Francisco es ingeniero. Necesitaría al menos a tres personas que le acompañen a los tajos para llevar a cabo las instalaciones eléctricas con mayor solvencia: "Dos peones y una persona de confianza con experiencia que pudiera hacer las veces de encargado", explica. Pero la realidad es bien distinta; como ingeniero no solo realiza los proyectos, los diseña y calcula los presupuestos, sino que, en muchas ocasiones, y ante la falta de personal para contratar, se arremanga para hacer labores de instalación.

Esta es una historia que se repite en todos los gremios: electricidad, fontanería, carpintería, y un largo etcétera. Al igual que esta queja "las subcontratas nos mandan a gente que no sabe realizar el trabajo y la mayor parte de las veces tenemos que enseñarles nosotros" con el perjuicio de tiempo y económico que esto implica.

Tampoco se encuentran ingenieros que quieran estar a pie de obra, apunta la empresa de construcción de Pedro. "Algunos de los que hemos entrevistado terminan de profesores, ¿por qué estos profesionales prefieren estar en un aula dando clase antes que ejerciendo la profesión?", se pregunta.

Detrás de la falta de trabajadores de oficios técnicos en España hay varios motivos: por un lado, el envejecimiento progresivo de la población, especialmente en el sector en el que se enmarcan los oficios; y, por otro, la sobrecualificación de la mano de obra más joven. A estos se suma la despoblación que sufre un 40% del territorio. Así lo explica el informe El reto de las vacantes en España, elaborado por Cepyme, la principal patronal de la pequeña y mediana empresa en España.

Entre los años 2008 y 2023 la edad media de los ocupados aumentó más de cuatro años (hasta los 43,7 años actuales). El sector de la construcción es uno de los que más problemas de relevo generacional tiene y en el que encontramos la mano de obra más envejecida, tanto que la edad media ha crecido en más de siete años. El informe desvela que a medida que la edad media del ocupado va en aumento, también este tiende a "incrementar su rechazo a ciertos turnos porque implican acciones de fuerza, hacer turnos, noches o viajar" y, al mismo tiempo, también crecen las expectativas salariales. En este sentido, una de cada cuatro pymes que han participado en la elaboración del estudio confiesa que tiene dificultades para cubrir vacantes porque "no puede asumir las condiciones retributivas que exigen los candidatos".

El Instituto Virgen del Pilar de Zaragoza, uno de los centros formativos de referencia en Aragón en cuanto a formación profesional cuenta, en declaraciones a Radio Zaragoza, que de los cerca de 1.200 alumnos que estudian, casi 800 pasan por la Formación Profesional (FP); sin embargo, el jefe de estudios adjunto del turno vespertino de FP, Horacio Díez, observa cómo grandes empresas afirman con sorpresa que, "después de contratar a alumnos recién salidos de un grado medio, estos optan por dejar el trabajo y volver a estudiar". El motivo: quieren ganar más dinero.

Un dato revelador es que, con más de un 14%, España es uno de los países de la Unión Europea (UE) que tiene más trabajadores titulados universitarios de 20 a 64 años (con educación terciaria) realizando tareas no cualificadas en sus puestos de trabajo. La media de los 27 países de la UE es del 8,6%, con países como Portugal (6%) o Alemania (6,7%) muy por debajo de esta cifra. Si tomamos como referencia los datos de Eurostat, el 35,8% de los trabajadores en España están sobrecualificados.

Esta sobrecualificación también la refleja el informe de la fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) 2023 donde se constata la diferente distribución de la población por nivel de estudios en España respecto a la Unión Europea. El 41,1% de la población española tiene una titulación superior (frente al 34,3% en la UE) y un 23,1% cuenta con estudios postobligatorios no terciarios (frente al 45,2% en la UE), sin embargo, en la formación profesional España pincha con un 10% frente al 35,3% en la UE. Desde el gabinete técnico de la fundación, explican que "esta distribución no concuerda con las necesidades de la estructura productiva española".

La FP ha dejado de ser el hermano pequeño

Los perfiles técnicos y/o con titulación de FP asociados al desarrollo de la industria y la construcción (como electromecánicos, carretilleros, soldadores, oficios, encofradores, ferrallistas, albañiles, operarios para el sector de la alimentación, técnicos de calidad y de mantenimiento) son los puestos que sigue siendo más difícil cubrir en toda España. Ocupaciones a las que se suman también las ingenierías, casi en cualquiera de sus ramas tal y como recoge el Informe Adecco sobre Perfiles más demandados.

Para informar sobre aquellas profesiones cuyas ofertas de empleo son más difíciles de gestionar a la hora de cubrir puestos vacantes, el Ministerio de Trabajo y Economía Social ha puesto en marcha el Catálogo de ocupaciones de difícil cobertura. Una publicación trimestral que elabora cada provincia y que contiene las ocupaciones en las que los Servicios Públicos de Empleo han encontrado dificultad para gestionar las ofertas de empleo que los empleadores les presentan cuando quieren cubrir puestos de trabajo vacantes.

Uno de los empleos más repetidos en el catálogo es el de instalador eléctrico. La transición energética y las inversiones en energía han hecho que haya alrededor de 188.000 nuevos empleos sin cubrir, generando así una demanda urgente de profesionales en este sector. En el sector del transporte algunas voces de asociaciones hablan de la falta de más de 20.000 camioneros en toda España. Y en cuanto a la fontanería, sólo en Balears, la Asociación de Empresarios Instaladores (ASINEM) aseguraba que el sector necesitaba más de mil trabajadores, con incorporación inmediata, por ello animaba a jóvenes "de ambos sexos" a formarse para salir a un mercado laboral con el "100% de empleabilidad".

Un desajuste (persistente) entre la oferta y la demanda

El Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), dependiente del Ministerio de Trabajo, reconoce la existencia de un desajuste que califica como "persistente" entre la oferta y la demanda laboral en diversas actividades económicas y ámbitos ocupacionales. Lo hace en el informe Tendencias del mercado laboral de 2024, donde se destaca la necesidad de reposición en profesiones con mayores perspectivas de crecimiento.

Las causas de dificultad (el 25% de los casos) o imposibilidad (en el 75%) de cobertura de vacantes laborales tienen una motivación, y en el 24,52% es la ausencia de candidatos o candidatas.

Las condiciones laborales más rechazadas por los candidatos –y que causan falta de cobertura en el 15,35%– son: la jornada, horarios, salario, movilidad, ubicación o zona geográfica, el tipo de contrato, temporalidad, estacionalidad y su dureza, penosidad o precariedad.

El segundo motivo por el que no se cubre una vacante, roza el 17% y se debe a la falta de formación requerida para el puesto. Lo mismo sucede con la falta de competencias técnicas, que se da en el 11,40% detalla falta de competencias técnicas; o a la nula experiencia en el puesto de trabajo en el 9,32% de los casos que el puesto queda descubierto.

Las principales competencias transversales que se consideran más frecuentemente como causa de falta de cobertura son las competencias digitales, los idiomas y la prevención de riesgos, y supone el 5,62% de los desajustes entre oferta y demanda.

Asimismo, las competencias personales por las que un 8,90% de los trabajadores no han conseguido cubrir una vacante, son por la responsabilidad y/o compromiso, la flexibilidad, resiliencia y adaptación a los cambios, la autonomía e iniciativa, la resolución de problemas y conflictos, el trabajo en equipo, la atención al público, la inteligencia emocional, la creatividad e innovación, y el liderazgo o capacidad de influencia.

Las oficinas públicas de empleo (SEPE) siguen sin ser el órgano al que las empresas acuden en busca de trabajadores. Los datos del estudio de CEPYME revelan que las oficinas hacen menos del 5% del total de colocaciones que se producen en el mercado laboral, principalmente porque el 50% de las pymes recurren antes a sus contactos personales para buscar empleados, y sólo el 9% las pymes acuden a este servicio público como primera o única opción.