Este artículo se publicó hace 16 años.
"Paul Auster y yo daremos que hablar"
El ganador de la última Concha de Oro estrena ‘Mil años de oración’.
Figura clave del cine independiente estadounidense (Chan is missing, 1982); colaborador -peleado y ahora nuevamente reconciliado con Paul Auster (Smoke y Blue in the face, 1995)- y cineasta que tampoco le ha hecho ascos a las producciones de mucho peso y poca densidad de Hollywood (Sucedió en Manhattan, 2002). Wayne Wang es el director de origen hongkonés, cuya película Mil años de oración se llevó el pasado festival de San Sebastián la Concha de Oro a Mejor Película y la de Plata a Mejor Actor para el veterano actor chino Henry O. Este viernes esta pequeña joya sobre la incomunicación se estrena en España, a espera de que la otra cinta independiente que hizo casi al mismo tiempo, Princess of Nebraska -también basada en un relato de la escritora Yiyun Li- llegue a salas el próximo 23 de mayo. Nos atiende por teléfono un día caluroso de abril desde Singapur.
Llevaba unos años inmerso en proyectos más comerciales, ¿sentía tanta necesidad de volver a un cine más personal que hizo dos películas de una tajada?
Venía de hacer varias películas para grandes productoras y me sentía como un rata en una rueda, sin encaminarme hacia donde quería llegar. Después de tres cintas estaba agotado. Sentía la necesidad de volver a una forma de hacer cine más independiente, de volver a la magia de lo pequeño, y de tratar un tema chino, en un momento en que es una nación tan poderosa y paradójica.
Trata a China pero desde la perspectiva del emigrante, ¿por qué?
Tiene que ver conmigo. Cuando leí el cuento de Yiyun Li, Mil años de buenos deseos, me impactó que la historia fuera tan similar a mi experiencia de emigrado a EE UU. En estas dos películas trato tres generaciones de chinos con los cambios culturales que hay en cada uno. En Mil años... es un padre jubilado y una hija en la treintena -ambos vivieron la Revolución Cultural- . En Princess of Nebraska es una joven que representa la nueva mujer china más libre pero con sus contradicciones también. La primera es más clásica, la otra es como free jazz.
‘Mil años de oración' es una historia sobre la relación padre-hija y una reflexión sobre el lenguaje, la capacidad que tiene unas veces para aislarnos y otras para comunicarnos... ¿tenía claro que quería hacer una película sobre el lenguaje?
Estoy muy interesado en el lenguaje y la comunicación. Date cuenta de que crecí en Hong Kong donde se hablan tres lenguas y una vez en EE UU mi inglés siempre ha sido diferente. Tengo mucho de Yilan (la hija treinteañera y solitaria de la película): el inglés, como lenguaje, nos liberó viniendo del mandarín que es un lenguaje muy restrictivo con los sentimientos. Ocurre algo curioso, el personaje del padre es capaz de comunicarse más que con su hija con la desconocida con la que se encuentra en un banco del parque, aunque él hable chino y la otra iraní.
Que no halla subtítulos en esas conversaciones entre dos extranjeros, ¿es intencional?
Absolutamente, me interesaba que tal y como ellos no se entienden, lo mismo le pasará al espectador. Se trata de enfatizar el lenguaje corporal y la capacidad que tenemos de comunicarnos con un extraño antes que con nuestra familia. Lo que más me interesa son las relaciones de familia, si te das cuenta hasta Smoke habla de una familia a partir de seres aislados.
Antes Paul Auster, ahora una doble colaboración con Yiyun Li, ¿considera que tiene una tendencia a trabajar sobre textos de escritores?
(risas) Creo que tengo la fantasía de ser escritor pero que no soy lo suficientemente bueno, tal vez sea eso, que soy un escritor frustrado. Es una gran ventaja trabajar con escritores tan buenos que te den un buen pie de acto.
Después de que en San Sebastián un Paul Auster presidente del jurado le entregara la Concha de Oro, ¿es definitiva la reconciliación?
Fue un gran momento, mágico. Ahora nos hemos vuelto a encontrar en San Francisco y hemos hablado de empezar a trabajar en algo juntos. Pronto empezarán a oir hablar de nosotros dos otra vez. D
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