Este artículo se publicó hace 5 años.
Champions LeagueEl Liverpool tiñe de rojo Madrid
1.099 días después, el Real Madrid cede el trono a los 'reds' en una final poco atractiva y encarrilada por un discutido penalti.
Madrid--Actualizado a
El Liverpool FC conquistó este sábado su sexto título de campeón de Europa, gracias a una tensa victoria por 0-2 sobre el Tottenham Hotspur en la final de la Liga de Campeones disputada en el Estadio Metropolitano de Madrid, y donde los goles de Mohamed Salah y de Divock Origi hicieron que su rival pagase la novatada.
El fútbol inglés paladeó la gran fiesta del final de temporada, con los 'reds' saliendo vencedores del máximo torneo que existe en el 'Viejo Continente'. El peso de su historia, con cinco entorchados previos a la espalda, se amplió con otro más y frente a un adversario que atacó con alma durante el desenlace para, al menos, morir con las botas puestas.
1.099 días después, el Real Madrid cedió el trono a los 'reds', quienes se alejaron algo de su estilo para también truncar un lustro de dominio de LaLiga Santander. La última vez que un club no español levantó la 'Orejona' fue en 2013, cuando el Bayern de Múnich se impuso por un suspiro al Borussia de Dortmund que entonces dirigía Jürgen Klopp.
Pero, esta vez, el entrenador alemán se quitó la espina, cada vez más profunda por haber perdido también otras finales europeas. Así, sus pupilos le ayudaron a acabar con su maldición, que amenazaba con ahondar más en la moral el carismático preparador germano.
Su redención empezó muy temprano, cuando los más despistados aún ni habían tomado asiento en el Metropolitano. Un centro de Sadio Mané, a los 23 segundos, rebotó dentro del área en el pecho y de inmediato en el brazo de Moussa Sissoko. El esloveno Damir Skomina, pese a las dudas que generaba la jugada, señaló la pena máxima y Salah no desaprovechó el regalo inicial para empezar a decantar una final menos atractiva de lo que se esperaba.
El penalti anotado más rápido de la historia de la competición y tercer gol más rápido en las finales
El penalti anotado más rápido de la historia de la competición y tercer gol más rápido en las finales provocó sin embargo una caída de juego en un partido, marcado también por el calor. Con la adrenalina tan arriba nada más iniciarse la batalla, de forma involuntaria eso provocó una anomalía en el habitual carácter del Liverpool.
El ritmo de abrasión, fundamentado en la velocidad de su tridente de arriba, se cambió en la primera mitad del encuentro por un plan más conservador. Se equiparó entonces la estrategia 'red' con la del Tottenham, más acostumbrado a la mentalidad de las carreras de fondo que a la de pruebas de esprint.
Todo parecía acorde a las ideas de Mauricio Pochettino, salvo por lo de ir por detrás en el marcador. El técnico argentino seguía con el mismo semblante que de costumbre, sin apenas inmutarse por un disparo de Trent Alexander-Arnold que incordió a Lloris cuando se acercaba el descanso y que despertó un tanto a los aficionados más neutrales. Los 'Spurs', pese a contar con el concurso de Harry Kane de inicio, apenas se asomaron a los dominios de Alisson, que vivió 45 minutos muy tranquilos.
Alisson sujeta, Origi sentencia
Tras el primer acto, fueron los de Pochettino quienes comenzaron con más ímpetu la segunda parte, lo que de propina enganchó a sus aficionados, que se desperezaron tras los nervios de verse en su primera final, o quizá por haber sido acallados tras el incesante You'll Never Walk Alone del graderío del Liverpool.
Las hostilidades quedaban abiertas y ahí el duelo posicional pasó a ser un duelo vertiginoso. Fiel al estilo de la Premier League, y como reza el tópico, el juego se volcó a las bandas mientras esporádicamente mientras alguien se escapaba veloz entre las líneas defensivas.
Salah era el estilete del Liverpool y Heung-Min Son era su contraparte en el conjunto londinense. Sin embargo, toda función se mantiene en pie cuando el reparto actoral sigue cobijando a los protagonistas. Y de eso se encargó James Milner para los de Klopp, con un tiro raso que se marchó pegado al poste del arco de Lloris.
Midiendo el tiempo como si fuera más capital que domar a la pelota, los 'reds' acularon. Otro hombre de refresco, Lucas Moura, apareció para zarandear a sus compañeros ya que el cronómetro se consumía. Él mismo y Dele Alli tuvieron una clara doble oportunidad de peligro en el minuto 80, pero emergió la figura de aquello que había echado en falta su rival durante la final que éste disputó en 2018.
Alisson Becker, guardameta brasileño que había fichado el club de Anfield Road tras perder contra el Real Madrid hace un año, emergió para desesperar al Tottenham. Dos paradas ahí, junto a otra a un lanzamiento de falta directa que había notado Christian Eriksen, fueron la muestra de que el Liverpool cumplía con su obligación.
Antes de que la 'Champions' se guardase una locura más, se apresuró a finiquitarlo todo Divock Origi, el héroe de las semifinales ante el FC Barcelona. A la salida de un córner cuando corría el minuto 87, el ariete belga conectó un zurdazo raso que superó a Lloris. El tanto hundió al conjunto londinense y el 'You'll never walk alone' volvió a retumbar en el Metropolitano.
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