Este artículo se publicó hace 12 años.
Sean Penn, beneficencia y diamantes en la Croisette
El actor recauda fondos en Cannes para la reconstrucción de Haití
Sean Penn acaba de desembarcar en Cannes, pese a no presentar ninguna película en el festival. Ni en la competición, ni en las secciones paralelas, ni tampoco en el poderoso mercado donde se cierran compras y ventas. El actor se encuentra en el festival con el objetivo de recaudar fondos para Haití, en el marco del vasto programa de reconstrucción del país caribeño que conduce a través de su fundación J/P Haitian Relief.
Cannes parece una burbuja desconectada del resto del mundo, pese a que los eventos humanitarios también estén en el orden del día. Lo demuestra la cena de gala que Penn presidió ayer junto a Giorgio Armani, oficialmente apoyada por el festival, que permitió al actor que celebrara una rueda de prensa para presentar el proyecto. De manera excepcional, puesto que la organización suele mantenerse al margen de los actos benéficos.
Pero, cuando es Penn quien presenta el asunto, la excepción parece justificada. El actor repartió culpas entre la ciudadanía y los medios de comunicación a la hora de encontrar responsables del olvido al que parece sometida la isla desde el terremoto de 2010. "Todo el jodido mundo tiene la culpa", dijo. Y no olvidó a los responsables políticos, con Barack Obama al frente. "Ha llegado la hora de que nuestro formidable y elegante presidente se ponga del lado del nuevo presidente de Haití", dijo con sorna.
Jóvenes promesasPero la beneficencia no está reñida con el brillo de los diamantes. Sean Penn también ha aprovechado su paso por el festival para entregar el Trofeo Chopard, que la marca de alta joyería entrega cada año al actor y a la actriz más prometedores. Hay que reconocer su buen olfato. En el pasado, Marion Cotillard, Diane Kruger, Gael García Bernal, Eduardo Noriega y Paz Vega se hicieron con el premio. Esta vez, los elegidos han sido Ezra Miller (19 años), el niño psicópata de Tenemos que hablar sobre Kevin, y Shailene Woodley (20 años), la hija de George Clooney en Los descendientes.
Miller pasó meses acampando junto al movimiento Occupy Wall StreetLos dos comparten un perfil impropio. Miller pasó meses acampando junto al movimiento Occupy Wall Street, lleva un 99% tatuado con rotulador en la mano y forma parte de una comunidad de artistas en Brooklyn. ¿Qué siente alguien tan antisistema en un lugar como este festival? "Cannes no es ni más ni menos hipócrita que cualquier otro lugar.
Lo bueno de estar aquí es que me permite hablar a gente con poder de las cosas que realmente me importan", explicaba. Por su parte, Woodley está más interesada en contar cómo crece su huerto de hortalizas que en el circo que la rodea estos días. "Mis auténticas pasiones son la herbología y las culturas indígenas", reconocía. Y, pese a todo, cuando Penn les entregó el premio, a Woodley se le alumbraron los ojos, mientras que Miller se puso a llorar. Puede que Cannes sea el lugar donde uno descubre que era más superficial de lo que creía.
Shailene Woodley, Ezra Miller y Sean Penn, en Cannes.Las emociones se magnificanMientras tanto, en la sección oficial a competición, el italiano Matteo Garrone decepcionaba con Reality, su regreso a la dirección tras la muy celebrada Gomorra. En ella, un pescadero napolitano pierde el norte tras pasar el casting de Gran Hermano y autoconvencerse de que entrará en la casa y que su vida cambiará para siempre, pese a no contar con ninguna confirmación por parte del programa. Pero su crítica a la fascinación por la fama que caracteriza nuestros días se vuelve tan burda como la vulgaridad que pretende denunciar.
Y su mirada respecto a los personajes oscila entre la condescendencia y una molesta ingenuidad. Más interesantes resultaron las películas presentadas en la sección paralela Un Certain Regard. En primer lugar, Beasts of the Southern Wild, ganadora del gran premio del jurado en Sundance. Se trata de una fábula inspirada en la catástrofe del Katrina y protagonizada por una comunidad sureña que se niega a abandonar la tierra pantanosa donde conducen una existencia propia de otro tiempo, marcada por el folklore sureño, los rituales y la superstición.
En 'Reality' la mirada a los personajes oscila entre una molesta ingenuidad y la condescendenciaEs decir, como una especie de Tomates verdes fritos con mucha más testosterona que estrógenos. En el centro, el realizador debutante Benh Zeitlin sitúa a un padre y una hija, a la que el primero educa inculcando una animalidad impropia. La secuencia en que le obliga a partir un cangrejo por la mitad perdura en la memoria.
Además, el jovencísimo realizador quebequés Xavier Dolan, gran revelación en el festival de 2010 con Les amours imaginaires, ha vuelto a Cannes para presentar Laurence Anyways, la historia de un profesor de literatura que decide cambiar de sexo. El artificio propio del estilo de Dolan, de 23 años, a quien le gusta abusar de la cámara lenta y el pop electrónico, acaba cediendo lugar a una turbadora historia de amor imposible entre el/la protagonista y su compañera, que decide mantenerse a su lado para acompañarle en su transformación. Dolan libra una película todavía imperfecta, pese a situarse, puede que precisamente por eso, muy cerca de la genialidad.
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