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Canadá, comienza el sueño de las marginadas

La selección española femenina de fútbol debuta esta noche (22 horas) en un Mundial, un hito para un país que solo piensa en masculino. Costa Rica, la primera piedra de toque. La FIFA también da muestras de desprecio hacia las participantes.

Las jugadores de la selección española de fútbol posan antes de debutar en el Mundial. /SEFUTBOL

MADRID.- La selección española femenina de fútbol emprende esta noche un camino inexplorado... hasta ahora. España se hará grande en Canadá, donde debuta en un Mundial. Lo hará contra Costa Rica en el estadio olímpico de Montreal (22 horas, Teledeporte). Un momento histórico el que vivirán las chicas de Ignacio Quereda, que ponen fin a años de espera para codearse con los mejores equipos del planeta. 

Todo lo que consigan en el país americano será todo un logro. Llevan seis Mundiales de retraso pero por fin conocerán cómo se vive desde dentro el mayor evento futbolístico. Un reto sin parangón. El objetivo de la selección es claro. Superar la fase de grupos y a partir de ahí no parar de soñar. El primer escollo es la selección centroamericana y después llegarán sus rivales más duros en el grupo, Corea del Sur y Brasil. Y al fondo está la opción de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Río 2016, para lo que necesitarán clasificarse entre las tres mejores selecciones de Europa. Ellas no se ponen límite y tienen interiorizado su lema 'Soñar en Grande'.

Muchas barreras por derribar

El fútbol femenino, por fin, copa portadas y titulares. Ahora el mundo pone su mirada en ellas, que todavía siguen estando marginadas en un país en el que el fútbol masculino lo domina y lo fagocita todo. El déficit del que parten es abismal. En España todo se pone en contra para una chica que quiere ser futbolista. El presupuesto para el fútbol femenino es irrisorio. La Liga femenina carece de cualquier apreciación que se acerque a la profesionalidad. Todavía hay jugadoras en la selección que tienen que compatibilizar el fútbol con otro trabajo y el creciente número tanto de licencias (32.000 el año pasado) como de afición no tiene reflejo en repercusión social, mediática ni institucional.

Sin embargo, poco a poco se van dan pasos hacia el reconocimiento que el fútbol femenino se merece. La RFEF, que todavía se resiste a profesionalizar la liga, ha aprobado un plan de ayudas y becas para la formación de jugadoras y también se empiezan a imponer por parte de la FIFA la presencia femenina en los entornos de los equipos. Hace unas semanas, la presidenta de la Asociación Española de jugadoras de Fútbol, Fe Robles, daba las claves para que el fútbol femenino comience a asegurarse un futuro.

Pero no solo en España son complicadas las circunstancias del fútbol femenino. Dos ejemplos en el Mundial de Canadá sirven para observar el grado de denigración que tienen que sufrir las futbolistas. Pese a las múltiples quejas, la FIFA ha impuesto el césped artificial como superficie en la que tendrá que jugar. Algo completamente impensable si se trata de un Mundial masculino. Además, las futbolistas se tendrán que someter a un control de sexo a través de un análisis de sangre para comprobar su género. La que se oponga será expulsada del torneo. Prueba que atenta directamente contra su dignidad y que ni se plantea en cualquier torneo masculino. 

Volviendo a la selección española, esta noche necesitará olvidarse de la trascendencia de la cita e imponer el estilo de juego que le ha llevado hasta aquí. Un estilo impuesto por la filosofía de juego tanto del Barça como de sus compañeros masculinos. Ayer lo explicaba la estrella del equipo, Verónica Boquete: "Esta es una selección de tiki-taka y es lo que vamos a intentar hacer en el Mundial".

El nivel de actuación de la flamante campeona de Europa con el Frankfurt y fichaje del Bayern de Munich será clave para el devenir de la selección. Pero también habrá que confiar en las paradas de Ainhoa Tirapu, el cerrojo de Paredes y García, la creación de Putellas y los goles de Natalia Pablos y Sonia Bermúdez. Pero si por algo caracteriza a esta selección, más allá de los nombres, es por el derroche de ilusión, su mordiente en el verde y el concepto de grupo.

Esta noche otra debutante se pondrá enfrente. Costa Rica será la que mida la altura de la selección española y que llega a la cita mucho más rodada. Con un equipo plagado de jugadoras muy poco conocidas en el panorama futbolístico, la seleccionadora Amelia Valverde se encomendará a una mejor preparación y a su gran estrella, Shirley Cruz, centrocampista del PSG, que tratará de guiar a las ticas.

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