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La vendimia arranca en Catalunya con un menor impacto de la sequía de lo previsto y una cosecha más tardía

Aunque la producción será superior a la campaña de 2023, todavía quedará lejos de las medias habituales. Los productores de uva para elaborar cava cobrarán un 'plus climático' frente al incremento de los costes.

Foto de archivo de una persona recorta un racimo de uvas durante la época de vendimia, a 8 de septiembre de 2023.
Foto de archivo de una persona recorta un racimo de uvas durante la época de vendimia, a 8 de septiembre de 2023. Elena Fernández / Europa Press

Las zonas tempraneras del Penedès y la Denominación de Origen Costers del Segre -con su bodega Raïmat al frente-, que suministra uvas para elaborar el cava de Codorníu, han sido las primeras en iniciar la vendimia de este año en Catalunya. Algunas de las conclusiones extraídas en estas dos áreas podrían extrapolarse a las previsiones para la actual campaña. Así, después de varios años marcados por la sequía, este año, las lluvias primaverales han dado un respiro a la viña y la producción superará la del 2023, aunque ésta fue una de las más bajas de la última década. Por otra parte, la recolección será más tardía, una media de retardo de entre cuatro y ocho días. En cambio, la anterior campaña fue una de las más tempranas de los últimos años. Respecto a la cantidad, se espera una cosecha superior a los 277 millones de kilogramos de 2023, pero todavía muy lejos de cifras como la de 2018, donde se recogieron más de 435 millones de kilos.

En relación con la calidad, el presidente de la DO Cava, Javier Pagés, augura que será buena, aunque "la vendimia es larga y nos queda un largo camino por recorrer". Precisamente en el Penedès, los productores de la comarca han iniciado ya la vendimia, que un año más ha sido prematura, pero con cierta esperanza por el incremento de las precipitaciones. De hecho, la previsión en la zona es de una mejor campaña por el menor impacto de la sequía, pero más temprana. Sin embargo, en los últimos años de sequía se han impulsado cambios en las técnicas y prácticas de los viticultores. Entre ellas, se encuentran no cansar tanto a la cepa y conservar en la tierra la máxima humedad posible. En el caso de una bodega histórica del Penedès, Gramona, en los últimos años están apostando por la recogida de la uva parcela a parcela para evitar la espera de la maduración total de una finca o de las diferentes variedades.

Otras zonas, como en la comarca de la Terra Alta (en la zona del Ebro de la provincia de Tarragona), la situación es más dramática por el déficit hídrico. En este aspecto, el sindicato Unió de Pagesos (UP) reclama al Institut Català de la Vinya i el Vi (Incavi) que elabore y publique un estudio de los costes de producción de uva en las zonas comprendidas dentro de la Denominación de Origen Terra Alta. Destaca, además, que este estudio debería tener especialmente en cuenta el coste del agua para la obtención de este producto, así como la amortización a lo largo del tiempo de las instalaciones de riego en las fincas.

Costes para afrontar la sequía

El sindicato ha formulado esta petición después de la publicación de los estudios de los costes de producción de uva de vino base para cava. Un estudio que, de acuerdo con la Ley de la Cadena Alimentaria, Unió de Pagesos señala que se debería tener como punto de referencia para establecer el precio de coste del kilo de uva, sin tener en cuenta el margen de beneficio necesario para garantizar la supervivencia de las explotaciones. A este valor, según explican, hay que sumarle los sobrecostes derivados de adversidades climáticas como la sequía de este año, que ha obligado a reforzar el sistema de riego.

Por su parte, en la uva destinada al cava, los primeros pronósticos de la DO Cava indican una "uva con buena acidez y una composición fenólica adecuada para la producción de vino base cava con potencial para largas crianzas". Aparte, dado el grado de maduración adecuado, las previsiones muestran una cosecha óptima desde la óptica de la calidad. Asimismo, esperan que la vendimia sea más tardía que la de las dos últimas campañas.

Un trabajador de la vendimia sostiene un racimo de uvas en la localidad de Carrión de Calatrava (Ciudad Real). Imagen de archivo.
Un trabajador de la vendimia sostiene un racimo de uvas en la localidad de Carrión de Calatrava (Ciudad Real). Imagen de archivo. Eusebio García del Castillo / Europa press

Según el estudio presentado por el Departament d'Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació (antes Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural), el coste de producir un kilo de uva para hacer cava es de entre 0,45 y 0,50 euros. La cifra, similar a la de 2023, también contempla un incremento del rendimiento por hectárea de cerca del 25%. El análisis cuantifica los gastos de cultivar un kilo de uva de la variedades xarel·lo, parellada y macabeu, que son las más utilizadas para elaborar el vino base cava, teniendo en cuenta los costes de producción generales, los específicos y la mano de obra familiar. Una vez publicado el estudio, la Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya (FCAC) ha pedido una revisión al alza de los precios tras constatar que "la cifra se aleja de la realidad del sector, donde tanto el incremento de costes generales como el precio de la energía estaban a máximos".

Plus ‘climático’

Justamente por este incremento de los costes de producción derivados de la sequía, hace unas semanas, Codorníu anunció a los viticultores del Penedès que este año volverá a aplicar un plus climático a los precios de vendimia y que comprará las uvas a una media de 0,80 euros el kilo. Con la medida, la bodega trata de amortiguar la situación excepcional que vive la comarca después de tres años de sequía continuada y una clara caída de la producción.

Aunque este año no impactará tanto en la vendimia, la falta de lluvias y sus efectos en la supervivencia de las cepas serán una de las constantes de las cosechas de los próximos años. Para garantizar una producción vitivinícola de calidad y sostenible, los productores aspiran a hacer un uso cada vez más eficiente del agua, utilizando técnicas como el riego enterrado o de precisión. Desde el punto de vista del mercado, esta apuesta sostenible se traduce en una oferta de vinos saludables, ecológicos, con una amplia gama de sabores y variedades premium.

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