Alerta entre los productores por el trasvase de los consumidores de aceite de oliva hacia otros más económicos
La previsión de una cosecha baja, la peor de los últimos 15 años en Catalunya, dispara el precio por encima de los ocho euros por litro, y amenaza de desmontar la estrategia de envasado de calidad practicada por las cooperativas de la DOP Les Garrigues.
Barcelona-Actualizado a
"Si hubiera llovido hace dos meses, durante la primavera, ahora hablaríamos de otro modo". Las palabras de Enric Dalmau, presidente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) de aceite de les Garrigues (Lleida) resumen una situación que, dos meses y medio antes de que empiece la recolección de las olivas, se presenta dramática con una reducción de la producción de más del 50% por la sequía, lo que hace que los precios estén por las nubes a consecuencia de la previsión de la caída de la cosecha.
En este contexto, la caída de las ventas, que ya se ha empezado a notar, pone sobre aviso a los productores y cooperativas, que temen que los consumidores opten por otros aceites, como el de girasol, con una peor calidad, pero con un precio más económico. La cotización disparada, que supera los ocho euros por litro ya en el trullo, deja en el aire la política llevada a término por las cooperativas de aceite catalanas, apoyada sobre las denominaciones de origen, basada en priorizar la calidad en la comercialización a través de la venta envasada, que ahora se podría sustituir por los envíos al por mayor.
El incremento de precio no es una buena noticia para los productores
Enric Dalmau señala que la sequía se ensaña especialmente en las fincas de secano, que representan el 70% de la superficie de olivo de la comarca. A pesar de que pueda parecer lo contrario, el incremento de precio no es una buena noticia por los productores. Fruto de esta coyuntura, se está produciendo un descenso de las ventas en detrimento otros aceites más baratos, el que complicará la recuperación de los consumidores.
La escalada del precio, que sitúa el valor por encima de los 8.000 euros por tonelada, cifra que supone más de 8 euros por litro en las tiendas, fuerza a las cooperativas a un cambio de estrategia. Algunas ya se plantean la venta del aceite al por mayor en Italia, puesto que en ningún caso podrían repercutir la espiral de las cotizaciones a los compradores autóctonos. Una de las fórmulas que ya se plantean desde la DOP les Garrigues es no abrir todos los molinos dedicados a moler las olivas, concentrando la oferta e intentando reducir los costes de producción. Así lo avanza Enric Dalmau, quien concreta que "los precios altos pueden hacer perder el consumo que hemos ganado durante los últimos años".
El precio se triplica en un año
Ahora mismo el aceite de oliva virgen extra se paga en Catalunya al por mayor a 800 euros por cada 100 kilos. La campaña pasada el precio era de 360 euros, lo que supone casi triplicar el precio en un año. En 2020 todavía se situaba por debajo de los 300 euros, quedándose en los 218 euros por cada 100 kilos. Un fenómeno similar se da en el punto de venta. En este caso, la pandemia y las consecuencias de la guerra en Ucrania también influyen. El encarecimiento de los carburantes y de la energía han provocado que el precio en destino, el que pagan los consumidores, se haya incrementado un 31% en sólo un año.
El aceite de oliva virgen extra se paga en Catalunya al por mayor a 800 euros por cada 100 kilos; la campaña pasada el precio era de 360
La propuesta de reducir la cifra de molinos que muelen, planteada por el presidente de la DOP les Garrigues, lo intentarán aplicar a partir de septiembre, momento en que ya se dispondrá de aforos de producción para planificar y gestionar la campaña. En la campaña recolectora, que se iniciará en noviembre, lloverá sobre mojado. A falta de las primeras previsiones, que tendrán lugar en septiembre, la cosecha bajará de las 15.000 toneladas en Catalunya, cuando el año pasado este registro fue considerado el peor de los últimos 15 años.
En un episodio similar, después de lo que sucedió el año pasado, la Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya (FCAC) solicitó al Govern de la Generalitat aprobar unas ayudas destinadas a cubrir parte de los gastos fijos de las cooperativas de las zonas afectadas por la caída de producción de aceite de oliva y la drástica reducción de ingresos. Las ayudas tenían que servir para establecer un umbral mínimo de pérdida subvencionable y previo compromiso de continuar manteniendo la actividad, entre otros.
Subida inevitable del precio de la garrafa
Así mismo, la FCAC pedía el adelanto de ayudas vinculadas a las cooperativas -como las destinadas a inversiones en transformación y comercialización de alimentos o las de fomento de la competitividad- y la mejora de las líneas de seguro del olivo y de los gastos fijos de las entidades.
Una escena similar se vivirá en la DOP Siurana. La entidad tarraconense ya cosechó un 45% menos de kilos de aceite la pasada campaña, superando ligeramente los tres millones. La baja producción, unida a la sequía y al incremento de los costes, provocó que el precio de la garrafa subiera un 10%, un episodio que parece inevitable que también se produzca en los próximos meses.
El pasado año la DOP Siurana ya sufrió una caída de la cosecha del 45%
A finales de julio, el Departament d'Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural presentó un plan de acción para mejorar la cultura del aceite entre los consumidores para visibilizar la categoría que este producto merece. Dentro de las propuestas, que pretenden conseguir que los consumidores valoren la importancia del aceite de oliva en la gastronomía, se presenta el oleoturismo. Esta práctica aspira a ser una manera dinámica de aprender sobre las propiedades y calidades del producto de primera mano, con catas para distinguir el sabor y la calidad de los diferentes aceites.
Más allá de esta iniciativa, la Administración debería tener en cuenta que la oleicultura supone una actividad económica que tiene que ser rentable. Es decir, con la que los campesinos se puedan ganar la vida. Los productores recuerdan los esfuerzos realizados últimamente para consolidar consumidores y mercados, un trabajo que se puede ir a pique.
La estrategia para favorecer el aceite de oliva envasado, en el cual se prima la calidad, acompañada de la investigación del valor añadido, se puede poner en entredicho por la baja producción en origen y los altos precios en destino. Ahora el interrogante se centra en conocer la evolución de los precios en septiembre, poco antes de iniciarse la nueva campaña, a pesar de que todo parece indicar que seguirán al alza por las pocas existencias que hay en el mercado.
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