Este artículo se publicó hace 15 años.
La cólera aleja a Ferrer de los mejores
El español bajó 11 puestos desde que menospreció a una juez
"Es normal. Tú eres una chica. Las chicas no pueden hacer nada, nada". El pasado mes de septiembre David Ferrer descargó su frustración en Kerrilyn Cramer, la juez de silla que arbitraba su partido contra Nishikori en Abierto de Estados Unidos. Muy nervioso, el tenista español mascullaba maldiciones en castellano, la jueza le reprendió y Ferrer soltó el comentario machista. Entonces, el alicantino era el número 4 del mundo. Hoy, cinco meses después, es el decimoquinto. No levanta cabeza.
El jugador pidió mil veces perdón por sus desafortunadas palabras. "Fue un momento de tensión, cuando estás en la pista no piensas en lo que dices", afirmó pocas fechas después. No sólo fue su imagen lo que se deterioró tras sus palabras. Su juego entró en declive. Antes de aquello, triunfaba con un juego basado en el físico y la garra. Perdía los nervios con facilidad, pero había aprendido a contenerse. Sus mejores actuaciones habían llegado en el propio torneo neoyorquino en el que hizo el comentario machista. En 2007, incluso fue semifinalista, su mejor Grand Slam.
Ahora Ferrer es un tenista demasiado irascible sobre la cancha. Nada parece salirle a derechas, su juego ha perdido parte de su alma y él lo sabe. Termina casi todos los partidos frustrado y con ostensibles gestos de descontento.
El único partido en el que ha rendido a la altura que se esperaba fue el de la semifinal de la Copa Davis contra Roddick, en Madrid, cuando consiguió anotar un punto decisivo para encarrilar la eliminatoria que, tres meses después, llevaría a España a ganar la mítica ensaladera en Argentina. Sus participaciones en torneos posteriores casi siempre empezaron de la pero forma posible: una derrota y adiós. Así sucedió en Pekín, Madrid y París. Los rivales contra los que se enfrentaba iban siempre como víctimas, pero terminaban dando la sorpresa y dejando a Ferrer en la estacada.
Superado por VerdascoLlegó la final de la Davis y, una vez más, no pudo brillar. Abrió el fuego de la eliminatoria y vio como Nalbandián le pasaba por encima. El último y decisivo día Emilio Sánchez Vicario ya no confió en él. Para jugar contra Acasuso le dio la alternativa a Verdasco, que consiguió un resultado brillante que le ha cambiado la carrera.
Al llegar a Argentina Ferrer era la segunda figura más importante del tenis español. De regreso a Madrid, su figura aterrizó ensombrecida no sólo por la estrella de Verdasco, sino incluso por la de Feliciano, que salió reforzado de aquella final.
El inicio de 2009 ha sido algo mejor. Consigue superar alguna ronda, pero no alcanza su nivel. Ferrer pasó las Navidades machacándose a las órdenes de su preparador, David Andrés, porque, como confesó el propio jugador en su página web, "el físico es muy importante para mí". Estuvo en las semifinales de dos torneos menores, Johannesburgo y Auckland, pero ante rivales de más entidad, en Melbourne y Rotterdam, no pasó más de dos rondas. Todos los jugadores que le han ganado estaban por debajo en el ránking. Ferrer ya no juega contra los mejores porque estos sólo aparecen en las rondas finales. Está pagando su cólera machista.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.