Langley (Virginia.)
El líder de Hizbolá, el jeque Hasan Nasralá, se jactó en junio de que había descubierto al menos a dos espías de la CIA infiltrados en las filas del grupo islámico, que Washington considera una organización terrorista. Pese a que la Embajada estadounidense en Beirut negó en su momento la acusación, responsables de la CIA confirmaron en declaraciones a Associated Press, que sacó la noticia que la red de informadores había sido descubierta y que el daño era aún mayor.
"El espionaje es un negocio arriesgado", dijo un portavoz de la agencia a la cadena ABC, al confirmar la pérdida de un número indeterminado de informadores en los últimos seis meses. "Muchos de estos riesgos tienen resultados, otros resultan en algunos fracasos". Parece poco probable, dada la naturaleza de las operaciones, que ninguno fuera estadounidense.
En estos últimos meses, la CIA ha tratado secretamente de proteger al resto de sus espías antes de que Hizbolá los encontrara, aparentemente sin resultados.
Robert Baer, un exresponsable de la agencia que trabajó contra el grupo chií cuando tenía su centro de operaciones en Beirut en los años ochenta, los da por muertos: "Si eran espías de verdad y contra Hizbolá, no creo que vayamos a verlos de nuevo".
Aparentemente, la debacle de las dos redes, la del Líbano y la de Irán, ocurrió en dos momentos distintos. Algunos dentro de la agencia parecen responsabilizar del fracaso a la propia CIA y a unos métodos quizás no del todo eficaces.
La pizzería de los espíasSegún la cadena ABC, los informadores se encontraban con los agentes de la CIA en un restaurante de Pizza Hut de Beirut y la palabra clave para avisar de esos encuentros era, en un gran alarde de imaginación, "pizza". Aunque el sitio podía ser localizado con facilidad, las reuniones no se desplazaron a otro lugar de la capital.
En Irán, fueron los servicios de inteligencia del régimen los que descubrieron las claves de los mensajes cifrados que la CIA enviaba por internet a sus informadores estacionados en el país. La agencia no sabe exactamente cuántos agentes han caído pero podrían ser decenas.
El año pasado, el entonces director de la CIA Leon Panetta dijo que el organismo debía poner más énfasis en el contraespionaje.
La debacle del Líbano es el último de una serie de reveses que han demostrado hasta qué punto es difícil para los servicios de inteligencia occidentales infiltrarse con éxito en las redes islamistas. El ejemplo más reciente fue el atacante suicida de un trabajador local que se hizo pasar por informador y mató a siete empleados de la CIA e hirió a otros seis en Afganistán, en diciembre de 2009.
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