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Un tercio de las mujeres en suelo europeo han sufrido violencia física o sexual, por el simple hecho de ser mujeres. O, lo que es lo mismo, 62 millones de personan han sido víctimas del terrorismo machista en el último año en Europa. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado la Comisión Europea en su informe, bajo el paraguas de la estrategia que lanzó en primavera para promover la igualdad de género. Una campaña que coincidió con la expansión del virus del coronavirus en Europa, y las consiguientes medidas de confinamiento, que enviaron directas a brazos de sus agresores a miles de mujeres víctimas de una pandemia que lleva asolando el Viejo Continente desde tiempos inmemoriales: el machismo.
Ana Sofia Fernandes es la vicepresidenta del Lobby Europeo de Mujeres (EWL) y presidenta de la plataforma portuguesa a favor de los Derechos de las Mujeres. Explica a Público que la violenciamachista "es un problema sistémico, fuertemente arraigado en Europa", "con implicaciones de larga duración para la salud física y mental de las mujeres". Fernandes hace hincapié en que "no puede haber paz y seguridad mientras las mujeres teman por su seguridad en sus hogares, sus lugares de trabajo o zonas públicas".
Léa Paccoud, experta en ONU Mujeres, reconoce que antes de que llegara la covid a suelo europeo, "la violencia contra mujeres y niñas ya había alcanzado proporciones pandémicas". A nivel mundial, 243 millones de mujeres y niñas han sufrido abusos por parte de su pareja en el último año, una cifra descorazonadora, teniendo en cuenta que es seis veces la población total en España. Además, menos del 40% de las mujeres víctimas de esta lacra acuden a denunciar.
Las mujeres con discapacidad tienen un 40% más de posibilidades de ser víctimas de violencia machista y el 30% de las mujeres migrantes indocumentadas han sufrido algún tipo de violencia
Cifras que completa la vicepresidenta de EWL: el 43% de las mujeres europeas han sufrido episodios de violencia psicológica por parte de sus parejas y el 95% de los actos de violencia en el seno del hogar se ejercen por parte de un varón hacia una mujer. Además, hay otros parámetros que hacen a las víctimas más vulnerables: las mujeres con discapacidad tienen un 40% más de posibilidades de ser víctimas de violencia machista y el 30% de las mujeres migrantes indocumentadas que han llegado a Europa en el último año han sufrido algún tipo de violencia.
ONU Mujeres denuncia que la crisis de la covid ha intensificado las llamadas a las líneas de ayuda en algunos países, mientras que los informes de violencia en el seno del hogar han disminuido, ante la dificultad de buscar ayuda a través de los canales regulares, que se vieron afectados por las restricciones para frenar los contagios.
La eurododiputada Maria Noichl, coordinadora de S&D en el comité de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género (FEMM), comenta que "en esta pandemia paralela, las llamadas a las líneas telefónicas de ayuda para las víctimas de la violencia contra las mujeres se han quintuplicado y el número de casos de agresión llega hasta un 30% en algunos Estados Miembros", como Francia o Chipre. Por ello, defiende, "el acceso a los fondos de emergencia debe garantizar que cumplen con una perspectiva de género".
Comparte opinión su compañera del comité de FEMM, Soraya Rodríguez Ramos, eurodiputada por Ciudadanos. Lamenta que durante la primera ola, "se intentara salvar a la población del virus, aunque se acabara enviando a muchas mujeres a brazos de sus agresores". Sin embargo, sostiene que hay que aprender de los errores y por ello desde Renew Europe han presentado a la Comisión Europea un protocolo de atención a las víctimas de la violencia machista en situaciones de emergencia, como la pandemia actual.
"Es increíble que (...) sigamos sin datos comunitarios homologados, ni protocolo europeo alineado en materia policial, sanitaria o de derechos sociales para proteger a las mujeres", lamenta Soraya Rodriguez
La diputada liberal insiste en que otra "gran batalla pendiente" es que exista una base de datos fiable para poder analizar el fenómeno con mayor profundidad. "Es increíble que en la era de la digitalización, sigamos sin datos comunitarios homologados, ni protocolo europeo alineado en materia policial, sanitaria o de derechos sociales para proteger a las mujeres", lamenta. Una idea que secunda el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE), que destaca la necesidad crucial de contar con datos completos y comparables a fin de desarrollar políticas efectivas.
Convención de Estambul
A la pregunta de qué país tiene una mejor legislación para proteger a las mujeres de la violencia machista, Ana Sofia Fernandes lo tiene claro: "todos aquellos que ratificaron y comenzaron a implementar el Convenio de Estambul". Esta herramienta, llamada 'Convenio del Consejo de Europa sobre la prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica', surgió en 2011 con el objetivo de "proteger a las mujeres contra todas las formas de violencia, y prevenir, perseguir y eliminar la violencia contra la mujer y la violencia doméstica".
Como curiosidad, Turquía fue el primer país que lo ratificó. La Unión Europea en conjunto firmó el convenio, aunque este acuerdo debe de ratificarse ahora país por país. España lo hizo en 2014 y asumió poner no sólo el foco en la prevención de la violencia y la protección de las víctimas, sino también en la persecución y el castigo a los agresores. Bulgaria y Hungría no lo han hecho todavía y Polonia anunció en verano que revisará su participación, junto a Turquía.
Todas las personas consultadas insisten en la importancia de la Convención de Estambul para proteger a las mujeres de la lacra machista. Fernandes insiste en que "proporciona la orientación adecuada para prevenir la violencia, enjuiciar a los perpetradores y proteger a las víctimas" y recuerda que "ha traído desarrollos positivos a todos los países que lo han ratificado".
Los populares europeos abogan "firmemente porque todos los Estados miembros de la UE ratifiquen el convenio, el primer instrumento internacional jurídicamente vinculante para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres". La eurodiputada de Izquierda Unitaria, Silvia Modig, va un paso más allá al pedir "no solo la ratificación, sino también la aplicación de los requisitos de la convención y que se disponga de recursos necesarios para el trabajo contra la violencia contra la mujer".
Maria Noichl denuncia la actitud de países como Bulgaria, Hungría y Polonia, haciendo especial hincapié en estos dos últimos, países con una cruzada particular desde hace años con todo lo referente a avances en igualdad de género. "Lo que está sucediendo en Budapest y Varsovia es otro ejemplo de violencia contra las mujeres y una reacción violenta contra la igualdad de género, los derechos de la mujer y, por tanto, sobre nuestra democracia europea", subraya.
Silvia Modig comparte opinión con la diputada socialista, y añade que "la nueva legislación sobre el aborto de Polonia es un ejemplo de cómo el país pisotea los derechos humanos y fundamentales de la mujer". Al igual que Rodríguez Ramos, defiende que "los derechos fundamentales son el corazón del Estado de Derecho". Un mecanismo que Hungría y Polonia se niegan a validar y reconocer como criterio para acceder a los fondos creados para sacar del barro a los países más afectados por la pandemia, y que mantienen secuestrados mientras echan un pulso a Europa.
La vicepresidenta de EWL insiste en que la igualdad entre mujeres y hombres está recogida en los artículos 2 y 3 del Tratado de la UE, en el artículo 21 de la Carta de Derechos Fundamentales y en el Tratado de Lisboa, "donde los Estados miembros se comprometieron a combatir todo tipo de violencia, así como prevenir y sancionar estos actos delictivos, apoyar y proteger a las víctimas". Por tanto, entiende que el hecho de que Budapest y Varsovia no quieran ratificar el Convenio de Estambul es un ejemplo más de la "combinación tóxica de patriotismo y patriarcado, tradición y nostalgia, poder y control de las fuerzas tradicionales".
"Los países que no asumen su responsabilidad de garantizar la seguridad y la integridad de todas las mujeres y niñas, con su actitud dicen que quieren construir sociedades donde no se respeten los derechos de las mujeres, donde las féminas sean consideradas inferiores y su integridad corporal no esté protegida", ironiza Ana Sofia Fernandes. "Y esto, no es compatible con la legislación de la UE", remata. Y, ante la imposibilidad de hacer cambiar a algunos países de parecer, algunas voces piden una directiva urgente que aborde la violencia contra la mujer y la perspectiva de género.
La experta de ONU Mujeres pide "financiar los servicios esenciales para atender a las víctimas de la violencia contra la mujer, responder a las necesidades de los supervivientes y estar alerta, especialmente en tiempos de pandemia". "Hay que apostar por nuevas normas sociales y culturales, campañas de movilización y una política de tolerancia cero", concluye Léa Paccoud.
Posicionamiento de la Comisión Europea
Con motivo del Día Internacional de la erradicación de la violencia contra la mujer, Bruselas ha hecho un ejercicio de verificación de algunos de los mitos más repetidos socialmente. Entre ellos, la falsa idea de que la mal llamada violencia doméstica es un asunto privado, en el seno del hogar, y sobre el que nadie debe de intervenir. Según el Ejecutivo comunitario, se trata "un crimen, que va en contra de la ley y no es una cuestión privada". Así, recuerda que guardar silencio entorno a esta lacra es dar alas a que siga produciéndose e insiste en que "todo el mundo tiene el derecho a encontrarse a salvo y libre en su hogar".
También ha pegado un tirón de orejas a aquellos grupos que apelan a la libertad para no comprometerse con leyes claras en materia de igualdad de género. "La violencia no es una parte legítima de ninguna cultura", defiende, para hacer hincapié en que las mujeres "han sido acosadas, violadas, mutiladas y asesinadas, y eso debe de acabar".
La Comisión Europea cofinancia en estos momentos más de 200 programas, con el objetivo de prevenir y combatir la violencia contra la mujer. Entre ellos está Safer Cities (ciudades más seguras), un proyecto centrado en algunas ciudades de España y Bélgica: Madrid, Sevilla, Barcelona, Bruselas, Amberes y Charleroi. La ONG Plan International está detrás de esta plataforma, un mapa interactivo que permite a mujeres jóvenes identificar y compartir sus experiencias en espacios públicos de su ciudad, desde puntos donde se hayan sentido acosadas, a otras donde se hayan sentido cómodas y seguras.
Porque la indefensión existe, dentro y fuera del hogar. La diputada Soraya Rodríguez Ramos explica que "las ideologías no matan, pero aquellas que están basadas en el odio y el sometimiento, como el machismo, son el caldo de cultivo idóneo para que florezcan futuros violadores, torturadores o asesinos". Base también para que se asuma la falacia de que mujeres y hombres no tienen los mismos derechos y aumente la brecha social.
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