Este artículo se publicó hace 5 años.
Cachorro Reino UnidoLa muerte de un cachorro abre el debate sobre los fuegos artificiales en Reino Unido
Un informe recomienda que se reduzca el número de decibelios permitido para ajustarlo al oído de los animales y una cadena de supermercados ya ha dejado de comercializarlos.
Cristina Casero
Londres-
Molly tenía 18 meses. Era negra, de raza terrier y murió el pasado sábado tras sufrir un ataque al corazón. Su dueña, la británica Susan Paterson, denuncia que la muerte del cachorro “se debió a la enorme cantidad de fuegos artificiales con fuertes explosiones” que se produjeron aquella noche en la zona donde reside, en South Yorkshire. Horas después, la víctima fue Archie, un conejo de sólo un año de edad. Donna Pilgrim estaba con él cuando los fuegos comenzaron a estallar y cuenta que Archie “soltó un chillido y no dejó de temblar”. Ella misma grabó la reacción del animal y subió el vídeo a internet.
The British Veterinary Association confirma que, al igual que los animales domésticos, también “los animales salvajes, los caballos, el ganado y los animales de los zoos muestran respuestas de estrés, miedo o incluso fobia” ante los fuegos artificiales.
Molly y Archie murieron durante los días previos al 5 de noviembre, una fecha marcada en rojo por en el calendario de la pirotecnia en Reino Unido. Es la Noche de la Hoguera o Noche de Guy Fawkes, quien, convertido ahora en un símbolo antisistema, en 1605 lideró una conspiración para volar por los aires el Parlamento británico con el rey, el gobierno y sus diputados dentro. Lo que puedo ser una tragedia ahora es motivo de fiesta: es tradición que esa noche los británicos salgan al jardín de casa para hacer hogueras y lanzar sus propios fuegos, aunque muchos no se resisten a hacerlo también durante los días previos y posteriores.
Por eso, en el mensaje con el que Susan denunciaba en Facebook que Molly “murió de miedo”, pedía a todo aquel que lo leyera que firmara una petición popular puesta en marcha en la web del Parlamento británico para prohibir la venta de productos pirotécnicos a particulares. Consideran que es suficiente con los espectáculos que ya se organizan.
La normativa establece que los minoristas tienen permiso para comercializarlos del 15 de octubre al 10 de noviembre, del 26 al 31 de diciembre, en el Año Nuevo chino y los tres días previos a este, y durante la festividad hindú de Diwali.
La petición ha tenido tanto éxito que ya ha superado las 300.000 firmas, lo que obliga al Parlamento británico a tener que pronunciarse sobre el asunto. Otra vez. El año pasado una petición similar ya lo consiguió. Entonces la historia que abrió el debate y conmovió a los británicos fue la de Charlie, un galgo de 10 años que se pasó más de una hora tirado en el suelo temblando. En el vídeo grabado por su dueña, y que entonces se hizo viral, se ve al animal mientas se escuchan las explosiones de los fuegos de fondo.
La respuesta del Gobierno a aquella solicitud llegó precisamente el pasado martes. El Ejecutivo de Boris Johnson no se plantea establecer ninguna regulación porque "la mayoría de las personas que usan fuegos artificiales lo hacen de manera apropiada y tienen una actitud sensata y responsable".
En previsión de que el Ejecutivo “no tenía intención de cambiar la legislación, dejando a quienes firmaron la petición frustrados e ignorados”, el Comité de Peticiones de Westminster, compuesto por un grupo de 11 diputados de distintos partidos, decidió realizar un informe que también ha visto esta semana la luz y entre cuyas conclusiones recomienda al Gobierno que “se revisen los límite máximos de decibelios” en los productos pirotécnicos, dado que los actuales 120 están establecidos atendiendo al rango de audición de los humanos y no al de los animales. Según la organización Dogs Trust, el de los perros es aproximadamente cuatro veces mas sensible.
Semanas antes de que se hiciera publico el resultado del informe, la cadena de supermercados Sainsbury, una de las más populares del país con 2.300 locales en todo Reino Unido, ya anunció que esta temporada no volvería a comercializar material pirotécnico.
Quiénes se oponen a la prohibición
Para elaborar su informe, el Comité de Peticiones de Westminster se entrevistó con distintos productores y comerciantes de fuegos artificiales y estos sostienen que la prohibición implicaría grandes pérdidas económicas y de puestos de trabajo para la industria. Glen Pearson, propietario de la empresa Shockwave Pyrotechnics llegó a afirmar: "Tener un perro es la elección de un estilo de vida y el uso de fuegos artificiales, también. ¿Por qué los dueños de unos van a poder prohibir nada a los otros?”.
También las autoridades fueron consultadas por los diputados y el miedo de la Policía es que impedir su venta pueda hacer que surja un mercado negro de fuegos artificiales potencialmente más peligrosos.
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