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Secretos de un matrimonio, creada por Hagai Levi, bebe del clásico original de Ingmar Bergman, lo moderniza y explora el recorrido de un matrimonio desde el momento en el que este se resquebraja hasta que cada uno, a su manera, recompone sus vidas sin un contrato firmado de por medio que les una. Una miniserie que llega hoy a HBO España con el eco de su paso por el Festival de Venecia resonando y olor a nominaciones de cara a la temporada de premios para Jessica Chastain y Oscar Isaac.
Compuesta de cinco episodios (en su mayoría por encima de la hora y tres rodados en tiempo real), esta no es una miniserie en la que sea sencillo entrar, como tampoco es apta para maratones. Requiere de un estado de ánimo específico y de tomarla a pequeños sorbos, como los que dan sus protagonistas a sus copas de vino (o algo más fuerte cuando el tema lo requiere), para digerir sus largas e intensas conversaciones. La propuesta que hace Levi es convertir al espectador en un auténtico voyeur colocándole en esa casa que evoluciona y cambia con sus protagonistas y que transmite cierta sensación de claustrofobia pese a sus dimensiones. Es un personaje más y de ella entra y sale la cámara, punto de vista del espectador, siguiendo el criterio de quien la dirige, sin escapatoria posible, sin poder mira a otro lado.
Porque Secretos de un matrimonio juega con la forma y la puesta en escena trazando paralelismos entre ellas y lo que está contando. Una manera muy eficaz a la hora de transmitir el punto en el que se encuentra la evolución de la relación que recorre el guion de Levi y Amy Herzog. El objetivo de la cámara se cuela en sus vidas y muestra las bambalinas de ese matrimonio que forman Mira y Jonathan de igual forma que, al comienzo de cada capítulo, su director y creador enseña las de su serie dejando al descubierto el decorado. Una forma un tanto particular de situar al 'mirón' en situación mientras observa a Chastain e Isaac metiéndose en sus personajes.
La nominada a dos Oscar interpreta a Mira, una mujer de negocios de éxito que carga con el peso económico de la familia mientras su marido Jonathan, profesor, lleva sobre sus hombros el de la crianza de la hija que tienen en común. Un acuerdo inusual en la ficción (y también en la vida real) que convierte a esta pareja en objeto de estudio. Al final, es lo que hace Levi con ellos, analizarlos y diseccionarlos hasta llegar a comprenderlos.
Los descompone hasta el último gramo de su ser en lo emocional, lo intelectual y hasta lo físico. Les pone al límite obligándoles, con un pulso muy medido y desde la intimidad de su relación, a enfrentar situaciones tan cotidianas como reales. Otra pareja, una discusión por el precio de una actividad extraescolar, una reforma, un sofá… pero también aspectos imposibles de simplificar como la monogamia, la infidelidad, la religión, la ambición, el egoísmo… Lo suyo es un camino lleno de espinas, caídas, estados de ánimo, sentimientos encontrados y búsqueda en comunión y por separado.
Secretos de un matrimonio funciona en sus personajes y en la capacidad de sus dos actores protagonistas para sostener toda la serie, dotar de verdad a sus diálogos sin que suenen impostados y desplegar su magnetismo para conquistar a quien se siente a verles sufrir y, ocasionalmente, gozar. Y funciona porque existe química entre ambos. Lo dicen sus gestos y sus miradas cómplices en la pantalla. Pero también hace que, como les ocurre a sus personajes, en ocasiones resulte agotador. Levi no suelta a su cómplice, quien ve la serie, en su empeño por llegar hasta ese punto en el que quiere dejarles.
La visión que aporta el guionista de Our Boys, a quien ver la obra de Bergman con 18 años lo marcó, es, según sus propias palabras, el precio a pagar por un divorcio. "En una era narcisista de la sociedad de consumo que alienta a uno a buscar constantemente la autorrealización y la libertad superficial, también vale la pena recordar cuán traumática es una separación, generalmente, en el curso de la vida humana. Aún así, esta es una historia de amor. Dos personas que se salvaron cuando se conocieron, murieron juntas cuando vivían juntas y no pueden darse por vencidas, incluso cuando tocaron fondo", resume el creador de The Affair, en la que también se metía de lleno en las consecuencias de una separación.
Aunque Mira/Chastain y Jonathan/Isaac lo son todo, de vez en cuando entran en escena otros personajes que contribuyen a construir su retrato. Sophia Kopera interpreta a su hija Ava, quien en la mayor parte de sus apariciones está dormida o solo se escucha su voz al teléfono. Nicole Beharie y Corey Stoll aparecen en el primer episodio como una pareja de amigos opuesta a la protagonista con un matrimonio abierto. Otra de las apariciones, en este caso hacia el final y para dar un empujón al cambio de Jonathan, Tovah Feldshuh interpreta a Miryam, su madre judía ortodoxa con una visión del mundo y el matrimonio que no casa con la de su hijo. Todos ellos forman la familia ficticia creada por Levi para contar lo que le interesaba: un divorcio y sus consecuencias.
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