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‘Mujeres con S’, el programa del Santander que recorre España para impulsar el talento femenino
El talento no entiende de género, pero el liderazgo femenino aún es una asignatura pendiente. Con el fin de reforzar el papel de las mujeres e incrementar su participación en las esferas de decisión, la entidad financiera ha puesto en marcha ‘Mujeres con S’. Un programa que viaja por distintas provincias españolas para apoyar a profesionales y emprendedoras decididas a romper el techo de cristal y conquistar la cima.
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Madrid-Actualizado a
Mujeres con S tiene una vocación clara: dotar a las mujeres de los recursos y las herramientas necesarias para que sean capaces de desarrollarse y alcanzar sus metas profesionales. Para ello, el programa cuenta con mentores de alto nivel en distintos sectores -tanto hombres como mujeres- que acompañan en este viaje a las participantes. Un trabajo individualizado y continuo, tanto presencial como online, apoyado por talleres y eventos abiertos para fomentar el networking.
La ruta comenzó en Extremadura el pasado mes de marzo, donde 150 mujeres iniciaron el camino dispuestas a romper la brecha de género y confirmar que el talento femenino tiene su espacio. Y la siguiente parada ha sido en Murcia. A lo largo de tres meses Mujeres con S ha apoyado a emprendedoras y profesionales de la región que han aprendido a conocerse mejor, definir su estilo de liderazgo y trazar su hoja de ruta. Como complemento, también se han abordado competencias y habilidades profesionales y emocionales que son esenciales para construir y mejorar este liderazgo femenino. En total, ya son cerca de 300 mujeres las que han reforzado su formación a través de este programa, que ha contado con el apoyo de otros tantos mentores.
Entre ellas, Irene Aráez López, abogada y titular de despacho Aráez, que, como mentorizada, destaca “la excelente oportunidad” que representa Mujeres con S. “Hemos trabajado mucho en cómo convertir los sueños en un auténtico proyecto, con un camino definido a seguir. Dibujar unas líneas definidas, no rendirse ante las adversidades y centrarnos en aquellas tareas que dependen de nosotros mismos son los mejores consejos que he recibido”. “Las barreras tienen que ver con las creencias de algunos que toman las decisiones sobre promoción de profesionales, cuando éstas son mujeres. Creencias sobre cuáles son las prioridades de una mujer en su vida, creencias sobre un patrón único de comportamiento en el trabajo, creencias sobre los estereotipos de género, entre otros”, señala Gloria Moreno, especialista en coach ejecutivo, que ha participado como mentora. Gloria recomienda “poner pasión y trabajo para alcanzar los objetivos, con ilusión confianza y esfuerzo. Y disfrutar en el camino”.
El objetivo de Mujeres con S es recorrer toda España y crear una red nacional -a través de la plataforma del Observatorio de Innovación Social (OISOC)- a la que se unirán todas las mujeres que participen en las distintas ediciones. A través de OISOC podrán interactuar, ver contenidos exclusivos y establecer contactos que aporten valor. Mujeres con S forma parte de un proyecto aún más ambicioso: “Generación 81. Fue ese año cuando las mujeres españolas pudieron por primera vez trabajar, cobrar su salario, obtener su pasaporte o el carné de conducir, entre otros muchos ejemplos, sin la autorización de sus padres o maridos. Y la primera vez que pudieron abrir de forma autónoma una cuenta corriente en un banco. Generación 81 representa el compromiso del banco por establecer modelos sólidos, que ofrezcan las mismas oportunidades a mujeres y hombres para romper estereotipos de género, dando visibilidad a mujeres referentes que inspiren a nuevas generaciones, apoyando la formación, promoviendo la carrera profesional y fomentando el emprendimiento. Engloba una oferta de productos financieros y, también, una batería de planes para impulsar la conciliación, el emprendimiento y el talento femenino tanto dentro como fuera del banco.
Liderazgo femenino
Kenneth Nowack, psicólogo experto en Inteligencia emocional, sostiene que “las mujeres generan ambientes de participación que son más eficaces que los ambientes individualistas” y generan más empatía en las organizaciones. Está demostrado que las empresas con un mayor número de mujeres en puestos de liderazgo obtienen un mejor rendimiento. Pero a pesar de ello, las mujeres todavía tienen una baja representación en todos los niveles de dirección, en especialmente en los más altos. De hecho, el reparto de responsabilidades por sexos está muy lejos de la equidad en las empresas españolas. Según un informe de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), sólo tres compañías españolas del Ibex 35 (Santander, Bankinter e Indra) tienen a mujeres ejecutivas al frente, y que sólo 10 de las 139 empresas cotizadas tienen consejeras ejecutivas en el Consejo de Administración. El Código de Buen Gobierno, vigente desde 2015, recomienda que en el año 2020 el número de consejeras represente al menos el 30% del consejo de administración.
Banco Santander es, además, una de las compañías con más alta puntuación entre las empresas que forman parte del índice Bloomberg Gender-Equality Index, que evalúa el desempeño empresarial en materia de igualdad de género. La presidenta de la entidad, Ana Botín, es la principal abanderada de este compromiso. No sólo ha reconocido abiertamente que las mujeres sufren discriminación sino que está directamente implicada en promover acciones -como fijar ojetivos específicos de género- que impulsen y garanticen que el talento femenino esté donde debe estar.
La entidad cántabra está haciendo un gran esfuerzo por fomentar el talento femenino en sus filas y aumentar el peso de las mujeres en los cuadros de mando. Las políticas activas de la entidad comienzan a dar sus frutos con la vista puesta en un claro objetivo: cumplir el compromiso de que las mujeres representen un 30% del equipo directivo de la entidad en 2025.
Para Botín, “además de talento, las mujeres aportan al negocio competencias complementarias a las de los hombres: mejor comunicación interpersonal, cooperación, pensamiento horizontal y capacidad de escuchar de verdad. También mayor empatía y capacidad de priorizar. Ya en 2008 existían estudios que mostraban que, en los grupos de trabajo con una sana mezcla de mujeres y hombres, había mejor comunicación, estaban más abiertos a nuevas ideas y la confianza entre los miembros del grupo era mayor. Y el resultado era más eficiencia, mejor rendimiento. Todos ganamos”.