Este artículo se publicó hace 13 años.
Tomás Gómez condena la división y pide "respeto democrático" a quien gane el Congreso
Subraya que con él el PSM es un partido "más libre" de las "injerencias" de Ferraz y con un proyecto "netamente de izquierdas"
Tomás Gómez se enfrenta a su quinta reválida en casi cinco años. Y es quizá la definitiva. Porque si no gana este 12º Congreso del Partido Socialista de Madrid (PSM), que empezó el viernes por la tarde, su futuro político quedará en entredicho. Pero si vence al sector crítico, alineado en torno a la candidatura de su rival, Pilar Sánchez Acera, saldrá reforzado y legitimado como portavoz de los disidentes de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Con un pie en la dinámica regional y otro (y no menor) en la federal, comenzó ayer el congreso del PSM. A la constitución del cónclave -se acreditaron 979 delegados de los 993 designados en las 158 agrupaciones locales- siguió la elección de la mesa, presidida por José Quintana, exalcalde de Fuenlabrada (y tomasista). Y tras el discurso de apertura de Rubalcaba, la defensa del informe de gestión del propio Gómez. Más allá de la crítica de rigor al Gobierno de Esperanza Aguirre, el punto de mira se situó en la clave interna, en la forma de gestión del PSM, principal reproche, por cierto, de los críticos y de Sánchez Acera.
Gómez: "Quiero un partido unido, que no unánime"
"Quiero un partido unido, que no unánime, porque un partido unánime es un partido muerto, y eso no lo quiero ni para el PSM, ni para el PSM ni para ningún partido socialista". La frase refrendaba una de las tesis de Gómez defendida durante su campaña: el "debate y la discusión de ideas enriquecen el discurso común", dinamizan el partido, reconoció. "Pero una cosa es el debate y otra la división", reprochó. Es decir, que vale la confrontación de ideas, pero cuando se toma una posición, debe ser esta "la que se lleve a la calle, todos juntos y con la misma voz". De forma que las decisiones deben aceptarse por "respeto democrático", porque lo contrario debilita al partido. "El debate por el debate es estéril y lleva al enfrentamiento permanente. Insistir en la discrepancia sólo perjudica al conjunto de la organización", advirtió. Era su aviso a navegantes: una vez pasado el congreso, que se frenen de una vez las tentativas para derribarle, vino a decir.
Gómez puso el acento en que con él el PSM ha ganado "autonomía" frente a Ferraz, el enemigo al que ha tenido que combatir desde que chistó a José Luis Rodríguez Zapatero y no se plegó a su decisión de elegir a Trinidad Jiménez como candidata a las autonómicas de mayo de 2011. La rebeldía abocó a unas primarias que ganó por la mínima y que fragmentaron el partido. "Somos un partido más libre de antiguas injerencias" y que ha demostrado saber "aportar a la construcción federal", presumió, enfatizando que parte de sus propuestas políticas han acabado formando parte del acervo socialista que salió del 38º Congreso Federal en Sevilla. "Somos un partido con autonomía, un proyecto mayoritario, netamente de izquierdas, reconocido y reconocible", enunció, en medio de una cerrada ovación.
Puso el acento en que con él el PSM ha ganado "autonomía" frente a Ferraz
El secretario general se arrogó otros logros. Primero, superar la "división endémica" y acabar con las familias y los "grupos de poder" que desde siempre habían lastrado a la convulsa Federación Socialista Madrileña. Claro que él mismo fue ungido por Zapatero. Después, con la articulación de un proyecto más nítidamente anclado en la izquierda. Fue a partir de las primarias, de hecho, cuando Gómez repitió a machamartillo su propuesta de creación de banca pública, de un impuesto a las transacciones financieras, de democratización de las estructuras internas... Ideas que hoy ha asumido en parte todo el PSOE.
La culpa de la debacle, de "todos"Pero parte de ese discurso no habría sido posible sin una crítica "leal" a la gestión del Gobierno de Zapatero. El Ejecutivo socialista tenía que haber sido "más contundente con la evasión y el fraude fiscal", laxo con la burbuja inmobiliaria e injusto con las clases más débiles, con las bases del PSOE. "Aparecimos a la vez como poco competentes y carentes de credibilidad. No pusimos en marcha medidas de reparto del coste de la crisis". O sea, que no se veló por la defensa de los más débiles, esos más cercanos teóricamente a los socialistas.
Su discurso concluyó con la crítica a Aguirre y al Gobierno de Mariano Rajoy
Los ciclos electorales de 2011 evidenciaron la auténtica debacle del PSOE... y del PSM. Gómez se esforzó en demostrar que la caída del partido en Madrid se situó en la línea de lo que se dejó el PSOE en el resto de España. El punto de inflexión, el momento en el que el derrumbe ya se hizo insuperable, fue mayo de 2010. "En esta debacle general es difícil no involucrar a alguien, encontrar a quien no se le impute alguna responsabilidad por acción u omisión. De la debacle todos somos responsables", dijo, en un acto de contrición. El resultado, en todo caso, es claro: que "el partido sí ha sido sacrificado", y no sabe muy bien si en pos del "interés general".
El discurso de Gómez concluyó con la crítica a Aguirre y al Gobierno de Mariano Rajoy. Al intento del PP de "paralizar" a la sociedad a través del "miedo" mientras acomete "el cambio de modelo" tras treinta años de democracia y de conquista de derechos. "Llevan apenas tres meses y ya tenemos subida de impuestos, pérdida de derechos laborales, privatización de servicios, bajada de salarios, jueces investigados y condenados por ir contra la corrupción y jóvenes apaleados por protestar". Y, en coincidencia con Rubalcaba, situó el Madrid de Aguirre como el "laboratorio de experimentación de la derecha española". Y ante ese acoso, la izquierda, la respuesta que, fuera de España, están dando François Hollande o Barack Obama. La salida de la crisis "por la izquierda". El hacer "socialismo de nuevo" y no un "nuevo socialismo". Lema que es santo y seña de Gómez en los últimos meses.
Un congreso reñido hasta el finalEste sábado será la votación, y comenzará sobre las 12 de la mañana. Entonces, los 979 delegados del 12º Congreso del PSM tendrán en sus manos elegir entre Tomás Gómez y Pilar Sánchez Acera, marcada con la etiqueta de rubalcabista. Y como en todo congreso, nada está del todo claro. Ayer por la noche, desde la candidatura de Sánchez Acera insistían que ya iban "por delante" del secretario general saliente, y eso que su candidatura se oficializó hace justo dos semanas. En cambio, en el círculo de Gómez insistían en lo contrario, en que él sigue siendo el favorito y en que ganará incluso "con una ventaja mayor que la tuvo Rubalcaba en Sevilla", cuando venció a Carme Chacón por apenas 22 votos.
Tras la intervención de Gómez ante el plenario del cónclave, se sucedió el debate sobre su informe de gestión. 80 delegados pidieron la palabra. Y en paralelo, la recogida de los avales. El portavoz de la candidatura de Sánchez Acera se quejó del escaso tiempo dado para recolectar los apoyos (hasta las 23.30 de ayer, y no hasta la mañana siguiente, como pasó en Sevilla) y también de que no se previese la existencia de una cabina en el espacio de votación, para evitar "posibles suspicacias" y disipar "el miedo" de los delegados. El aparato de Gómez señaló que sí habrá cabinas y que ese tipo de denuncia son poco más que excusas de quienes se sienten ya perdedores del congreso. La solución, hoy.
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