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Pepe o la obsesión de Mou

El portugués, según el parte médico 'con una contusión en el cuádriceps', no se entrenó ayer con su equipo

ALFREDO VARONA

El pasado recuerda que casi siempre existe una excusa. 'La suerte ha hecho la diferencia', declaró Mourinho tras el último partido de Liga entre Madrid y Barça en el Bernabéu. Pero la crónica, que fue más fría, repitió viejos defectos. Sobre todo uno, el resultado, que anuló el aire triunfalista del Madrid. Sucedió lo de siempre: el partido se le hizo largo. De nuevo, la pelota desapareció de su vida en la segunda parte. La diferencia aterrizó en el área: el Barcelona logró dos goles en ese tiempo; el Madrid, ninguno. Entre los argumentos de Mourinho, ya aparecieron factores cerebrales. 'Mis jugadores tenían miedo de ir agresivos a por los balones divididos'. El entrenador viajó al pasado: 'La historia de otros partidos recordaba que tocar a un jugador del Barça era tarjeta'.

Pepe, que ayer no se entrenó en Valdebebas, según el parte médico del club 'por una contusión en el cuádriceps derecho', tampoco estaba en el medio campo. En realidad, Pepe no ha vuelto a jugar de mediocampista frente al Barça desde que el árbitro Wolfgang Stark lo expulsó en la ida de semifinales de la Champions. Ha tenido opciones de recuperar esa plaza. Ha sido su entrenador el que no lo ha deseado. Desde entonces, el Madrid ha jugado dos veces más frente al Barça en el Bernabéu. La primera, en agosto en la Supercopa; la segunda, en diciembre en Liga. Pepe, sin embargo, fue defensa central. El resultado vivió lo peor. Volvieron las malas noticias para el Madrid. La estadística demuestra que los partidos frente al Barça se le hacen más largos con Pepe alejado del medio campo.

El plan comenzó sin querer un lunes de noviembre de 2010. A medianoche, Mourinho apareció rendido frente a la prensa en el Camp Nou. 'Ha sido la derrota más dura de mi carrera, pero es fácil de aceptar porque no hemos tenido ninguna opción de ganar'. El resultado (5-0) fue una tortura que, tal vez, crió una obsesión. De cara al siguiente partido ante el Barça, que ya fue en el Bernabéu, Mourinho rompió la alianza entre Pepe y Carvalho en la defensa. Pepe ingresó en el medio campo, el Madrid ofreció la pelota al Barça, lo que irritó hasta a Di Stéfano ('el Madrid no puede jugar así'), pero Mourinhose reivindicó cuatro días después, en la final de la Copa del Rey en Valencia. Pepe siguió en el medio campo, llegó a la portería de Pinto; desesperó a los mejores futbolistas del Barça. Mourinho había encontrado la manera. Era la primera vez que el equipo de Guardiola caía frente al Madrid. 'Los que ganan tienen razón', aceptó el técnico derrotado.

Las semifinales de la Champions, sin embargo, terminaron con los aires de grandeza de Pepe en la zona ancha. El árbitro juzgó con tarjeta roja el comportamiento del futbolista. Desapareció del medio campo. La expulsión no tuvo perdón para el Madrid, que se descompensó y descompensó a Mourinho. Se preguntó por qué en voz alta. Incluso, le dio 'asco ganarse la vida' en una profesión como esta. Pero la realidad es que Pepe no volvió más al mediocampo. ¿Acaso esa es la razón por la que en diciembre el Barça hizo suya la segunda parte en el Bernabéu de un modo clamoroso?

Hay datos que discrepan, como la ida de la Supercopa en la que el Madrid tuvo la pelota y las ocasiones finales. Y Pepe no estaba en el medio campo. Hay otros datos que presentan una obsesión en el Madrid y que tal vez Mourinho reconoció en diciembre. 'Mis jugadores tenían miedo de ser agresivos'. También existen los que le recuerdan a Mou-rinho lo que él recordó al Barça como entrenador del Inter en la sala de presa del Camp Nou. 'La diferencia es que para nosotros ganar la Champions es un sueño y para el Barça, una obsesión'. Fue en la primavera de 2010 y el marcador le dio la razón al portugués. Desde entonces, la ha perdido. O, al menos, así lo anuncian los resultados, que no entienden por qué no cumple lo que dijo cuando se presentó en el Madrid: 'No imitaremos a nadie, tendremos una identidad propia'. Ante el Barça no siempre ha sido así.

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