Este artículo se publicó hace 9 años.
El Thyssen dedica una muestra a Munch, el pintor de la angustia y la alienación del hombre moderno
Esta muestra, posible gracias a la colaboración del Museo Munch de Oslo, reúne una selección de 80 obras de este artista, considerado uno de los padres del arte moderno junto a Cézanne, Van Gogh y Gauguin.
El Museo Thyssen-Bornemisza acoge desde el próximo martes 6 de octubre hasta el 17 de enero la exposición 'Edvard Munch. Arquetipos', la primera retrospectiva que se realiza del pintor noruego en Madrid desde 1984.
Esta muestra, posible gracias a la colaboración del Museo Munch de Oslo, reúne una selección de 80 obras de este artista, considerado uno de los padres del arte moderno junto a Cézanne, Van Gogh y Gauguin, debido a su contribución a la formulación de la sensibilidad artística, además de símbolo universal de la angustia y la alienación del hombre moderno.
Algunas de las obras que se podrán ver en esta exposición son 'Atardecer' (1988), 'Melancolía' (1892), 'Madre e hija' (1897), 'Agonía' (1915), la versión en lápiz litográfico y tinta china de 'El grito' (1895), 'La niña enferma' (1939), 'Mujer' (1925), 'Pubertad' (1914-1916), 'Celos' (1913), 'Asesinato' (1906), 'Mujer vampiro en el bosque' (1916-1918), 'El beso IV' (1902), 'Bajo las estrellas' (1900-1905), 'El artista y su modelo' (1919-1921) o 'Desnudo femenino de rodillas' (1919).
En el arte de Munch confluyen las tradiciones artísticas, corrientes literarias progresistas y especulaciones esotéricas, para crear toda una mitología de los tiempos modernos y con una firme actitud de experimentación.
A través de arquetipos e imágenes primigenias de comportamientos humanos, Munch logró establecer múltiples relaciones entre los signos externos del mundo físico y la dimensión espiritual más oculta.
Obsesiones existenciales como el amor, el deseo, la ansiedad, los celos, la enfermedad o la muerte, y estados de ánimo como melancolía, soledad o sumisión, se muestran en su obra a través de la actitud corporal de los personajes, paralizados en una especie de tensión estática en el momento preciso en que su gesto expresa el sentimiento que deben representar, y determinan también la escenografía y el tratamiento espacial de la composición.
Las formas planas y sinuosas, el color simbólico, la deformación
expresiva del cuerpo, o la utilización de texturas y técnicas experimentales del grabado, fueron igualmente elementos básicos de su vocabulario artístico y se podrán contemplar en las obras que ahora acoge el Thyssen.
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