zaragoza
Actualizado:El primer atisbo de relajación de las medidas de intervención que evitaron que la crisis derivada del parón de la actividad por la pandemia se convirtiera en una recesión ha situado a las instituciones europeas ante la inquietante magnitud de la exposición de varias de sus economías, básicamente las de los países del sur, a las prácticas especulativas de los actores financieros.
Y eso ha obligado al BCE (Banco Central Europeo) a intervenir para apuntalar las primas de riesgo de esos países, España, Italia, Portugal y Grecia, para evitar lo que entrañaba el riesgo de manifestarse como una incipiente crisis de deuda pública como la que la pasada década llevó al emisor y a la UE a intervenir el Estado helénico Grecia y a establecer programas de supervisión sobre los otros tres ante la situación creada, entre otros motivos, por la inacción previa de esas mismas instituciones comunitarias.
"Han aprendido de los errores y no quieren dejar que la prima de riesgo se dispare", señala el economista Eduardo Garzón, para quien el mecanismo elegido por el BCE "es lo de menos: lo importante es que se han decidido a intervenir, aunque habrá que ver las posturas de los gobiernos de Alemania, Holanda o Finlandia ante esa decisión".
"El BCE ha convocado una reunión de urgencia para ratificar su posición. Ha mostrado su preocupación por el aumento de la prima de riesgo en varios países y ha anunciado la puesta en marcha de un nuevo mecanismo" para intervenir, anota Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas, la fundación de las antiguas cajas de ahorro, que apunta cómo "eso ha sido suficiente" para detener los ataques especulativos contra la deuda de esos cuatro Estados tras unas semanas en las que las ambiguas intervenciones de directivos del BCE como su presidenta, Cristine Lagarde, generaron dudas sobre el grado de compromiso del emisor. "Se interpretó que no tenían plan", añade.
"Flexibilidad en la reinversión de los reembolsos"
Al final, según anunció en un comunicado el propio BCE, el plan consistirá en aplicar "flexibilidad en la reinversión de los reembolsos vencidos en la cartera de PEPP" ante el "resurgimiento de los riesgos de fragmentación" del espacio económico europeo mientras acelera "la finalización del diseño de un nuevo instrumento" para afrontar este tipo de crisis.
Es decir, que tras constatar que "la pandemia ha dejado vulnerabilidades duraderas en la economía de la zona del euro" y para evitar la crisis de deuda que comenzaba a despuntar por el sur y su riesgo de contagio a otros países, el BCE invertirá en la compra de deuda de los países con la prima disparada, y no con un plan sistemático elaborado en función del peso de cada país como venía haciendo hasta ahora, el dinero que vaya obteniendo con los reembolsos e intereses del programa pandémico de compra.
"Hemos vuelto a la situación de 2012, cuando cada país tenía una situación diferente en cuanto a los tipos de su deuda, pero el panorama es completamente distinto con una guerra, una inflación de más del 8% y los precios de la energía disparados", advierte Julio Rodríguez López, de Economistas Frente a la Crisis (EFC), quien, aunque en "un escenario muy complejo".
Rodríguez califica la política del BCE como "palomesca" y "blanda", por su lentitud en tomar decisiones frente a otros responsables de políticas monetarias como el de EEUU, que acaba de situar los tipos por encima del 1,5%
¿Por qué sube la prima de riesgo?
Coincidiendo con la confirmación oficial a principios de año de la cancelación del PEPP (Programa Especial de Compra [de deuda pública] por la Pandemia, por sus siglas en inglés), que hará que el volumen de deuda soberana de los países de la UE en manos del BCE deje de crecer (sin menguar), y hace unas semanas, a partir de los primeros anuncios oficiosos de una próxima subida de los tipos de interés, se han disparado las primas de riesgo de los países del sur de Europa.
En dos meses, la de España pasaba del 89% a 132%, la de Portugal crecía del 163% al 242%, la de Grecia subía del 206% al 294% y la de Portugal avanzaba del 99% al 137%, mientras las de Austria, Francia y Bélgica no pasaban del 74% y Holanda no llegaba al 40%, según datos de Investing y de Infobolsa.
Pero, claro, la prima de riesgo no tiene vida propia, sino que se trata de un indicador que mide la diferencia entre los intereses que un Estado paga a quien invierte en su deuda (bonos y letras) en relación con la de otro país de referencia, que en el caso de la UE es Alemania.
Torres: "Por eso es importante que el BCE ponga orden y evite que las primas de riesgo se disparen"
Las herramientas de los especuladores para alterarlas son relativamente sencillas: se trata de vender deuda de un país en los mercados secundarios y de comprar las de otros Estados y de acudir menos (o dejar de acudir) a las emisiones de los primeros para adquirir bonos y letras, lo que crea una sensación de debilidad que arrastra en esa misma dirección a los inversores ‘legales’ y que, al mismo tiempo, fuerza a los emisores a elevar los intereses con los que remuneran a sus compradores, lo que a la vez dispara las expectativas de beneficio de las ventas en el mercado secundario.
"Por eso es importante que el BCE ponga orden y evite que las primas de riesgo se disparen, para garantizar el adecuado funcionamiento del mercado y porque ese tipo de procesos puede desestabilizar las economías de los países afectados", señala Torres.
"La prima de riesgo está subiendo por expectativas, pero ahora los inversores han visto que el BCE no se va a quedar de brazos cruzados, y eso va a calmar la especulación", anota Garzón.
¿En qué consisten esas desestabilizaciones?
El aumento de la prima de riesgo obliga a los Estados que la sufren a elevar los intereses de su deuda para atraer a los compradores, algo que en lo que va de año ha provocado en España una subida de tipos del 1% al 3%.
A España le vencen este año unos 200.000 millones de euros de deuda que tendrá que renovar, algo que, con esa subida de intereses, le supondrá una factura de 2.000 millones anuales. Aplicado al conjunto de su deuda, que alcanza 1,453 billones de euros, según los datos del Banco de España, el aumento del coste se dispararía por encima de los 29.000 millones de euros.
El aumento de la prima de riesgo obliga a los Estados que a elevar los intereses de su deuda para atraer a los compradores
Se trata de cifras que obligarían a replantearse cualquier hoja de ruta presupuestaria, ya sea por la vía del recorte del gasto público, la del aumento del déficit y la deuda, una intensificación de la presión tributaria, el impago de los compromisos conforme venzan o una combinación de varios de esos caminos.
Sin embargo, no toda la deuda del país se ve sometida a esos vaivenes en caso de inestabilidad de la prima de riesgo, ya que el periodo medio de vencimiento de la española es de ocho años. De hecho, los 200.000 millones que el Tesoro debe renovar en 2022, y que sí se ven expuestos a esa presión, son algo menos de la séptima parte del total.
En cualquier caso, explica Rodríguez, "las emisiones de deuda van a salir más caras, y va a ser necesario hacer equilibrios para que no se disparen la deuda y el déficit".
Eventuales escollos políticos pero también legales
Está por ver cómo va a funcionar ese nuevo mecanismo y ese no-plan de compra de deuda e inyección de liquidez a los Estados del sur. "Es un experimento que estará sometido a revisión", señala Garzón, que recuerda cómo la UE ha decidido mantener en suspenso las reglas fiscales y de "El panorama es muy distinto del que había en 2012", anota.
Torres, por su parte, plantea algunas dudas pendientes de ser despajadas sobre esos mecanismos como "¿cuál es el nivel a partir del que se actúa? Los expertos señalan a la prima de riesgo del 235%, que es el nivel que acaban de superar Italia y Grecia".
Otras tienen que ver con los complejos equilibrios en las instituciones europeas y con el hecho de que halcones como Holanda, Finlandia o Alemania puedan "temer que el BCE se convierta en una fuente de financiación para los países del sur" al tiempo que la 'flexibilización' de las compras de deuda "modifica los coeficientes de participación" en el banco central, aspectos que entrañan el riesgo de convertirse en escollos políticos, pero también legales, para el despliegue de las medidas.
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