Este artículo se publicó hace 3 años.
Verónica Forqué, la actriz que levantó un edificio de coherencia y feminismo, envuelta en la bandera republicana
Actriz, directora y mujer comprometida, denunció el machismo en el sector y fue tan valiente, desenvuelta y espontánea en su profesión como su querido personaje de la obra teatral '¡Ay, Carmela!'.
Madrid--Actualizado a
Vestida con la bandera republicana en medio del escenario. Es una de las imágenes más potentes que se recuerdan de Verónica Forqué, una estampa que es al mismo tiempo todo un relato de la trayectoria de esta cómica. Actriz y directora, mujer comprometida, fue en su profesión tan valiente, desenvuelta y espontánea como su querido personaje de Carmela (¡Ay, Carmela!).
"Yo me entrego mucho, yo me enamoro", le decía con todo su desparpajo a un muerto, Álex Casanovas, mientras le maquillaba (Kika). Y podría haber estado hablándole de cualquiera de sus trabajos, elegidos uno detrás de otro para construir un edificio de coherencia y feminismo que pulió y adornó en sus últimos años.
Consciente siempre de que era ella y solamente ella la que tendría que sacarse las castañas del fuego en un oficio en el que mandaban los hombres, no tuvo miedo a decir que no y no se traicionó a sí misma con sus papeles. Cierto que, aunque trabajó siempre con lo que se conoció como la progresía del cine y el teatro españoles, también ahí dentro, en ese 'nicho' en el que ella se refugiaba había machismo y abusos.
Verónica Forqué: "Vivimos en un mundo machista, donde los que deciden, los que gobiernan (...) son los hombres"
"Vivimos en un mundo machista, donde los que deciden, los que gobiernan, los que eligen las cosas, los que piensan qué se debe hacer y qué no se debe hacer son los hombres y eso de un modo subterráneo afecta a la vida de las mujeres, que tienen que emplear mucha más energía para conseguir las cosas", sentenció en la Academia de Cine en uno de los primeros ciclos de Mujeres que no lloran, organizados por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), a la que ella pertenecía.
"Hay más mujeres directoras, en el cine y el teatro, hay más mujeres políticas, es verdad", reconocía, para volver, sin embargo, a denunciar el machismo, la desigualdad, la invisibilidad –"como dice Meryl Streep, las mujeres a partir de los 50 años somos invisibles"-… Pero Forqué, peleona hasta el final, estaba decidida a que la vieran mucho, tanto que si no le ofrecían trabajo, lo generaría ella.
Y se hizo directora. Ya había fumado petas con Juan Echanove en Bajarse al moro y había ensayado con Jorge Sanz el número porno en ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? y había animado a su vecina Gloria (Carmen Maura) en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Ahora le tocaba a ella.
Por y para las mujeres
La libertad que había transmitido desde sus personajes la tenía en sus propias manos, era el momento de gritar más fuerte Españolas, Franco ha muerto. Montaje teatral de mujeres, hecho con mujeres y dirigido, sobre todo, a las mujeres, donde se reconstruía "una historia no contada, silenciada, la historia de más de la mitad de la población que no ha sido tenida en cuenta".
"Pretendemos contar qué ha pasado desde la transición, desde la Constitución, qué tendría que cambiar, qué queda por hacer… Todo ello contado con escenas cómicas, divertidas, de mucha risa; otras muy poéticas, emocionantes y conmovedoras; otras pedagógicas para que se sepa de verdad cómo son las leyes, lo que cobramos las mujeres, lo que hacemos, lo que sufrimos…", dijo entonces Verónica Forqué directora, que aquellos días, como casi siempre que venía a cuento, recordaba que ella había nacido en 1955, en pleno franquismo.
Y ahora, al final de su carrera, vuelve esa imagen suya, envuelta en la bandera republicana y regresa la voz de Carmela contestando a Paulino, cuando le pregunta: "¿Por qué lo hiciste, Carmela? ¿Por qué tuviste que hacerlo, di? ¿Qué más te daba a ti la bandera, ni la canción, ni la función entera, ni los unos, ni los otros, ni esta maldita guerra? ¿No podías haber acabado el número final y santas pascuas? ¿Quién te mandaba a ti ponerte brava, ni sacar las agallas, ni plantarles cara?..."
"¡No me grites!"
"¡Tú eres la que no has de gritar!"
"¿Por qué no?"
"¡Porque estás muerta, y los muertos no gritan!"
"¡Lo dirás tú, que no gritan!"
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