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Un golpe de realismo

Llorente, en colaboración con De Marcos, sentenció en la primera parte al siempre meritorio Mirandés. Peseal 0-2, los burgaleses no se dieron por vencidos, hasta que marcaron en el último suspiro

ALFREDO VARONA

Fue un partido muy realista en un escenario bellísimo que hubiese valido para cualquier película de Ken Loach. Anduva pudo ser Sheffield en Full Monty. La noche respiraba un final feliz. No fue sólo un equipo. Fue toda Miranda la que amaneció frente a la lógica. Pero en el bando adversario existieron dos futbolistas que no autorizaron la hazaña. Fueron De Marcos y Llorente, una gente muy especial. Entre los dos crearon el primer gol. Volvieron a los orígenes del fútbol. De Marcos fue un extremo puro. Con las medias caídas corrió hasta la línea de fondo. El riesgo no anuló su precisión. Al contrario. La pelota llegó hasta su destino, la cabeza de Llorente, que fue como un cementerio para Nauzet. El portero se desplazó de un poste a otro sin saber qué hacer. No había otra. Fue un golpe de realismo.

La noche se quedó sin suspense a los 25 minutos. Entonces, Llorente no necesitó alianzas. Fue el delantero total, como Gerd Müller en Alemania 74. A pie de área, engañó a tres defensas del Mirandés. Lo hizo con la pelota en el suelo y varios giros de cintura que sólo se conciben para gente más pequeña. Pero anoche Llorente jugó con una jerarquía enorme. En el guión de Ken Loach difícilmente hubiese encontrado sitio. En el del Mirandés, tampoco. Su instinto sentenció a Anduva, que regresó a tiempos más humildes. Cosa que no sorprendió a nadie. Tenía que pasar, pero hay corazones indomables e incompletos si no sueñan. Por eso mueren de pie.

La noche pesó a un Mirandés, que no encontró la pelota en toda la primera parte. Muneta no se entregó nunca, pero su relación con el balón fue muy amarga. Pablo Infante tampoco encontró pausa. Su imaginación se movió a solas. Perdió siempre. Así que no maduró ni una sola de las ideas del Mirandés. Alain, el delantero, acusó esa crónica social. No se pudo dar la vuelta ni una sola vez en esas condiciones que lo hacen invulnerable. Fue un hombre solo frente a Javi Martínez. No se sintió un mártir, porque ese tipo tiene coraje de miliciano. Pero ante el Javi Martínez de hoy hace falta mucha categoría. No es un futbolista. Es una autoridad con un pulmón de más. Como central, quema menos energía. Y no es fácil pillarle en aprietos.

En nueve minutos, el Athletic acabó con el misterio de la semifinal 

El partido tenía más dificultad moral que real para el Athletic. Pero no fue eso, sino la autoridad con la que se hizo con la pelota. De Marcos es como un boy scout que lleva la cantimplora de todo el mundo. Tiene vida en cualquier parte. Igual sale por la derecha que por la izquierda. Desde allí pareció Argote en el Athletic de los ochenta en el primer gol. Iturraspe sería De Andrés. Tiene esa paciencia en la cabeza y la capacidad para elegir lo que hace. Toda esa gente, que Bielsa ha agrupado en un once que ya se repite de memoria, ha hecho del Athletic un equipo especial al que da gusto verlo.

El tercer gol pudo llegar antes de que finalizase la primera parte. Hubo suficientes motivos. Nauzet se lo impidió a De Marcos. Después a Muniain le faltó precisión, no atrevimiento. Todo eso dejó con ánimo al Mirandés en la reanudación. Recuperó el mérito y el misterio con la pelota. Fue otra cosa y anuló tanta superioridad del Athletic. La noche entonces se pareció a la que hubiese escrito Ken Loach. Un poco tarde, quizá. Pero el esfuerzo del Mirandés encontró el gol de Lambarri en el descuento. Sonó a victoria para sus héroes. Gente muy grande que ya habían encontrado opciones de gol muy serias. Pero Gorka reivindicó que el valor de este Athletic también está en la portería. Nada pudo hacer, sin embargo, en ese gol. La fusilada de Lambarri fue de ley. Tiró con todo el alma posible. A esas horas, no quedaba otra. Su gol aterriza en una esperanza razonable de cara a San Mamés. Necesita tres goles el Mirandés, pero ¿quién lo sentencia antes de tiempo? El pasado no, desde luego.

Mirandés: Nauzet; Garmendia, Caneda, Corral, Raúl García; Martins, Nacho Garro (Lambarri m. 54); Mújika, Muneta (José Ángel m. 70); Alain (Borrel m. 56) y Pablo Infante.

Athletic: Gorka; Iraola, Amorebieta, Javi Martínez, Aurtenetxe; Susaeta (David López m. 76), Iturraspe, Herrera, Muniain (Iñigo Pérez m. 86); De Marcos y Llorente.

Goles: 0-1 M. 17. Llorente, de cabeza, tras una magnífica arrancada de De Marcos por la banda izquierda. 0-2 M. 26. Llorente, en jugada individual. 1-2. M. 91. Lambarri aprovecha una indecisión del Athletic.

Árbitro: Estrada. Amonestó a Iturraspe, Javi Martínez, Corral, Raúl García, David López, Mújika e Iñigo Pérez.

Anduva: 8.000 espectadores. 

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