Este artículo se publicó hace 4 años.
Receta de mejillones con salsa de estilo romesco
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El mejillón y el verano son pareja de baile. La cáscara y el mar, el sabor y el oleaje. Y si le sumas a este molusco una salsa de estilo romesco... serás como Poseidón surfeando en las olas, o la Arpía marina (si tienes malas pulgas), o la sirena cantora (no te emociones, que eran tirando a horrendas), o la diosa Calipso (aquí, sí), que hechizaba a los marineros... Estos mejillones con salsa romesco son esencia del Mediterráneo mítico, huerta y sal, corrientes y brisas, agraciados con una mezcla tan sencilla de preparar como efectiva.
Receta de mejillones con salsa romesco
Ingredientes 4 personas:
600 gr. de mejillones frescos, mejor si son de roca.
2 tomates maduros.
5 avellanas tostadas y 5 almendras tostadas (o unas 10 de una u otra y siempre sin su piel).
1 cucharada de vinagre.
Pimentón dulce.
1-2 dientes de ajo.
Aceite de oliva virgen extra.
1 vaso de vino blanco.
Sal.
Elaboración:
Puedes hacer esta receta de manera rápida o más lenta. Es decir, haciendo un romesco canónico (poniendo los tomates en el horno, junto a una cabeza de ajos, etc.), o como te proponemos en esta ocasión: una salsa de tomate estilo romesco. Los ingredientes son parecidos pero se prescinde de hornearlos. Acepta también perejil o unas hojas de cilantro. El vinagre le da un punto ácido, pero conviene no pasarse: mejor añadir poco al principio y corregirlo después si fuera necesario. Lo mismo con la sal: recuerda que el mejillón es puro mar. La salsa tiene que tener suficiente consistencia como para untar los mejillones.
1. Lava bien los mejillones:
Debes quitarles con un cuchillo o a mano todas las impurezas, uno por uno, y pasarlos por agua. Resérvalos para cuando la salsa esté lista.
2. Haz la salsa de tomate estilo romesco:
En una sartén, con un chorrito de aceite de oliva virgen, pon a dorar uno o dos dientes de ajo pelados. Añade luego una pizca de pimentón dulce o picante y los tomates cortados en trozos. Sálalo (poco). Deja que se hagan a fuego lento, caramelizándose. Una vez esté formada la salsa, pon en el recipiente de la batidora las almendras y las avellanas (si no están tostadas, saltéalas en una sartén). Echa un pelín de vinagre. Añade el tomate frito y bátelo hasta obtener una salsa espesa. Si quieres que tenga un punto más romesco, puedes tostar una rebanada de pan en un chorrito mínimo de aceite. Deja que se haga a fuego bajo hasta que quede bien dorado y crujiente (sin quemarse). Después añádelo a la mezcla de la salsa.
3. Haz los mejillones al vapor:
En una olla ancha pon agua a hervir (unos dedos). Añade un vaso de vino blanco y los mejillones. Tápala y deja que se abran al vapor, bastarán unos minutos (que no salgan demasiado cocidos, ve sacándolos al poco de abrirse). Aprovecha luego un poquito del líquido de los mejillones para aligerar la salsa que has hecho (pero no demasiado, debe quedar igualmente espesa). Vuelve a batirla.
4. Monta cada mejillón con la salsa:
Extrae la cáscara sin carne de cada mejillón y deposítalos en una fuente amplia. Después cubre con la mezcla el centro de cada uno de ellos. Sírvelo caliente o tibio.
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