Este artículo se publicó hace 8 años.
No nos gusta ‘Pretty Woman’
Tres estrenos rompen esta semana la tendencia machista del cine actual. ‘My Name is Doris’, ‘Mi vida a los sesenta’ y ‘El verano de May’ presentan mujeres normales, independientes, libres y decididas a vivir ajenas a las expectativas masculinas
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MADRID.- Ella es una prostituta chabacana, inculta, que terminará, seguramente en una cuneta muerta de una sobredosis o de una paliza. Él es guapo, millonario, cultísimo, con mucho estilo y encanto a raudales. Ella se muestra sumisa y quiere agradar, él la enseña y la transforma lo justo para exhibirla como un trofeo. Es humillante y gravemente ofensiva para las mujeres, insultantemente machista y es una de las películas que más veces ha emitido la televisión. Es, por supuesto, Pretty Woman (Garry Marshall, 1990). A las mujeres no nos gusta Pretty Woman.
Afortunadamente, cada vez hay más respuestas a esta corriente altamente nociva impuesta por el cine dominado por los hombres. Esta misma semana llega El verano de May, escrita, dirigida y protagonizada por Cherien Dabis, donde se narra el reencuentro de tres hermanas en su hogar de Jordania, con motivo de la boda de una de ella. Ninguna de estas mujeres son lo que se espera de ellas y ninguna va a ceder a las expectativas de los demás. Historia de mujeres independientes, protagonizada por mujeres normales y, como cualquier relato universal, para todos los públicos.
Es la réplica a la ‘normalidad’ en el cine de hoy, la de exhibir personajes femeninos anormales, fuera de la realidad, mujeres inventadas con alguna tara –intelectual, emocional, física…-, absolutamente dependientes de los hombres y que habitualmente solo sirven como herramientas para completar algo de los personajes masculinos protagonistas. Ah, y con un cuerpo espectacular y entre veinte y veinticinco años. La edad es otro descomunal reto.
“¿Te acuerdas de cuando Sally Field era el rollete de Tom Hanks y dos días después estaba interpretando a su madre en Forrest Gump?”, bromeaba la cómica Amy Schumer en un reciente vídeo, donde denunciaba la manera en que Hollywood desprecia a sus actrices de más de 40 años. El sketch de Last Fuckable Day era parte de la campaña reivindicativa que desde hace tiempo llevan a cabo las mujeres en Hollywood, hartas de tanta discriminación. Ahora la propia Sally Field pone los puntos sobre las íes con su personaje de Hello, my Name is Doris.
Dirigida por Michael Showalter, coautor del guion junto a Laura Terruso, la película presenta a una mujer de sesenta años que se enamora de un compañero de trabajo bastante más joven que ella. Además de una notable interpretación de Sally Field, la película, un drama con bastantes momentos de comedia, pone en evidencia una sociedad en la que se desdeña a los no jóvenes y, de paso, reivindica el derecho de cualquier mujer a vivir las emociones que quiera cuándo y cómo quiera.
Una libertad que vive de forma bastante parecida Louise, el personaje principal de ‘Mi vida a los sesenta’, ópera prima de Sigrid Hoerner, donde se cuenta la historia de una profesional obligada a jubilarse antes de tiempo. En casa, con todo el tiempo libre que jamás ha tenido, comprende que ahora es el momento de hacer todo lo que siempre ha querido, entre otras cosas, tener un bebé.
Protagonizada por la veterana actriz alemana Iris Berben y narrada en un tono de comedia, la película, muestra un patrón parecido al de la anterior, especialmente en lo que respecta al derecho a tener vida propia, con emociones, ambiciones y sueños, de las mujeres a cualquier edad.
Son personajes femeninos que desgraciadamente suponen una excepción en el cine actual, donde las protagonistas de más de cuarenta, y eso estirando mucho, no existen. Doris y Louise se unen, salvando las distancias, a una nómina ilustre en la que se encuentran Isabel y la tía Tula, dignísimas protagonistas de Calle Mayor (Juan Antonio Bardem, 1956) y de la ópera prima de Miguel Picazo (1964), respectivamente; la impresionante Pina, sensacional Anna Magnani, de Roma, ciudad abierta (Roberto Rossellini, 1945); Cynthia Rose Purley, la madre de Secretos y mentiras (1996), o Vera Drake, ambas en películas de Mike Leigh, o las más recientes Stéphanie de De óxido y hueso (Jacques Audiard, 2012) y Gloria, de la película de Sebastián Lelio (2013).
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