Este artículo se publicó hace 2 años.
España ya envía gas a Marruecos por el gasoducto que cerró Argelia
El combustible que llega a Rabat no es de origen argelino, sino que es comprado en el mercado internacional, descargado por buques metaneros en las plantas españolas y bombeado hacia el sur a través del tubo Magreb-Europa.
Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
España ya ha comenzado a abastecer con gas a Marruecos a través del gasoducto Magreb-Europa, el cual fue cerrado por Argelia en 2021 tras el recrudecimiento de la crisis diplomática con Rabat. De esta forma, el combustible está fluyendo de una forma inusual, en dirección Norte-Sur, en lugar de Sur-Norte, como tradicionalmente había ocurrido.
La decisión de España de ayudar a Rabat, envuelta en una crisis de suministros, supuso una crisis con Argelia, país que amenazó en el mes de abril con cortar relaciones con Madrid si su gas iba a parar a manos de su vecino y enemigo diplomático en el Magreb.
En ese momento, la vicepresidenta para la Transición Ecológica garantizó que "ni una sola molécula" de gas argelino sería enviada a Marruecos. De esta forma, el combustible que llega al país magrebí desde la península es comprado por Rabat en el mercado internacional, se descarga en las plantas regasificadoras españolas y se bombea hacia el sur por tubo.
Esto se debe a que Marruecos no dispone de ninguna planta de regasificadora, a diferencia de España que tiene actualmente seis activas, lo que le está llevando a ser una potencia de almacenamiento en Europa en mitad de la crisis de suministro derivada de la guerra en Ucrania.
España comprueba y certifica a través de Enagás, el gestor del sistema gasista, el origen del buque metanero que descarga en sus plantas el hidrocarburo comprado por marruecos. Después el gas se incorpora al sistema y se envía directamente desde Tarifa, evitando siempre que no se mezcla con combustible que no haya sido comprado por Marruecos.
El primer envío de gas se produjo este martes, según se puede comprobar desde la aplicación de Enagás. España, no obstante, recibe una compensación por parte de Rabat relativa al uso de sus infraestructuras. Además, el país alauita se enfrenta a unos costes superiores a los que pagaba cuando se abastecía directamente de las interconexiones argelinas, pues el GNL que llega en metanero es siempre más caro que el gas natural bombeado directamente por tubo.
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