Este artículo se publicó hace 8 años.
La chequera sin fin de China amenaza con colonizar el fútbol mundial
La Superliga china está desestabilizando el mercado ofreciendo contratos astronómicos. El fichaje de Tévez y la mareante oferta a Cristiano son el mejor ejemplo. Además, empresas como WANDA y su alianza con el Atlético permiten un posicionamiento en España.
De un tiempo a esta parte estamos asistiendo a un protagonismo tremendamente llamativo del fútbol asiático en Europa. Principalmente China y recientemente Japón empiezan a desembarcar en las grandes ligas europeas buscando invertir en los clubes de fútbol.
El caso más llamativo es el de China. Y desde dos puntos de vista. Por un lado la compra reciente por parte de grandes magnates chinos de clubes de las grandes ligas europeas. En Italia, el Milan pasó recientemente a estar controlado en un 70% por el chino Suning Holdings. Casi al mismo tiempo los empresarios Chien Lee, Zheng Nayan adquirieron el 80% del club francés del Niza.
A esto hay que sumar las participaciones que grandes magnates chinos poseen en clubes de la Premier como el Aston Villa, Manchester City, otro equipo galo como el Sochaux o el checo del Slavia de Praga.
España no permanece ajena a este “colonialismo”, especialmente el Atlético de Madrid y su alianza con WANDA hasta el punto de poner nombre a la actual Ciudad Deportiva y al futuro Estadio Metropolitano ubicado en los terrenos actuales de la Peineta. Pero no es el único. El Espanyol fue adquirido por la firma Rastar Group o recientemente el Granada ha pasado a estar en manos de Wuhan Double. Quien sabe si el Celta de Vigo será el siguiente en sumarse a esta lista de clubes.
El objetivo de China a medio y largo plazo es no sólo organizar un Mundial de fútbol, sino también el intentar ganarlo
Este colonialismo responde al deseo obsesivo de China de convertirse en una potencia mundial del fútbol. Su objetivo a medio y largo plazo es no sólo organizar un Mundial de fútbol, sino también el intentar ganarlo. Otro claro ejemplo radica en las miles de escuelas de fútbol que están instaurándose tanto en China como alrededor del mundo entero.
Porque el gobierno chino es el primero que incentiva este “anhelado” deseo. Un ejemplo lo tenemos en la firma en su momento de José Antonio Camacho como seleccionador del equipo nacional de fútbol. Un acuerdo que no sólo suponía intentar llevar a la selección a lo más alto posible, sino también poner en marcha una estructura de base donde desde muy pequeños se les inculcara esos valores del fútbol europeo a los que el chino no tiene acceso por naturaleza.
Esto explica también el fichaje recientemente del italiano Marcelo Lippi. Incluso no es malo recordar las negociaciones que se produjeron en su momento para que la Supercopa de España se disputara también allí. Un acuerdo que finalmente no fructificó pero que se construía también bajo el paraguas de un desarrollo de escuelas de fútbol controladas por la propia Federación Española de Fútbol.
De hecho son muchos los jóvenes entrenadores españoles que han emigrado estos últimos años al país asiático para formar parte de escuelas de formación de jugadores a quien inculcarles estos valores anteriormente mencionados. Hasta empresas españolas llevan ya un tiempo en China promoviendo este tipo de escuelas.
Todo se explica bajo la mentalidad china de ser los mejores. Algo que ya es patente en los deportes olímpicos con un crecimiento brutal en medallas en las últimas citas. En Pekín 2008 alcanzó su mayor logró al colgarse 100 medallas, dando un salto de calidad espectacular respecto a la cita de Atenas donde había sumado 63. Desde entonces, si bien no ha mantenido este listón, si se ha mantenido en la elite con 88 preseas en Londres 2012 y 70 en la cita de pasado verano. Conviene recordar que China no participó en ninguna cita olímpica desde Helsinki hasta Los Ángeles 1984 donde se estrenó con 32 medallas.
Pero además de desplegar sus tentáculos en el fútbol europeo, China también está desestabilizando el mercado internacional fichando por cantidades inimaginables de dinero a futbolistas a quienes le prometen un retiro dorado. Hace justo un año ya empezaron a producirse estos desembolsos astronómicos coincidiendo con la apertura del mercado chino. El Jiangssu Suning fichaba al brasileño Ramires del Chelsea pagando al jugador un contrato de 28,5 millones de dólares anuales (27 millones de euros). El Shanghai Greenland se hizo con los servicios de la estrella colombiana Fredy Guarin pagándole 14 millones de dólares (unos 13 millones de euros). Cantidades impensables en el 90% de los clubes europeos.
Carlos Tévez va a cobrar en el Shangai Shenhua casi 39 millones de euros por temporada, siendo el jugador mejor pagado de la historia
Pero este año la inversión se ha disparado hasta extremos de locura. El más reciente es el caso del argentino Carlos Tévez. El “Apache”, como se le conoce popularmente en el mundo del fútbol, se marcha al Shangai Shenhua donde va a cobrar 40 millones de dólares por cada una de las dos temporadas de su contrato, alrededor de 38 millones de euros. Así se va a convertir en el jugador mejor pagado de la historia.
Otros como el madridista Pepe se lo están pensando aprovechando que el próximo 30 de junio finaliza contrato con el club blanco y tiene una oferta del Hebei Fortune que le pagaría 10 millones de dólares por temporada (unos 9 millones de euros) el doble de lo que percibe actualmente. Este 29 de diciembre conocíamos también la mareante oferta que habría recibido Cristiano Ronaldo, quien habría rechazado un contrato de 100 millones de euros por temporada y el Real Madrid habría percibido 250 millones.
Así pues parece claro que China se convierte en el nuevo paraíso del fútbol como históricamente lo fue Brasil, después la liga americana de fútbol, más recientemente Rusia o incluso Qatar.
Pero quien tampoco está quieto es su vecino, Japón. Hasta ahora su presencia en Europa se había limitado a la presencia de algunos jugadores procedentes de la liga nacional y donde, salvo muy raras excepciones, tampoco han llegado a cuajar en las grandes ligas de nuestro continente. Pero en estos últimos años han empezando a aterrizar y colonizar empresarialmente Europa.
El ejemplo más evidente lo tenemos con el acuerdo firmado por el FC Barcelona con la empresa japonesa Rakuten por el cual patrocinará la camiseta del club azulgrana para los próximos cuatro años a razón de 55 millones de euros fijos más un máximo de 6,5 millones en caso de ganar Liga y Champions. El acuerdo implica que también se verá la marca Rakuten en la fachada y en la propia grada del Camp Nou. Rakuten es una empresa de comercio electrónica que cuenta con más de 50 millones de usuarios registrados. Pero no ha sido el club azulgrana el pionero en cuanto al mercado chino.
Como suele ser habitual, la Premier League nos lleva ya ciertos años de adelanto. Como suele ser costumbre fue el Manchester United el primero en sellar este tipo de convenios. En este caso se trata del acuerdo de patrocinio que firmaron hace ahora casi cuatro años con la empresa japonesa de pinturas Kansai. Hace menos de dos años era el Chelsea quien firmaba un astronómico acuerdo de patrocinio con la empresa japonesa de neumáticos Yokohama Rubber a razón de 275 millones de euros por cinco temporadas, 55 millones de euros por temporada. Este pasado verano era la empresa de videojuegos Konami quien llegaba a un acuerdo con Liverpool convirtiéndose en el partner oficial del mítico club inglés.
Este desembarco de las grandes marcas japonesas parece responder más a un deseo puramente comercial dándose a conocer en Europa, lo que le abre las puertas a millones de futuros consumidores y usuarios. Lo cierto es que estos dos claros ejemplos reflejan a las claras el colonialismo asiático del que está siendo objeto el fútbol europeo. Y esto posiblemente no ha hecho más que empezar.
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