"No me parece cosa extraña la eutanasia"

Francisco Brines (Oliva, Valencia, 1932), académico y poeta del claroscuro, opina que el premio recibido, dotado con 50.000 euros, demuestra que ha "llegado al lector".

Un lector minoritario...
Sí, pero ahora hay libros de jóvenes con tres ediciones. La minoría se ha ampliado.

¿Y la mayoría?
También. Crece la mayoría ajena. Ellos se lo pierden...

Usted dice que su generación renunció a escribir para el obrero, sencillamente porque no leía poesía. ¿Para quién escribe usted ahora?
Para mí. La poesía es un asombro y yo puedo sentirlo como lector. Y es cierto que los obreros no leían poesía, así que optamos por una poesía más indirecta, más irónica.

¿Abriendo paso al elitismo?
Cada uno escribe lo que puede, y siempre hay lectores, aunque sean muy pocos. Uno no decide, escribe al dictado de esa señora. La poesía.

¿No decide sus temas?
En mi caso han sido los clásicos: la vida, la muerte como expresión de la vida, la forma en que estamos integrados en ella, desde el goce máximo, el del enamorado, hasta el dolor máximo del abandono. La poesía es un canto de pérdida y de elegía, de amor a la vida.

Y usted aún ama la vida.
Más que nunca, ahora que tengo un pie en el estribo...

¿Puede entender el deseo de morir?
Se puede desear la muerte. Por eso no me parece cosa extraña la eutanasia. Es normal. Hay veces que la vida no puede ser. Admito que se alternen el goce y el dolor, pero no el dolor permanente.

La doctrina religiosa discrepa profundamente.
En épocas de odios y tribulaciones políticas, alguien sometido a torturas que no quiere hablar, desea morir. ¿Qué dirían sobre eso si fuera su hijo?

¿Qué le pide usted a la vida?
Que se alargue [se ríe].

Ya se ha alargado el tiempo suficiente como para que vea a la sobrina de Gil de Biedma, Esperanza Aguirre, de presidenta de Madrid. ¡Y orgullosa que está ella!
Supongo que tiene que estar orgullosa, porque es afortunada. No sé lo que piensa ella al respecto. Porque a veces los únicos que no leen al poeta son los familiares. No lo sé.

Versos de posguerra
Brines se encuadra en el grupo de poetas de la segunda generación de la posguerra y comparte epígrafe en la historia de la poesía con José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ángel González y Claudio Rodríguez, entre otros.

Del adonais al nacional
A lo largo de su trayectoria, Brines ha cosechado varios de los más importantes premios de poesía de España: Adonais (1959), por Las brasas, su primer libro; de la Crítica (1966); Nacional de Poesía (1987); Nacional de las Letras Españolas (1999)...

La vida y el tiempo
Las mil formas de la luz y la oscuridad sirven a Brines para metaforizar. El desvanecimiento de la vida, fruto del paso del tiempo, y el consiguiente vacío son grandes temas de su poesía, que expresa "solidaridad con la entidad humana". Y una puntualización: Brines no escribe poesía social, porque lo que ésta dice ya se sabe, y la poesía "es desvelamiento".