'Hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces y cimientos que ellos mismos, que desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento'. El papa Benedicto XVI lanzó ayer un duro alegato en contra del aborto, la eutanasia y la reproducción asistida, sin citarlas expresamente, durante su primer baño de masas con los jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en una Plaza de Cibeles repleta de peregrinos. Antes, el pontífice ya había pedido a los jóvenes católicos: 'Que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor'.
Lo hizo durante su discurso de bienvenida en el aeropuerto de Barajas, donde fue recibido por representantes de todos los poderes públicos del Estado, encabezados por los reyes don Juan Carlos y doña Sofía y por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
También acudieron un satisfecho cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, auténtico organizador de la JMJ; el líder de la oposición, Mariano Rajoy, y más de 2.000 fieles seleccionados por la organización para la ocasión.
Desde su llegada, Joseph Ratzinger dejó claro su discurso de denuncia del '' que sufren los cristianos en todos los rincones del planeta, así como la exigencia del 'respeto a las legítimas opciones' en España. Así, el papa pidió a los jóvenes que abranacoso los ojos ante 'la superficialidad, el consumismo y el hedonismo imperantes, tanta banalidad a la hora de vivir la sexualidad, tanta insolidaridad, tanta corrupción', y abogó por 'construir una sociedad donde se respete la dignidad humana y la fraternidad real'.
Afirma que los católicos viven hoy 'acoso' y 'discriminación'
Todo ello en mitad de un mundo en el que, según el papa, 'subsisten tensiones y choques abiertos', incluso con derramamiento de sangre, donde 'no se respeta como es debido el medio ambiente y la naturaleza' y en el que los jóvenes 'miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o por tenerlo muy precario o inseguro'. Se trata de un mundo donde, a su juicio, los cristianos 'sufren la discriminación que lleva al desprecio y a la persecución abierta o larvada que padecen en determinadas regiones o países'.
Sin hacer una mención expresa a España, Benedicto XVI denunció cómo se 'acosa' a los seguidores de la Iglesia 'privándolos de los signos de su presencia en la vida pública'. 'Pero yo vuelvo a decir a los jóvenes, con todas las fuerzas de mi corazón: que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor', insistió Benedicto XVI, recordando las palabras que marcaron el pontificado de su antecesor Juan Pablo II: 'No tengáis miedo', y que supusieron el involucionismo en la Iglesia católica, tras el Concilio Vaticano II.
Frente a ello, el papa exigió a los jóvenes a 'permanecer firmes en la fe y a asumir la bella aventura de anunciarla y testimoniarla abiertamente con su propia vida', lanzando 'un testimonio valiente y lleno de amor al hombre hermano, decidido y prudente a la vez, sin ocultar su propia identidad cristiana, en un clima de respetuosa convivencia con otras legítimas opciones y exigiendo al mismo tiempo el debido respeto a las propias'.
Lamenta la 'banalidad' de los jóvenes al vivir la sexualidad
Como viene siendo habitual, Ratzinger habló durante el vuelo papal, aunque en esta ocasión se guardó muy mucho de hacer una referencia explícita a la situación en España o las leyes aprobadas por el Parlamento. En sus respuestas a los periodistas, Benedicto XVI abordó la crisis económica, que viene provocada por 'una dimensión ética que no es exterior, sino interior, y que es fundamental'. Del mismo modo, el papa insistió en que 'la verdad puede ser acogida sólo en un clima de libertad'.
Sí habló de las circunstancias de la crisis en España en Barajas, donde el papa dijo que 'aunque haya actualmente motivos de preocupación, mayor es el afán de superación de los españoles, con ese dinamismo que los caracteriza, y al que tanto contribuyen sus hondas raíces cristianas, muy fecundas a lo largo de los siglos'.
El plato fuerte de la jornada, sin embargo, el primer baño de masas del Papa en Madrid, se produjo por la tarde en Cibeles. En la liturgia de la palabra, y en mitad del éxtasis de los jóvenes fieles que llenaron todos los rincones de la Plaza, Ratzinger criticó a 'tantos que se contentan con seguir las corrientes de moda, se cobijan en el interés inmediato, olvidando la justicia verdadera, o se refugian en pareceres propios en vez de buscar la verdad sin adjetivos'.
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