El Santander prevé aplicar ajustes de plantilla y sucursales en España, Reino Unido, Polonia y Portugal para acomodar su estructura a las nuevas realidades que impone la digitalización y contribuir con esa adaptación también a reducir su partida de costes en 1.000 millones de euros en los próximos dos años.

Así lo confirmó el consejero delegado del banco, José Antonio Álvarez, y su director financiero, José García Cantera, durante la presentación de resultados hasta septiembre (que arrojan unas pérdidas de 9.048 millones), aunque eludieron cifrar los ajustes después de que el diario Expansión desvelase que proyecta un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) sobre 3.000 de sus 27.261 empleados en España.

Álvarez explicó que el ahorro previsto de 1.000 millones se obtendrá por tres vías: los ajustes en red, la simplificación del catálogo de productos y servicios a través del programa One Europe que quiere extender a toda la región y que redundará en "una oferta más simple, más transparente, más competitiva, más fácil de entender por los clientes" y que será totalmente digital, y con una "comunalidad" de los temas para el grupo.

Con esta última medida explicó que lo que se buscará es tener soluciones comunes para todas las unidades poniendo de ejemplo cuando se desarrolle un aplicativo para un determinado producto, una app o en los desarrollos en la web.

El consejero delegado explicó que la realidad del negocio y de relación de los clientes obliga a diseñar un nuevo modelo de sucursal y que enmarcó tanto en la apuesta por la digitalización del Santander como en el cambio de hábitos de los clientes.

Al respecto apuntó que el banco invierte al año en tecnología unos 7.000-6.000 millones de euros y ya antes de la crisis del Covid las transacciones en oficinas "venía cayendo al 8%", mientras que aquellas realizadas en "línea por canales digitales" crecía al 40%.

"El modelo de oficinas, que eran el punto de venta, tendrá que ir a un menor número de oficinas y probablemente a un modelo diferente, probablemente de un tamaño menor" y "donde se puedan solucionar todos los problemas que pueda tener un cliente de manera diferente", abundó, indicando que ya se están dando paso como lo prueba que el grupo tenga ya 1.000 personas trabajando para una banca fuera de la sucursal.

Álvarez excusó cifrar el potencial ERTE o ERE asegurando que la situación no está cerrada y que tendrá que ser analizar antes con los sindicatos, garantizando que cualquier ajuste lo hará siempre "en un diálogo" con ellos y descartando medidas traumáticas. "No le puedo dar ningún número, yo lo desconozco", afirmó.

El banquero insistió en que utilizarán sistemas y mecanismos usados con anterioridad y de "manera correcta" mencionando que el Santander ha puesto en marcha también procesos de recolocación de empleados en ERE previos con un éxito superior al 85%.

Tampoco quiso elucubrar sobre el coste que comprometerán los ajustes pero sí avanzó que prevé tenerlo amortizado con ahorros de costes en 1,5-1,7 años. El plan de transformación afectará "a todo el banco" y a todas sus unidades, "unas más intensas que otras dependiendo del acomodamiento de las necesidades del negocio y la demanda de los clientes".