El 'paraíso perdido' de Vicens Gironella se presenta en París después de recalar en Londres
El artista del corcho fascinó a André Breton y a Jean Dubuffet, fundador del arte 'brut'. Además del arte, les unía el vino. La obra del español se presenta en la galería Christian Berst de París del 6 de abril al 14 de mayo de 2023.
Londres-
Jean Dubuffet (1901-1985), fue un mini-Picasso por el sinfín de estilos, medios y materiales que utilizaba, y fue también teórico de la creatividad, el padre del arte brut (arte en bruto o expresión individual ajena a influencias culturales), huérfano de madre. Pero hasta que pudo vivir de su propio trabajo artístico, Dubuffet dirigía un negocio familiar de vinos, que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. Mientras él residía en el norte de Francia, en el sur, el republicano Joaquim Vicens Gironella (1911-1997), permanecía refugiado tras la Guerra Civil española.
En octubre de 1948, Dubuffet se acercó al despacho de René Lajus en los Campos Elíseos de París para hacer el (intencionado) último encargo de tapones de corcho para botellas de vino, y allí ¡zas!, quedó prendado de unas esculturas de corcho que campaban por la oficina. Preguntó quién las había hecho. Su autor: Joaquim Vicens Gironella, respaldado por el vendedor de tapones.
El flechazo fue inmediato: antes de acabar el 1948, de noviembre a diciembre, un conjunto de obras de Gironella fue presentado en la sala Rue de l'Université de París. El segundo artista, después de Adolf Wolfli, escogido por André Breton y el propio Dubuffet, enmarcado en los parámetros del arte brut o, en terminología inglesa, outsider (en los márgenes) que, por entonces, daba que hablar en Europa porque aludía a la comunicación gráfica de enfermos mentales, menores, mentes vírgenes, sin formación académica o sin contaminar por postulados estéticos, religiosos, culturales, académicos o históricos. Unas ideas que generaron insalvables contradicciones en ellas mismas.
Vicens Gironella nació en Agullana (Girona), en una zona de cultivo de alcornoques, en el seno de una familia de artesanos del corcho. Adquirió la formación básica para escribir poemas y artículos en la prensa local. Militante antifascista, se incorporó al ejército republicano en el golpe de Estado de 1936. Dirigía el periódico Victoria y escribía en Combatiente del Este, un panfleto para animar e informar a los combatientes del frente del Ebro.
La derrota en 1939 le llevó al exilio; primero al campo de concentración de Bram, Carcassonne, luego a Toulouse, foco activo de exiliados, allí entró a trabajar en una fábrica de corcho y se casó con Paz Santiago en 1943, refugiada como él. En Toulouse dirigía la publicación Catalunya que, como las anteriores, duró poco. En 1941 empezó a modelar figuras con yeso, una experiencia que abandonó pronto para retomar el corcho, su material familiar y conocido al que le dio una dimensión estética haciendo esculturas tridimensionales y relieves.
Gironella era autodidacta, como los creadores de arte brut (instintivo, en lugar de reflexivo) por definición. En el conocimiento del corcho era alumno y maestro; exploró el potencial artístico de este material; creó su propio mundo de fantasía, exotismo e iconografía; un material, para él, medio de subsistencia y trabajo familiar con el que, además, hilvanó una narración estética. Los creadores de arte brut se expresan a través de materiales que tienen a mano, que forman parte de su vida y de su entorno.
Tras un tiempo de creación de esculturas en tres dimensiones, Gironella empezó a hacer paneles, relieves que surgían de una base plana de corcho y que aludían a tradiciones: el rito ancestral de la danza de la muerte; temas bíblicos y religiosos; leyendas medievales, escenas costumbristas o ritmos flamencos, calificados de arte brut, aunque se contradecían con la teoría que remitía a la expresión o corchografía del interior individual de su creador.
A menudo Gironella hace figuras de personajes, les prolonga las extremidades en forma de serpenteo, como puede verse en varias de las obras que se exponen ahora en la galería Christian Berst, especializada en este tipo de arte. Ritmos Flamencos, incluidos en la exposición, es una serie de esculturas de bailes en movimiento; piernas y brazos que giran y se enroscan. En algunos relieves abundan las manos, manos grandes, de tocar palmas que dan armonía y ritmo al conjunto. Otras veces lleva este estilo al límite, tensando los cuerpos humanos o las extremidades, entrelazadas como la serpiente tentadora del paraíso de Adán y Eva, que, a veces, está recreada con toda obviedad.
A medida que se adentraba en el dominio del corcho, y tras haber probado un material tan distinto como el yeso, lo va dominando y manipulando mejor. Su estilo y su técnica evolucionan, se hacen más elegantes y se perfeccionan. En la década de 1950 refina su técnica concentrándose en los paneles y bajorrelieves. De esta época datan la mayoría de la veintena de obras de la exposición monográfica titulada Paraíso perdido, presentada a día de hoy en París.
En 1996, la producción de Gironella se expuso en una muestra retrospectiva en la Halle Saint Pierre de París. Sus obras y sus investigaciones han colocado los cimientos del Museo del Corcho de Palafrugell (Girona). Sus obras formaron parte de Brutal Beauty (Belleza Brutal), una exposición sobre Jean Dubuffet, que tuvo lugar en el Barbican de Londres en junio de 2021, en lo que aparece como Gironella de viaje por Europa y, en cambio, desconocido en España.
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