La banca se lucra en plena crisis inflacionista con comisiones altas, crédito más caro y ahorro poco remunerado
La brecha de intereses se amplía para las familias hasta rondar los dos puntos y medio en las hipotecas y superar los siete en los préstamos de consumo. Mientras, a las empresas les cuesta financiarse casi tres más de lo que les generan sus depósitos.
Zaragoza--Actualizado a
"Los márgenes de intermediación están siendo muy anchos, los tipos de interés del ahorro no están subiendo y venimos de una etapa en la que los bancos se han nutrido de las comisiones. Y eso ocurre en pleno proceso de cambio de las oficinas bancarias que, por su saturación, está expulsando a los clientes hacia lo digital", describe Antonio Luis Gallardo, economista de Asufín (Asociación de Usuarios Financieros), que define el ejercicio de 2022 como "un año extraño con un acelerón de los tipos de interés" que va a tener claras repercusiones en el negocio financiero y en sus clientes.
Las palabras del economista ofrecen un diagnóstico tan certero como breve sobre la evolución que los bancos españoles llevan años desarrollando, y de una manera más intensa tras la pandemia: las comisiones por la prestación de servicios financieros continúan como un puntal de sus cuentas de resultados mientras la red de oficinas de atención al cliente sigue menguando con, según los datos del Banco de España, 4.479 cierres en 2021 y los primeros nueve meses de 2022 que revelan una intensificación del desmantelamiento.
Eso supone que en 21 meses han cerrado una de cada cinco sucursales que seguían formando parte de una red en la que otras 6.370 habían bajado la persiana en los cuatro años anteriores. Un proceso que corre paralelo a la reducción de las plantillas, con 80.000 bajas en una década, a una eliminación de cajeros automáticos y a una migración del negocio a internet, donde ya se realizan más de la mitad de las operaciones y donde la irrupción de los neobancos ha arrebatado casi un tercio del mercado a la banca tradicional.
"Los productos son más caros y las comisiones, que subieron con el argumento de que los bancos apenas tenían margen de intermediación, no se reducen. Es un momento para ser más generosos, pero no se está repercutiendo la subida de ese margen en el cliente, que siente que el servicio es cada vez peor", apunta Gallardo, que llama la atención sobre los bajos índices de morosidad que se dan en el mercado financiero español y sobre el progresivo aumento de esos márgenes y de "la brecha de intereses".
Esa brecha de intereses es el resultado de los diferentes intereses con los que, según los datos del Banco de España, los bancos españoles remuneran los depósitos y gravan los créditos de sus distintos grupos de clientes, un indicador que lleva meses creciendo.
Concretamente, la brecha de intereses entre ahorro e hipotecas para los hogares creció más de un punto entre enero y octubre para alcanzar el 2,49% mientras la existente entre los depósitos y los créditos de consumo aumentó siete décimas para situarse en el 7,57%.
Eso significa que los bancos, que por otro lado han frenado la portabilidad de tipo variable a fijo poco después de haber subido las comisiones, cobran a los hogares dos puntos y medio más por las hipotecas y siete y medio por los créditos de lo que les paga por los ahorros que depositan en sus oficinas.
En el caso de las empresas, la brecha entre los depósitos y los créditos se ha duplicado en nueve meses para alcanzar el 2,76%, mientras que la existente entre plazos y préstamos se ha multiplicado por 2,5 para rozar el 2%.
"La banca está aprovechando un cúmulo de circunstancias, y nos preocupa ese margen de intermediación. Está remunerando el dinero como cuando el euríbor a doce meses estaba en negativo, pero va a cerrar el año casi en el 3%", recuerda Gallardo, que advierte de cómo "ese desequilibrio en la brecha de intereses va a hinchar las cuentas de resultados de los bancos".
Coincide en el análisis con Carlos Sánchez Mato, economista y profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Complutense, que llama la atención sobre la baja remuneración de los depósitos, al tiempo que pronostica cómo "en el primer trimestre de 2023 veremos elementos potentes de aumento de los márgenes en el sector financiero, y ese dinero sale de donde sale", que resulta ser, concretamente, de los bolsillos de los clientes de la banca, sean familias o empresas.
"Hay trabajo, y la gente está afrontando razonablemente bien la subida de los márgenes empresariales y del crédito, pero eso no es sostenible en el tiempo", señala.
"El empleo se está comportando extraordinariamente bien y el despido está dejando de ser la primera opción en caso de nubarrones, y eso está retrasando los efectos de la detracción de recursos de los hogares y las empresas que está llevando a cabo el sector financiero", anota el profesor, que añade que "familias y empresas van aguantando y el empleo no se está resintiendo, pero cuando la extracción de rentas toque a la masa de la clase trabajadora y de la clase media afectará al consumo, y eso nos arrastrará a todos".
El consumo de los hogares es el principal componente de la demanda en la economía española, con un peso medio del 56,7% en el PIB de los últimos quince años que supera la suma de la inversión (21,2%), la demanda externa (1,13%) y el resto del consumo público y privado (20,7%).
De ahí la importancia que tiene mantenerlo a flote para el conjunto del tejido productivo y comercial español, tal y como ocurrió con los ERTE y los avales del ICO durante la pandemia.
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