Este artículo se publicó hace 13 años.
La E. coli que ha causado las muertes es una cepa nueva
La descripción del genoma de la bacteria no da ninguna pista sobre el origen alimentario de la infección
El Instituto de Genómica de Pekín (BGI) y la Clínica Universitaria Eppendorf de Hamburgo lograron ayer por la tarde ofrecer nuevas pistas sobre los apellidos de la bacteria Escherichia coli que ha provocado al menos 17 muertes en Europa. Como adelantó la experta en seguridad alimentaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Hilda Kruse a Associated Press, "se trata de una cepa nunca vista". Según el comunicado del BGI, el nuevo serotipo, "nunca involucrado en un brote" como el actual, tiene una similitud del 93% con la cepa EAEC 55989, aislada en la República Centroafricana y causante de diarreas graves.
Esta nueva información, sin duda de mucho interés para los científicos, tiene una importancia relativa para los afectados y sus médicos, ya que no da ninguna pista sobre su origen, lo que más desesperadamente buscan las autoridades sanitarias para acabar con un brote que está durando mucho más de lo normal. Eso sí, el Instituto Federal de Prevención de Riesgos en Berlín descartó ayer que la fuente fueran los tres pepinos españoles que originaron la alerta sanitaria y que presentaban, no obstante, la versión no tóxica de la E. coli.
"No es inaudito que aparezca una versión nueva de la bacteria"
El vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología (SEIMC) Luis Martínez afirma en este sentido que el nuevo dato "no es de especial relevancia" y que entre las cepas que circulan ya hay algunas que son capaces de producir la enfermedad que puede causar la muerte. "Entre las E. coli es habitual intercambiarse genes y no es inaudito que aparezca una versión nueva", apunta por su parte el experto del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC Miguel Vicente.
La E. coli no es una desconocida para el ser humano. Sus variantes más benignas están presentes en el organismo de un porcentaje muy amplio de la población. "La mayoría de la gente tiene una colonización que, ocasionalmente, puede provocar una infección intestinal o que vaya incluso más allá, a las vías urinarias o la vesícula biliar. Pero, normalmente, esto sucede cuando hay enfermedades de base", recuerda Martínez.
"Que sea una nueva cepa no influye en el origen", insiste Vicente, que explica que este se averiguará "por el mismo procedimiento de detective utilizado hasta ahora, intentando ver qué han comido los afectados y estableciendo agentes sospechosos".
El mayor experto español no descarta que el origen sean las aguas residuales
Lo que pueden hacer estas bacterias especialmente peligrosas Vicente las define como "maquiavélicas" es una toxina que llevan en su interior llamada Shiga que sólo se activa en brotes como el registrado en Alemania. "Esta es capaz de destrozar las células del epitelio [la capa que recubre] del intestino y también puede diseminarse, provocando la destrucción de hematíes [glóbulos rojos], provocando el síndrome hemolítico urémico (SHU), que causa fallo renal y, en ocasiones, la muerte", subraya Martínez.
El experto señala que infecciones como las de este brote son "muy poco frecuentes en España", aunque añade que el país "estaría preparado desde el punto de vista de la salud pública" para una situación similar. Episodios así se han registrado en todo el mundo y el origen siempre ha sido alimentario. "Recuerdo uno producido por brotes de soja en Japón y dos por carne de hamburguesas y espinacas crudas vendidas en bolsa", apunta Vicente.
Por su parte, el director del Laboratorio de Referencia en España de E. coli, Jorge Blanco, subrayó en rueda de prensa que "no hay que descartar que el origen sean las aguas residuales" y recordó que en Alemania todavía no tienen "ni siquiera acotado" el asunto y están pensando incluso en "el agua embotellada" y volviendo a revisar carnes y leche.
Un problema adicional está en el tratamiento. Según Martínez, no hay unanimidad sobre si administrar o no antibióticos: "Normalmente se da una terapia de sostén, para evitar la deshidratación". "Los antibióticos pueden hacer que se produzca más toxina", concluye Vicente.
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