Este artículo se publicó hace 8 años.
Los mutantes de los huevos de oro
Bryan Singer cambia el contenido político de la anterior película, una de las mejores de la saga, por alusiones religiosas simples y repetitivas y por un mensaje de guerra y destrucción en ‘X-Men: Apocalipsis’.
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MADRID.- La mejor idea que han tenido los responsables de la saga X-Men para seguir explotando una de las gallinas que más huevos de oro ha puesto en los últimos tiempos en Hollywood ha sido recurrir al libro de las Revelaciones y a sus cuatro jinetes mundialmente célebres. X-Men: Apocalipsis, novena entrega si se cuentan los spin-off dedicados a Lobezno y Deadpool, se carga cualquier sentimiento de simpatía creado película a película en las aventuras anteriores al convertir a estos mutantes en vulgares superhéroes destinados, claro, a salvar a la humanidad, que por sí sola no vale, por supuesto, para nada.
Nacida del cómic La era de Apocalipsis, editado por Marvel en 1995, con la intención de superar la espectacular taquilla que alcanzó X-Men: días del futuro pasado (casi 749 millones de dólares), la nueva historia es un larguísimo (dos horas y veinte minutos) caos que desparrama alusiones religiosas constantemente y que tiene tantos personajes que impide disfrutar de los mejores.
“Todos sois hijos míos y estáis perdidos porque seguís a líderes que están ciegos, pero ya estoy aquí, he venido por vosotros”. Apocalipsis, interpretado por Oscar Isaac, es el dios que el planeta ‘necesita’ y que ha despertado después de milenios enterrado en una pirámide en Egipto. Más parecida en ciertos elementos a La momia que a otros filmes de X-Men, resulta especialmente torpe –o ¿justamente lo contrario?- que cuando los simples humanos comenzamos a reaccionar ante los poderes que han dominado siempre el mundo capitalista, reaparezcan de los todopoderosos estudios de Hollywood filmes protagonizados por seres superiores que vienen a salvarnos.
Los humanos hemos creado codicia y ambición, pero éstas caerán gracias a un dios que pretende un mundo mejor o gracias a los mutantes que ya conocíamos que se enfrentarán a este sádico personaje surgido de la arena del desierto. Mutantes contra mega mutantes, guerra y violencia, religión y supersticiones… extraídas de algunas extravagancias históricas. Este podría ser el resumen de la nueva entrega de esta franquicia.
Por supuesto, esta es una gran producción con muchas cosas a favor, aunque todavía se pueden añadir algunas más en su contra: no aparecen Patrick Stewart ni Ian McKellen, Hugh Jackman se presenta repentinamente, pero en cuanto puede huye como alma que lleva el diablo (una escena que roza lo ridículo); una agente de la CIA, joven, lista, guapa, es la única no mutante que trabaja con ellos; la cruz gamada y el símbolo de la URSS aparecen un par de veces uno detrás de otro…
A cambio, ahí están un par de grandes escenas de Michael Fassbender, y el magnífico momento de Quicksilver (Evan Peters), uno de los que más se disfrutan en un filme que es en sí mismo un exceso. ¡Hay tantos efectos especiales! ¡todo es tan grande! ¡la intención es tan desmesurada! que el espectador no tiene tiempo y, muchísimo peor, no tiene ganas ni de que le caiga bien o mal algunos de los personajes.
Con mejores o peores críticas, las americanas han sido casi tan malas como las que recibió recientemente -Batman v. Superman: el amanecer de la justicia-, lo importante será la taquilla que consiga la película. Por el momento, con todos los títulos de la serie (incluidos los spin-off) estrenados hasta hoy la recaudación es ni más ni menos que de más de 3.760 millones de dólares.
Con esas cifras y siguiendo la lógica de Hollywood es normal que insistan en futuras aventuras. El año que viene Hugh Jackman se despedirá de Lobezno con Wolverine: Old Man Logan, que rueda actualmente James Mangold. Supuestamente, en 2018 habrá una versión de X-Men: New Mutants, en manos de Josh Boon, y se harán más películas sobre personajes nacidos o relacionados con la saga como la siguiente entrega de Deadpool 2, dirigida otra vez por Tim Miller, o Gambito, un X Men que estará encarnado por Channing Tatum, con dirección de Doug Liman.
Además, Bryan Singer, que abrió la puerta del cine a los X-Men en 2000, y que con esta nueva película ya lleva cuatro, ha insistido en el ‘amor’ que ha desarrollado por estos mutantes a los que no le gustaría perder de vista. Y, por si acaso, ya corre el rumor de que podría haber una nueva entrega, una secuela ambientada en el espacio.
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