A Raúl López el baloncesto le debe una cuantas cosas. De la misma quinta que la generación más brillante que ha dado la canasta en España, dos graves lesiones de rodilla le dejaron siempre a mitad de camino. Ni en la NBA ni en su primera etapa en la ACB el quirófano le alejó de las grandes gestas que sus compañeros iban acumulando. También hay alguna alegría que contar, como esa medalla de plata olímpica en Pekín y heroicidades individuales como la de ayer ante el mejor equipo de Italia.

El base catalán consiguió una canasta histórica para Bilbao. La de una victoria que puede servir para clasificarse para los cuartos de final de la Euroliga en la primera participación de los vascos. El triunfo ante el Siena (60-59) les meterá en el play-off previo a la Final Four en caso de vencer al Unicaja la próxima semana, o que el Real Madrid pierda uno de sus dos encuentros pendientes, ante los malagueños o los italianos. Así que ha sido una pequeña gran faena la que Raúl le ha hecho a sus excompañeros madridistas.

Fue un partido el de ayer en el que los puntos caían con cuentagotas. Ni siquiera el infalible Bo McCalebb parecía estar afinado de cara a la canasta. El primer cuarto finalizó 7-8 y el segundo, empate a 14. La trascendencia maniató hasta a los más talentosos que había en la pista. Aaron Jackson, el base local, acabó el partido sin anotar. Los últimos segundos se jugaron al ratón, al gato y a un concurso de tiros libres. Mumbrú, Rakocevic y McCalebb fallaron desde la línea de personal. Raúl López anticipó su gran final y clavó los seis que intentó. Bilbao perdió la bola a falta de 11 segundos, pero Siena sólo aprovechó un tiro libre. Nada detuvo al catalán en su carrera hacia el aro ni tampoco su certero lanzamiento.