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"El alquiler por las nubes, pero no vivimos en el cielo": Sevilla y Málaga arrancan una nueva oleada de protestas por la vivienda

Una docena de ciudades españolas protestan en noviembre y diciembre por el derecho a la vivienda. Cuatro empiezan este sábado: Cádiz, Málaga, Murcia y Sevilla.

Miles de malagueños se manifestaron en junio pasado por la dificultad de encontrar una vivienda para alquilar en la ciudad.
Miles de malagueños se manifestaron en junio pasado por la dificultad de encontrar una vivienda para alquilar en la ciudad. Álex Zea / Europa Press

Este sábado, 9 de noviembre, cuatro manifestaciones —en Sevilla, Málaga, Cádiz y Murcia—, convocadas por plataformas ciudadanas, que reivindican la consideración de la vivienda como un derecho abrirán una nueva oleada de movilizaciones a lo largo de noviembre y diciembre en todo el Estado.

A estas, según el sindicato de inquilinas, seguirán otras en Albacete, este domingo, día 10; en Barcelona, Burgos, Jerez y Oviedo, el 23 de noviembre; en Zaragoza, el día 30 de noviembre; en Salamanca, el primero de diciembre, y en Bilbao, el 14 de diciembre.

El análisis que hacen las plataformas convocantes es similar para todas las ciudades. Así, Málaga para vivir, que ya lanzó una protesta multitudinaria en verano pasado, convoca bajo el lema si nos echan de los barrios, paramos la ciudad.

La de Sevilla para vivir tiene la premisa de que la ciudad no es un negocio. Para Cádiz resiste, se trata de luchar por la identidad de la ciudad y de sus barrios, y por la vivienda residencial. En Murcia, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha convocado "con el fin de reclamar la salida al mercado de las viviendas vacías.

Todas las plataformas y movimientos ciudadanos coinciden en que hoy existe una crisis de vivienda de proporciones gigantescas. Sus causas, según exponen, se encuentran en fenómenos como la turistificación, y, sobre todo, en la promoción y mantenimiento de un modelo de ciudad que "convierte la vivienda en un negocio y erosiona el tejido social".

Las consecuencias son, según manifiesta Málaga para vivir, que la ciudad "expulsa a los vecinos", esta se convierte en un parque temático en el que la vivienda es un bien especulativo, que "destruye" las alianzas y redes vecinales. La problemática es similar, en cada lugar con su nivel de intensidad, en las demás ciudades.

"Existe —expone Sevilla para vivir— una crisis de vivienda sin precedentes causada por la especulación, la mercantilización del suelo urbano y la turistificación", lo que provoca que "el derecho a la vivienda sea un auténtico privilegio y no un derecho".

"El derecho a la vivienda sostiene otros derechos fundamentales como el de la salud física y mental y a la educación", remachan los convocantes de la protesta en Sevilla: "La vivienda es un eje fundamental para garantizar la vida digna".

Turistificación y viviendas vacías

"En Málaga se ha pasado de 25.000 viviendas y apartamentos de uso turístico en 2018 a casi 73.000 en 2024", denuncia la plataforma Málaga para vivir. "Málaga es hoy una de las ciudades con los alquileres más altos de España y la segunda ciudad con el suelo más caro de España; solo en los tres primeros trimestres de 2024 ha subido un 20%", agregan.

En Sevilla, el Ayuntamiento, con los votos de PP y Vox, acaba de aprobar, con un fuerte rechazo vecinal, una normativa que permitiría 23.000 pisos vacíos más, no en el centro, sino en el resto de barrios.

En la Región de Murcia hay unas 100.000 casas desocupadas, cuya salida al mercado haría bajar los precios del alquiler, según la PAH. 

En Cádiz, hay hoy plazas de alojamiento para acoger el mismo día a más de un 10% de su población residente. Cádiz resiste expone además que la ciudad es la que más cruceristas recibe por habitante —seis por persona— cada año de todo el Estado y en la que más se han reducido los alquileres de larga duración en la última década.

"La turistificación y el exceso de viviendas turísticas ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero el problema va mucho más allá", expone Sevilla para vivir. Entre las exigencias de la plataforma de Sevilla está la declaración de zonas tensionadas para fijar unos precios máximos a los alquileres, el incremento del parque público de viviendas en todos los barrios, garantías legales para que en ningún caso se produzcan desalojos sin alternativa habitaciones y que se recuperen las viviendas públicas enajenadas a fondos buitre o en manos de la SAREB".

Los movimientos ciudadanos han venido manteniendo encuentros y asambleas vecinales en diferentes barrios para preparar las manifestaciones. En ellas, además de compartir diagnóstico, problemas y soluciones, parte de las cuales, consideran, está en la misma existencia de estas reuniones, también han recogido apoyos de todo pelaje. Por ejemplo, una canción de aire punk que la banda local Miarma Warriors aporta para apoyar la manifestación desde lo que llaman la Sevilla "cutrificada".

Así, por ejemplo, en la web de Sevilla para vivir se encuentran diferentes eslóganes que resumen el sentir que se respira en esas asambleas: "El alquiler por las nubes, pero no vivimos en el cielo"; "ser casero no es ninguna profesión"; "yo solo pido poder vivir en mi barrio"; "harta de que sobre mes al final del suelo"; "la vivienda es un derecho, no un privilegio"; "Sevilla no es un parque de atracciones"; "tu airbnb era la casa de mis abuelos"; "más puchero, menos sushi"; "soy de Triana, pero jamás voy a poder vivir en Triana…"

El ejemplo de Lagunillas en Málaga

Una de las asambleas de Málaga se ha celebrado en el barrio de Lagunillas, una zona de clase obrera, en el norte del distrito centro, que ha sido arrasada por los pisos turísticos. "Lo que ocurre en barrios cercanos al centro histórico también lo vemos en Huelin, Ciudad Jardín, e incluso en áreas periféricas como La Luz o El Palo. La financiarización de la vivienda está causando un sufrimiento generalizado y no tiene límites", afirman en Málaga para vivir.

Lagunillas, sostiene Málaga para vivir, ha sido un barrio históricamente olvidado por las administraciones. "A pesar del esfuerzo de las vecinas por hacerlo habitable, solo cuando los apartamentos turísticos han invadido la zona y las vecinas han sido desplazadas, ha llegado la inversión pública con obras de peatonalización. No nos creemos este relato: sin una prohibición efectiva de las viviendas de uso turístico o una bajada significativa de los precios de alquiler, estas intervenciones solo empeoran el problema", advierten en una nota.

En el barrio, hay calles con concentraciones de vivienda turística del 80%. "Contar a los vecinos y vecinas se hace con una sola mano. Vivir aquí resulta imposible. La situación es insostenible", denuncia la plataforma.

¿Y después? Una vez se produzcan las manifestaciones, no van a parar. Seguirán, aseguran desde Málaga, con los procesos de autoorganización en los barrios, enfocados en tres ejes: vivienda, precariedad laboral y crisis climática y destrucción del territorio: "Estos ejes responden a las preocupaciones de las vecinas".

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