La teoría del mono infinito explica que en el supuesto de que un mono tuviera todo el tiempo del mundo —un tiempo casi infinito— y aporreara al azar una máquina de escribir, llegaría un momento en el que la secuencia de teclas pulsadas podría dar lugar a un Quijote. Pues bien, el Gremio de Librerías de Madrid, en protesta por el secuestro de Fariña, ha puesto en marcha una herramienta digital que reconstruye palabra a palabra —como el primate con ínfulas de escribiente— la obra de Nacho Carretero prohibida por la justicia. Lo hace —para más inri— sirviéndose de ese generoso capazo de letras y palabras que en su día ordenó el bueno de Cervantes para su Quijote.

El artefacto ha sido bautizado como Finding Fariña y ni que decir tiene que causado efecto. Si bien no ha conseguido rescatar al libro de su infame secuestro, pone a disposición de propios extraños las 80.000 palabras que ordenó en su día el autor gallego para conformar el libro de la discordia, extrayéndolas una a una de nuestra obra más universal para que puedas leerla. “Una forma de defender la libertad de prensa y la libertad de expresión, y de hacer un recordatorio importante: hay libros que nunca se pudieron callar”, explican los libreros en el interfaz.

La decisión de una juez de Collado-Villalba de secuestrar los ejemplares a la venta de Fariña se produce tras la denuncia del exalcalde de O Grove (Pontevedra) José Alfredo Bea Gondar, quien demandó en enero a Carretero y a la editorial Libros del KO por supuesta vulneración de su derecho al honor —citado en el libro por supuestos vínculos con el narcotráfico gallego—, lo que ha desembocado en una medida cautelar que podría suponer el fin de este humilde proyecto editorial.

La obra reconstruye la historia y la actualidad del fenómeno a través del testimonio directo de narcotraficantes, arrepentidos, jueces, policías, periodistas y víctimas de las drogas. Si el secuestro se extiende en el tiempo, tal y como los responsables de Libros del KO explicaban a Público hace apenas unas semanas, la editorial podría tener sus días contados. “Si nos quitan los ingresos que nos procura Fariña nos hacen un roto absoluto que nos obligaría a corto plazo a paralizar muchos proyectos, y a largo plazo —de confirmarse la sanción final del juzgado— nos aboca al cierre”, explicaba Emilio Sánchez Mediavilla, uno de los tres amigos que hace seis años —en efecto, en plena crisis— tuvieron a bien poner en marcha Libros del KO, un proyecto editorial que, tras pasar penurias diversas, parecía levantar cabeza con Fariña como principal baluarte.