Este artículo se publicó hace 6 años.
Miniserie de la BBC‘The City and the City’: Dos ciudades que ocupan un mismo espacio y un crimen por resolver
Filmin estrena hoy esta miniserie británica de la BBC protagonizada por David Morrissey en la que un agente de policía curtido y de vuelta de todo debe encontrar la forma de colaborar con sus rivales geográficos para resolver dos casos en uno.
María José Arias
Madrid-
La fascinación que despierta todo el universo que se crea en La ciudad y la ciudad (The City and the City en el original) es lo que convierte a este thriller con asesinato por resolver al uso en una miniserie genuina plagada de recovecos en los que invita a perderse. Un policíaco envuelto en ciencia ficción con unos personajes que logran desarrollar su emotivo arco argumental en solo cuatro episodios, los que componen esa producción de la BBC que hoy se estrena en Filmin. Escrita por Tony Grisoni (The Young Pope) adaptando la novela homónima de China Miéville, plantea un mundo en el que dos ciudades comparten espacio y tiempo.
La mejor manera de adentrarse en ese complejo panorama urbanístico que se presenta es de la mano de su protagonista, Tyador Borlú (David Morrissey), un policía que perdió a su mujer en un caso de desaparición de que sus superiores le apartaron por considerar que quedaba fuera de su jurisdicción. Él es el encargado de explicar, al inicio de cada capítulo, cómo sus mayores le enseñaron a ignorar a esa otra ciudad con la que la suya comparte espacio físico.
Los habitantes de una y otra han aprendido a ignorarse hasta tal punto que son prácticamente invisibles los unos a los otros. No ven a sus vecinos al otro lado de la calle, que no son más que un borrón, pero tampoco vehículos, edificios… Al espectador eso se le trasmite con una parte del plano desenfocado para hacerle más fácil entender el día a día de los personajes. De que se cumpla la norma se encarga una organización nada secreta y muy temida llamada La Brecha a la que puede pertenecer cualquiera y que es una suerte de policía fronteriza. Quien viola los límites establecidos entre Beszel y Ul Qoma, aunque solo sea echando una ojeada al otro lado, acaba en sus redes.
Borlú se gana la vida como agente sin uniforme en la policía de Beszel. Un día cae en sus manos el caso de una joven cuyo cuerpo aparece en un barrizal. Allí yace su cadáver, pero todo indica que no murió en su ciudad, sino en la vecina Ul Qoma y que su asesino o asesinos se deshicieron del cuerpo en su territorio. En medio de una disputa sobre a quién corresponde hacerse cargo de la investigación, si a la policía de una u otra urbe o a La Brecha, Borlú cruza a Ul Qoma para colaborar con la agente que lleva la investigación en ese lado para resolver un asesinato que esconde una conspiración detrás.
A medida que avanzan las pesquisas el espectador se va adentrando en el complejo entramado que es el mundo creado por Miéville en su novela y que Tom Shankland traslada a la pantalla como director de los cuatro episodios. El primer capítulo está dedicado a Beszel, su escenografía y sus reglas. Una ciudad que parece haberse quedado anclada unas décadas atrás en el tiempo en cuanto a mobiliario y vestuario y en la que no hay demasiadas normas. Donde verdaderamente hay un buen puñado de reglas es en Ul Qoma. Allí, ni los inmigrantes ni los vagabundos son bien recibidos, está mal visto fumar y el amarillo ha sido desterrado. Más ambientada en un tiempo presente, el segundo es su episodio. El tercero se lo dedican a la mítica ciudad de Orciny y el cuarto a la peligrosa La Brecha. Todos juntos componen el thriller que es La ciudad y la ciudad y la conspiración a la que Borlú, con muy poca ayuda, se enfrenta.
Morrissey se mete en el papel de un hombre de mediana edad, policía a la antigua usanza, que está hundido en la miseria de no saber qué le ocurrió a su mujer y que como consecuencia de ello da tumbos de un lado al otro rompiendo las reglas por las que debería regirse. Se dice a sí mismo, al menos al principio, que su empeño en resolver el caso que le ocupa responde a querer averiguar qué le ocurrió a Mahalia, la chica muerta. Pero en realidad tanto él como quienes le conocen saben de la pesada mochila con la que cargan y que lo que realmente busca es una respuesta a lo que le pasó Katrynia Borlú, a la que interpreta una enigmática Laura Pulver.
Uno de los aspectos argumentarles más interesantes y convincentes de La ciudad y la ciudad es toda esa trama de conspiración y misterio sobre la posible existencia de una tercera ciudad. Una teoría defendida en la pantalla por un gurú científico que logra atraer a jóvenes como Katrynia y Mahalia convirtiéndolas en casi feligreses de un culto enfermizo que promete una invitación a ese paraíso onírico que sería Orciny. Eso y el tono de historia de la Guerra Fría ambientada en dos núcleos urbanos de un mundo distópico que se ubicarían en Europa del Este. Ambos aspectos, unidos a la relación entre el áspero Borlú y la deslenguada y sagaz Corwi (Mandeep Dhillon), hacen que la dinámica de la serie fluya por el buen camino en sus cuatro horas de duración.
Sin olvidar, además, la importancia de la fotografía, cuya dirección recae en Stephan Pehrsson. El trabajo en las localizaciones resulta capital también para una serie como esta en la que recrear de manera convincente dos ciudades superpuestas y tan distintas entre sí va más allá de la descripción que de ellas puedan hacer los personajes en sus diálogos. Gracias al trabajo realizado en este sentido, Liverpool y Manchester se convirtieron en Beszel y Ul Qoma, que cobran vida en la pantalla creando un universo fascinante y envolvente.
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