Este artículo se publicó hace 2 años.
La inflación que no entra en el IPC: banca y ladrillo seguirán intensificando el alza de precios en 2023
Las familias españolas afrontan el tercer año consecutivo de escalada inflacionista y pérdida de poder adquisitivo mientras las previsiones de los expertos apuntan a una nueva merma de los ingresos reales con los precios de la energía fluctuando y los del
Zaragoza--Actualizado a
Las familias españolas afrontan su tercer año consecutivo de inflación y pérdida de poder adquisitivo, según coinciden en pronosticar la práctica totalidad de los analistas económicos, en una espiral que este próximo 2023 se va a ver intensificada por dos factores que operan al margen de las mediciones oficiales del IPC (Índice de Precios de Consumo) y que ya en 2022 han provocado un tirón alcista de los precios tan notable como underground: los precios del dinero y de la vivienda, que de nuevo van a seguir subiendo.
Los dos principales portales inmobiliarios que operan en España, Idealista y Fotocasa, apuntan en la misma dirección: "Probablemente, los precios se enfriarán y tomarán una senda estable", apunta el primero, que considera "poco probable que asistamos a caídas de precio generalizadas", mientras el segundo concluye que "no se producirán fuertes caídas del precio, debido a que habrá una demanda latente muy fuerte de adquisición, ya que muchos compradores se han visto obligados a paralizar los procesos de compra por las subidas de tipos".
En cuanto al alquiler, Fotocasa indica que "todos los expertos coinciden en que el factor determinante del mercado del alquiler en 2023 será la poca oferta y la gran demanda, la cual hará que los precios suban" a niveles del 5% y el 7%, mientras que Idealista apunta una tendencia similar al tiempo que recuerda cómo el esfuerzo para el pagar el arriendo medio ya repuntó el año pasado hasta suponer el 29,4% de las renta de los hogares.
"Un total de ocho capitales exigen un esfuerzo superior al tercio de los ingresos para pagar el alquiler", añade, sobre un fenómeno que se intensifica conforme van menguando los salarios reales.
Paralelamente, con el euríbor rondando el 3%, las hipotecas fijas por encima del 4% y los créditos de consumo acercándose al 7,5%, las previsiones del BCE (Banco Central Europeo) apuntan a que los tipos de interés de referencia seguirán subiendo y/o se mantendrán elevados al menos durante tres años, un factor de encarecimiento del acceso al dinero al que se le suma otro como el mantenimiento de las comisiones bancarias tras la subida de 2022, que situó en 174 euros el coste de disponer de cuenta y tarjeta, mientras la remuneración de los depósitos no acaba de llegar.
¿Qué va a pasar con la cesta de la compra?
Esos dos ámbitos, el de la vivienda, con alrededor de cinco millones de hogares hipotecados, y el del acceso a unos servicios bancarios imprescindibles para existir administrativamente, son dos de los principales integrantes de la inflación invisible, ya que en ambos casos quedan fuera de las estimaciones del IPC, lo mismo que ocurre con el coste de la electricidad y el gas en el mercado libre, en el que operan la mayoría de las familias.
A falta de confirmar el dato adelantado de este viernes, la inflación oficial cerró el año con un aumento interanual del 5,8% para el indicador general y con otro del 6,9% para el de la subyacente (sin energía ni alimentos no elaborados), un escalón de precios que llega después de haber trepado, respectivamente, otros dos del 6,5% y del 2,1% en 2021.
Esos registros indican que, en la práctica y para el conjunto de bienes que observa el IPC, se han producido sendos incrementos ponderados del 12,6% y del 9,1 en esos dos años, a lo que se suma otra mala noticia: el sorpasso de la subyacente es un indicio de que la inflación se está cronificando y lleva camino de convertirse en estructural.
Y todos los analistas coinciden en que en 2023 los precios van a seguir subiendo, tal y como recogen organismos internacionales como el FMI o analistas independientes como los del Panel de Previsiones de Funcas, el centro de estudios de la fundación de las antiguas cajas de ahorro, que ofrece sendos pronósticos del 4,1% y del 4% para el IPC oficial y para el subyacente, en media de interanuales mensuales en ambos casos.
Según esas mismas previsiones, los salarios no aumentarían en 2023 más del 3,3%, algo que añadiría otro punto porcentual a la pérdida de poder adquisitivo acumulada en los dos años anteriores, que supera el 12% para más de la mitad de los trabajadores españoles.
¿Cuánto están evolucionando los sueldos?
Los salarios acumularon entre enero y noviembre de 2022 una subida media del 2,69% para 8,4 millones de asalariados, en una ronda de renovación de convenios de la que quedaron al margen otros 8,8 y en la que a casi 240.000 más el sueldo se les congeló por acuerdo.
Los sueldos de los empleados públicos subirán un 2,5%, con otro 1% vinculado, por mitades, a dos variables como la variación interanual del IPC armonizado en septiembre (debería superar el 6% con la de 2022) y el cumplimiento de las previsiones de crecimiento del PIB del propio Gobierno.
Las pensiones contributivas crecerán un 8,5%, aunque eso no impedirá que casi la mitad de los jubilados tenga que pasar el mes con menos de mil euros, mientras las no contributivas suben un 15%.
Queda en el aire al cierre del año la revisión que se le va a aplicar al SMI (Salario Mínimo Interprofesional), para la que un comité de expertos recomienda una horquilla de 1.046 a 1.082 euros brutos por paga, lo que equivale a otra de 1.220 a 1.262 mensuales.
¿Suben algunos impuestos?
Los tributos suben en 2023, pero solo para los afortunados, es decir, para quienes poseen patrimonios de más de tres millones de euros, que soportarán gravámenes del 1,7% al 3,5% anual con el Impuesto a las Grandes Fortunas, y para quienes obtienen rentas procedentes de bolsas de ahorro de más de 200.000 euros, que tendrán una presión fiscal un 1% mayor que ahora.
Los ciudadanos de a pie únicamente se enfrentan a las repercusiones que puedan aplicarles los contribuyentes formales del tributo que grava el uso de plástico no reutilizable con 45 céntimos por kilo, o las compañías energéticas y los bancos, en este caso so pena de elevadas multas, por los nuevos impuestos que, respectivamente, pretenden recaudar 1.500 millones con el 1,2% de los ingresos brutos de las del primer grupo que ganen más de mil millones al año y obtener 2.000 con el 4,8% de la recaudación por comisiones de los segundos cuyos beneficios superen los 800 millones.
¿Qué pasa con la energía?
El abanico de situaciones resulta amplio en este campo, en el que van a convivir rebajas del 9,2% para el común de los consumidores y de hasta el 11,9% para las pymes en los llamados cargos del recibo de la luz, que es el gravamen que financia la amortización del sistema eléctrico, entre otros asuntos, con un notable aumento de las tarifas en los contratos del mercado libre que se vayan renovando, a los que se añadirá el prorrateo de la excepción ibérica del precio del gas hasta la desactivación del mecanismo a finales de junio.
Mientras tanto, y a la espera de ir despejando las incertidumbres sobre la evolución de los precios del gas y de los hidrocarburos, y también de su repercusión en el sistema eléctrico, el precio de la bombona regulada de butano de 12,5 kilos seguirá congelado en 19,55 euros, aunque Repsol, Cepsa y Disa aplican precios superiores en sus productos propios.
¿Se esperan cambios en el transporte?
El Ministerio de Transportes ha decidido aplicar una subida del 4% en los peajes de las autopistas estatales que siguen siendo de pago, aunque ese incremento del precio del pase sería inferior en la AP-6, entre Adanero y Guadarrama; la AP-9, de Ferrol a Tuy, y la AP-46, de Málaga a Las Pedrizas. El aumento debería haber sido del 8,4% por su vinculación con el IPC, aunque el 4,4% restante se aplaza a años posteriores.
En el caso de los aeropuertos, la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) ha congelado las tarifas de Aena, una decisión que cuando menos no tira al alza de los precios al margen de las políticas comerciales de las compañías (Ryanair prevé incrementos del 3%).
En las líneas de ferrocarril, cuyos billetes ha decidido congelar el Gobierno en los trayectos declarados OSP (Obligación de Servicio Público), estarán vigentes los abonos de cercanías y de media distancia que comenzaron a aplicarse en septiembre, que también llegarán a 42 líneas de autobús de largo recorrido y de concesión estatal.
¿Cambian las tarifas de telecomunicaciones?
Tanto Movistar como Vodafone aplicarán en sus tarifas con televisión subidas de tres a siete euros mensuales a partir de enero, en línea con la política de precios que Orange estableció este verano, mientras que Agile TV, que opera con MásMovil y Yoigo, prevé un incremento de seis. También se prevén subidas en las tarifas de telefonía sin TV.
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