Este artículo se publicó hace 3 años.
'La sangre helada', la miniserie que bucea en la crueldad y la dureza de un mundo marino amoral y sucio
Colin Farrell, Jack O’Connell y Stephen Graham encabezan el reparto de esta miniserie, que estrena este lunes en Movistar+ sus dos primeros capítulos.
María José Arias
Madrid-
Tras los estrenos de las aplaudidas Condena y Vigil, Movistar+ engrosa su catálogo de series británicas con el estreno de La sangre helada, una miniserie de cinco episodios creada por Andrew Haigh. Basada en la novela de Ian McGuire, esta historia de caída moral, brutalidad e intenciones ocultas está protagonizada por Colin Farrell y Jack O’Connell. En España podremos verla dividida en seis partes y disfrutar así de una puesta en escena tan dura como deslumbrante, debido a la belleza de los cielos árticos.
Como ya ocurría en The Terror , La sangre helada mezcla en un mismo guion el género de las historias de marineros y barcos con un punto de terror psicológico que le da aún más negrura a las tramas y los personajes. Sin duda, el más retorcido de todos es Henry Drax, un ballenero al que da vida un Colin Farrell especializado con el paso de los años en resultar desagradable en pantalla. En esta ocasión interpreta al maestro arponero del Volunteer, un tipo de aspecto sucio y modales hoscos capaz de matar por un trago, de pagar por sexo y de rajarle el cuello a quien considere que se interpone en su camino.
En esta miniserie que arranca en la Inglaterra de 1859, la réplica se la da Patrick Sumner (Jack O’Connell), un cirujano que, por su posición y profesión, lleva un poco más a rajatabla la higiene personal e intenta ser un ciudadano justo y sensato en sus decisiones. Aunque tampoco está libre de culpa. Más allá de su adicción al láudano, hay algo en su pasado en el Ejército británico que le persigue hasta ese barco, en el que muchos se preguntan qué hace allí alguien como él. Al timón del Volunteer se coloca el capitán Brownlee (Stephen Graham), un marinero veterano que lleva a su tripulación a cazar ballenas entre Groenlandia y Canadá y que tiene entre manos una misión oculta en su camarote. Como su mano derecha, Cavendish (Sam Spruell), un personaje que tampoco es de fiar. Bueno, nadie lo es en ese barco en realidad.
Justo ahí es donde reside la intriga en dos partes que plantea La sangre helada. La primera, con una duración de casi tres capítulos, nos relata un caso policial de agresión y asesinato que, a falta de agentes en el buque, intentan resolver quienes están a bordo, con más prejuicios que eficacia. La segunda, que se desarrolla durante la segunda mitad de la serie, tiene que ver con una suerte de quiniela sobre cómo sobrevivirán al suceso, que les complica la supervivencia en el Ártico, y quiénes lo lograrán. Y, sobrevolando ambos misterios, la pregunta que se superpone a todo en esta miniserie: ¿cómo de bajo serán capaces de caer sus protagonistas?
La sangre helada ha sido escrita y dirigida de principio a fin por Haigh, que nos adentra de lleno en un mundo oscuro enmarcado dentro de un siglo donde el vestuario, las costumbres y el modo de vida a bordo de un barco ballenero contribuyen a potenciar la sordidez del relato.
Las mujeres poco tienen que decir en esta historia. Aparecen en muy contadas ocasiones y, en dichos momentos, suelen ser llamadas para goce, previo pago, de algunos de los personajes masculinos. Posteriormente, ellas desaparecerán por completo. No en vano, nunca había mujeres como parte de la tripulación de aquellos barcos.
Farrell y O'Connell protagonizan un duelo interpretativo muy bien sostenido. Esto no solo se aprecia en su apariencia, su forma de comportarse y su profesión, sino que cuentan con algún cara a cara con debate dialéctico, que se mueve entre lo moral y lo filosófico, haciéndonos así un buen retrato de ambos personajes. Sumner, como médico, se cree superior a Drax. Pero, ¿realmente lo es?
Esta miniserie, en la que sobresalen las actuaciones y un guion que juega con la tensión y la claustrofobia dentro del ballenero, presume también de una iluminación muy estudiada y unas escenas planificadas para grabarse irremediablemente en la retina. La historia se irá desarrollando a caballo entre la ausencia de luz de las escenas de interior y la luminosidad de las que tienen lugar de día en pleno Ártico.
Si quieres adentrarte en este mundo, has de saber antes que te sumergirás de lleno en un territorio minado con un alto contenido de sangre y violencia. Contra seres humanos, pero también contra animales. La sangre helada se centra en una expedición de caza de ballenas y muestra con todo lujo de detalles cómo lo hacían antaño. Un espectáculo que, por supuesto, no es nada agradable de ver.
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