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Ferrer da su gran golpe

El alicantino no tuvo miedo y supo remontar ante un buen Del Potro en un maratoniano encuentro lleno de alternativas. Nadal demostró que sobre tierra es indomable y pasó por encima de un desbordado Mónaco. España se coloca 2

GONZALO CABEZA

Fue cuestión de fe, de arrestos y supervivencia. También cosa de un físico privilegiado. Todo eso lo puso Ferrer para remontar un partido que parecía perdido y encarrilar una final que se escapaba entre los dedos. España es favorita y lo demostró en la arcilla sevillana. Se acostó con un 2-0 a su favor y la sensación de que sólo una catástrofe hará viajar a la ensaladera a argentina. El héroe, si todo es normal, será Ferrer, que hizo morder el polvo a Del Potro la gran estrella argentina.

Para ganar los primeros dos individuales los españoles trabaron dos guiones completamente diferentes. Nadal se decantó un cuento de hadas, una comedia romántica en la que todo empieza bien, sigue bien y termina bien. El alicantino llevó su partido el suspense, los nervios y los constantes giros en los acontecimientos.

De la jornada se recordará a Ferrer y su épico partido contra Del Potro. Casi cinco horas de partido desenfrenado, de cambios de ritmo constantes y con dos jugadores que quedaron casi sin aliento. Empezó el alicantino ganando el primer set con facilidad, se dejó el segundo en la muerte súbita y no pudo hacer nada en el tercero. Los argentinos, muy ruidosos, gritaban desde la grada. Las cosas empezaban a cuadrarles, llevaban una semana marcando ese partido como el imprescindible. Lo veían cerca y mandaban callar a La Cartuja, que de repente había dejado de creer.

La afición argentina se quedó petrificada ante la mayor victoria de Ferrer

Pero un español tenía aún toda la fe intacta. Era Ferrer, justo el que tenía que ser. Años antes, como le pasó en la final de Mar del Plata, podría haberse disuelto con la maréa en su contra. Las cosas han cambiado mucho, él ahora es el número 5 y ejerce como tal, no se amedrenta. Sacó adelante el cuarto set y en el quinto desplegó su mejor tenis, cuando las fuerzas ya no existían. Una victoria tremenda, quizá la mayor de su carrera. A Ferrer se merece que le tomen muy en serio.

Antes de aquello se vio un obús por Sevilla. Era Nadal, que llevaba una semana barruntando su mala suerte, la desdicha de no estar perfecto. Perder en Londres con contundencia le dolió e incluso se descolgó con unas declaraciones melancólicas en las que ponía asteriscos a su amor al tenis. Pero llegó la tierra y recuperó su mejor yo, esa versión en la que parece un animal salvaje que se mueve por todas partes y reparte palos a diestro y siniestro.

Verdasco y Feli buscarán la quinta ensaladera de la Armada

Una fuerza de la naturaleza. Nadal no tuvo un solo segundo de piedad con su amigo Mónaco, que al otro lado de la red contemplaba un ejército de bolas perfectas que percutían su pista. Ni un fallo, ni un desliz, una enorme estampida de tenis fluido y preciosista. Hubo por el camino puntos de mérito, de esos que llevan al éxtasis a una grada, ya de por si volcada con el ídolo. Venció por 6-1, 6-1 y 6-2 demostrando la enorme diferencia que hay entre ambos. El tenis es un deporte de pocas casualidades y al nivel del español Mónaco sólo llega en sueños.

Las dudas de Nadal se fueron por el sumidero. Lo suyo es jugar al tenis y, a ser posible, en tierra batida, un lugar en el que se encuentra como jabalí en el barro. Feliz de haberse conocido. Demostrando que es un ejercito de una sola persona.

España lo ve ya muy cerca. Feliciano y Verdasco buscarán la rúbrica contra Nalbandián y Schwank en un partido sin favoritos. No son especialistas y los estados de ánimo pueden decantar la balanza. Queda sólo un paso más.

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