Este artículo se publicó hace 6 años.
La gran banca se 'independiza' cada vez más de España
El nombramiento de dos consejeros delegados extranjeros en Santander y BBVA culmina un proceso de internacionalización que les ha llevado a obtener la mayor parte de sus beneficios fuera.
Vicente Clavero
Madrid-
Los dos principales bancos españoles, Santander y BBVA, se hicieron grandes como consecuencia de la oleada de fusiones de los años ochenta y noventa del siglo pasado. Santander absorbió dos entidades que previamente se habían unido entre sí: el Central y el Hispano, mientras que el BBVA resultó de la fusión del Bilbao con el Vizcaya, primero, y de éstos con Argentaria, después.
Eso les permitió encaramarse en poco tiempo a la cumbre del sector, en la que se afianzarían luego, gracias en buena parte a la absorción de los restos de la reciente crisis financiera. Santander, que años antes se había anexionado Banesto, rescató al Popular cuando las autoridades bancarias nacionales y europeas lo declararon en quiebra. El BBVA se quedó Unim y Catalunya Banc, marcas bajo las que operaban seis antiguas cajas catalanas.
No fue un proceso excepcional: otros bancos también engordaron rápidamente a costa entidades en apuros, algunos con cuantiosas ayudas públicas. Es el caso, por ejemplo del Sabadell, que adquirió el Guipuzcoano, la CAM y el Banco Gallego, lo que le permitió dar un paso de gigante y situarse en el quinto puesto de ranking, justo por detrás de Caixabank, descendiente de La Caixa, y Bankia, nucleada por Caja Madrid y Bancaja.
Sin embargo, en el caso de Santander y BBVA, el mayor crecimiento no se ha producido en el ámbito nacional, sino en el internacional. Los dos han ido ganando terreno fuera de España a pasos agigantados, básicamente con el objeto de no ser esclavos del mercado doméstico, cuyos riesgos quedaron de manifiesto sobre todo en los momentos más duros de la recesión.
Países como Brasil y Reino Unido (Santander) o México, Estados Unidos y Turquía (BBVA) han atraído el interés de estos gigantes de la banca, contribuyendo a que la mayor parte de sus beneficios no procedan ya de su mercado original. La ambiciosa transformación digital en la que llevan años embarcados uno y otro tampoco ha sido ajena a ese fenómeno, pues hace que cada vez importe menos desde dónde se prestan los servicios bancarios.
Hoy por hoy, España aporta sólo el 15% de los resultados del Santander, frente al 26% de Brasil o el 14% de Reino Unido. El BBVA cosecha un porcentaje mayor en casa, el 23,4%; pero obtiene un 37,3% en México, un 12% en Estados Unidos y un 11,5% en Turquía. En total, un 85% de las ganancias del Santander y un 71,6% de las del BBVA proceden del exterior.
Para reforzar ese perfil internacional, ambos han adoptado en las últimas semanas decisiones inéditas, como poner en manos de profesionales extranjeros el cargo de consejero delegado. Primero lo hizo el Santander, con el nombramiento del italiano Andrea Orcel en sustitución de José Antonio Álvarez. Y luego ha seguido sus pasos el BBVA, al optar por el turco Onur Genç como número dos.
No obstante, los máximos poderes ejecutivos siguen atesorándolos los presidentes: Ana Botín, en el Santander, y Carlos Torres, sucesor de Francisco González en el BBVA, ambos españoles. Sus respectivas sedes sociales también continúan en territorio nacional (Santander y Bilbao, respectivamente), aunque es verdad que no se sabe cuánto tiempo más se mantendrá esa circunstancia.
Más dudoso aún es dónde estarán en el futuro las sedes operativas, actualmente sitas en la Comunidad de Madrid: la del Santander en la Ciudad Financiera (Boadilla del Monte) y la del BBVA en Las Tablas, una zona de desarrollo urbanístico al norte de la capital. De hecho, Ana Botín pisa poco el complejo creado por su padre y mantiene estrechos vínculos con Londres, donde hacía su vida antes de asumir la Presidencia del banco.
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