Este artículo se publicó hace 11 años.
Ferrer sucumbe a Murray y la fatiga
El alicantino cae en la final de Miami ante el escocés por 2-6, 6-4 y 7-6 (1) tras dos horas y 45 minutos de choque
El tenista escocés y nuevo número dos del mundo, Andy Murray, se ha hecho con el título en el Masters 1.000 de Miami, segundo de la temporada, después de romper el sueño del español David Ferrer en la final, al que venció por 2-6, 6-4 y 7-6 (1), consiguiendo su octavo torneo de esta categoría y el segundo de la temporada.
El español tuvo el partido en su mano, llegando a disponer de una bola para hacerse con el segundo Masters 1.000 de su carrera, el primero ante un tenista de categoría élite, pero los nervios y el potencial de Murray impidieron que el alicantino se llevara la victoria. El escocés luchaba por volver a imponerse en un Masters, después de no conseguir ninguno en 2012 y se acabó haciendo con el octavo torneo de esta categoría de su carrera.
Ferrer ya avisó el viernes, cuando venció a Tommy Haas en semifinales, de que debía empezar el partido "muy concentrado" si quería tener opciones de cara al título. Y así lo hizo. El de Jávea arrancó la final jugando al máximo nivel, manejando a Murray y llevándolo de un lado a otro de la pista, lo que pilló completamente desprevenido al escocés.
El número tres mundial, que se alzará este lunes con el número dos después de su triunfo en Miami, no acababa de encontrarse cómodo sobre la pista del Stadium. El escocés cometía errores desde el primer juego y Ferrer se aprovechaba de ello para hacerse con un break a las primeras de cambio (2-0), después de que Murray desperdiciara dos oportunidades para haberlo conseguido en el primer juego.
Murray estaba espeso y Ferrer disfrutaba de los mejores minutos del torneo, lo que llevó a firmar un 5-0. El escocés parecía ausente mientras que el alicantino caminaba con paso firme hacia la victoria en el primer set, pero el británico no estaba dispuesto a morir sin luchar. Se hacía con su primer juego y, justo después, convertía su primer break del partido (5-2). Parecía que empezaba a verse al verdadero Murray, pero volvía el del inicio del partido para dejar escapar un 6-2.
El escocés tenía claro desde la mitad del primer parcial que debía centrarse en el inicio del segundo. Consiguió sembrar las dudas sobre el saque de Ferrer con un 0-30, pero el alicantino las solventaba remontando y adjudicándose el juego (1-0). Sin embargo, el de Jávea no pudo controlar durante mucho tiempo a Murray, al de verdad, que aparecía para hacerse con un break y situarse con 3-1.
Era la primera vez que el escocés se veía por delante en el marcador y sólo tenía que hacer frente a sus propios nervios al servicio. Hasta el momento, el escocés no tenía el día cuando le tocaba poner la bola en juego (con un 48 por ciento de primeros servicios) y Ferrer aprovechaba para presionar desde el resto, demostrando que es uno de lo mejores tenistas del circuito en este aspecto. El alicantinto desperdiciaba dos bolas de break en el sexto juego (4-2), pero utilizaba la siguiente que tuvo para igualar (4-4). La intensidad del juego había crecido considerablemente con respecto al primer set y el público demandaba un tercero, deseo que cumplió Murray con el 6-4.
Nervios e imprecisionesEl partido se descontroló al inicio del tercer parcial. Ni Murray ni Ferrer supieron mantener los nervios en los momentos clave y se golpeaban el uno al otro continuamente, sin guardar la calma cuando debían hacerlo.
El escocés arrancaba consiguiendo un break pero era incapaz de confirmarlo con su saque (1-1), algo que se volvería a producir en los dos juegos siguientes, hasta el 3-3. Seis rupturas en seis juegos, algo muy poco habitual en una final de un torneo masculino. Ninguno de los dos finalistas parecía querer llevar el control del partido hasta que Ferrer rompió la tónica que había dominado hasta el momento, conservando su servicio (4-3). Murray también conseguía cambiar el chip y lograba la igualada (4-4) para después volver a las andadas.
El escocés se hacía con una nueva ventaja con un break y servía para cerrar el partido por 6-4, pero las dudas volvieron a sobrevolar el servicio del escocés, que volvía a verse quebrado. El ánimo de Ferrer había cambiado por completo, el alicantino se vino arriba y tiró de casta para imponerse en su saque (6-5) y asegurarse el tie-break después de perder una bola de partido tras pedir el ojo de halcón. Ese punto desconcentró por completo a Ferrer, que acabó sucumbiendo en la muerte súbita.
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