Este artículo se publicó hace 16 años.
"Me gusta subir porque transmito alegría"
ENTREVISTA A LAHM. El alemán brasileño. El verdugo in extremis de Turquía, a pesar de ser diestro, está considerado uno de los mejores laterales izquierdos del mundo
Lucía Jiménez Moratilla
Philip Lahm (Múnich, 1983), responde más al prototipo de un futbolista brasileño que al de un alemán. Menudo, con cara de niño, por lo que dice, está en la vida y en el fútbol más para disfrutarlos que para sufrirlos. No se le cae la sonrisa. Usted es muniqués de pura cepa y hace gala de ello.Sí, vivo en el centro, rodeado de cafés, pubs, teatros, un sitio lleno de ambiente, me gusta disfrutar de la vida.
Todos los grandes tienen un lugar donde siempre recuerdan haber jugado de pequeño. ¿Usted?
Jugaba en el Olimpia Park. Estaba cerca de la casa de mis padres, un lugar tranquilo. Cuando empecé no pensaba dónde iba a llegar. Viví conscientemente mi primer Mundial en el noventa y pensé, “debe ser bonito estar ahí”, pero soñar con llegar a estar en la selección alemana, ni me lo imaginaba.
Sonríe hasta cuando lleva muletas.
Me sale, quiero hacerlo. Mi filosofía es que uno debe disfrutar con lo que hace en la vida y por eso sonrío. Hay días en los que no estoy feliz, pero intento que eso no pase. También en el campo trato de jugar con alegría.
“A veces, poco es mucho”, es su lema. ¿Por qué?
Es mi forma de pensar, eso marca mi carácter y mi forma de vida. Me gusta estar en casa, no salir mucho o no entrenar demasiado. Quiero mantener una justa medida para todas las cosas y, a veces, dos horas de entrenamiento pueden llegar a ser demasiado, cuando con una y la siguiente descansando dan para estar bien en un partido.
¿Cómo llegó a ser ambidestro?
Soy más diestro que zurdo, con la izquierda tengo mucho que mejorar. Hay jugadores que por naturaleza manejan las dos piernas y a mí me tocó entrenar desde que estaba en juveniles. El Bayern tenía en mente que yo fuera lateral izquierdo.
Breitner dijo sobre usted que acabaría jugando en el centro del campo, como le sucedió a él.
Ya jugué en el medio del campo hasta que me hice profesional y me pasaron al lateral izquierdo. No puedo decir qué va a pasar e el futuro, pero me gustaría desarrollarme más como futbolista para poder jugar en el centro del campo. Ahora estoy cómodo como lateral, porque me dejan ser ofensivo.
¿Cómo se siente más cómodo, atacando o defendiendo?
Me gusta la combinación de ambas cosas, porque como defensa tengo que estar despierto y estar muy metido en el partido, atento a todo, pero me gusta irme al ataque porque transmite alegría y sientes que a la grada le estás dando algo con lo que disfruta. Es mi estilo.
Parece usted brasileño en vez de alemán.
(Risas) Muchas gracias.
Tras el Mundial se consagró. ¿Cambió?
Ha cambiado mucho todo desde entonces, pero estoy acostumbrado a la presión porque en el Bayern hay mucha. Jugamos la Liga de Campeones y estamos obligados a ganar siempre la Bundesliga. Ahora hay más gente que me conoce y fijándose en lo que hago, pero la presión es la misma.
Aquella semifinal del Mundial de 2006 ante Italia le marcó como futbolista.
Todavía me emociono hablando de ese partido. Había dos grandes equipos y el planteamiento táctico fue decisivo. Eso hizo que el partido fuera tan interesante, porque las dos selecciones estuvimos perfectas desde ese punto de vista. Italia ganó porque tuvo un poco más de fe a la hora de hacer las cosas bien, de llegar a la final.
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