Este artículo se publicó hace 2 años.
Maryam Moghadam: "En Irán la violencia contra las mujeres es brutal, la sociedad es muy misógina"
La cineasta habla por primera vez de la ejecución de su padre y del infierno que vivieron después su madre, ella y su hermana. Lo hace en 'El perdón', codirigida junto a Behtash Sanaeeha, donde denuncia la justicia iraní contra las mujeres.
Madrid-Actualizado a
La cineasta Maryam Moghadam era una niña cuando la república islámica de Ruhollah Jomeini ejecutó a su padre. Desde entonces, hasta hoy, jamás había hablado sobre ello. Jamás, a pesar de la necesidad de hacerlo, porque las consecuencias de ello podrían haber sido gravísimas para ella, su madre y su hermana. Víctima de uno de los oximorones más bárbaros —la justicia iraní—, Moghadan ha encontrado, por fin, cierta paz y, sobre todo, mucho poder, en hablar de ello desde el cine. El perdón, escrita y dirigida junto a Behtash Sanaeeha y protagonizada por ella, es un grito de denuncia y de alarma con el que la cineasta sigue resistiendo.
"Con miedo y esperanza, contamos la historia de la agonía permanente de nuestro pueblo", reconocen los cineastas, que han arriesgado su libertad y su trabajo haciendo esta película. Desde Irán, con una conexión muy inestable, Maryam Moghadam habla con Público. Es una conversación amable y serena, a pesar de la feroz carga emocional y del peligro que encierra. La directora y actriz habla de las víctimas y de la injusticia, de la Sharia islámica, de la "violencia brutal" que hay en su país contra las mujeres, del poder del cine y de su película. Un trabajo hermoso, en el que la poética y la belleza formal envuelven el horror de una sociedad injusta y cruel.
Esta película para usted es mucho más que eso, que solo una película.
En todos los países con pena de muerte esto pasa constantemente. ¡Pasa tantas veces! Nosotros conocemos muchos casos reales en los que nos hemos inspirado, pero la historia de Mina está basada en la vida de mi madre. Mi padre fue ejecutado cuando yo era una niña, después de la revolución. Por eso, esta es una historia muy próxima a mi corazón, es la historia de mi propia familia. Es un viaje que hemos hecho mi madre y yo y que llevábamos mucho tiempo pensando en hacerlo.
Con la película terminada, ¿se siente usted más fuerte, siente cierto alivio…?
Todo eso ha sido terapéutico, siento mucho alivio, ha sido una válvula de escape y siento el poder por haber hablado de ello. Nunca lo habíamos hablado, mucho menos en otras películas, pero ni siquiera a los amigos próximos ni a los colegas. En la escuela no podía decir nada porque hubiera sido muy malo para nosotras, a mi hermana le hubieran echado de la Universidad. Es muy importante, pero ahora siento el poder de hablar y hacerlo en público.
La película se titula 'El perdón', si les hubieran pedido perdón a ustedes, ¿les hubiera servido de algo?
"La ley iraní está basada en la Sharia islámica, en el ojo por ojo"
No pedimos que lo hiciera nadie, y nosotras nunca perdonaremos, nunca olvidaremos. Pero nunca pedimos revancha ni venganza. La ley iraní está basada en la Sharia islámica, en el ojo por ojo. Si matas a alguien, te matan. Pero la familia de la víctima puede decidir sobre la vida del asesino. En mi opinión, eso es un gran error, poner la vida de alguien en manos de unas personas muy presionadas emocionalmente. Nosotras no quisimos ni queremos la venganza, desde luego no queremos la vida de nadie a cambio de la ejecución de mi padre.
¿Cómo se sigue viviendo en Irán después de hacer una película como ésta?
Hacer películas que critican la ley, al gobierno o a la sociedad iraní trae consigo muchas complicaciones. Nosotros en Irán no estamos seguros, así que nos manejamos como podemos. Además, nos jugamos que nos quiten el permiso para otras películas. A mí hace tiempo me confiscaron el pasaporte, me prohibieron viajar y trabajar durante tres años. Pero nada de eso es una razón para dejar de hablar de los problemas que hay en Irán. Ahora seguimos con algunos problemas con la película, que no podemos proyectar en Irán. No sabemos qué va a pasar o si podremos seguir trabajando.
El cine iraní ha demostrado ser una buena herramienta para dar a conocer lo que pasa en su país fuera de él.
Sí, aunque no podemos saber exactamente qué pasa luego con las películas. Irán es un país extremadamente cerrado y el cine es una ventana que nosotros abrimos al mundo y desde la que podemos enviar mensajes. Podemos conectar con otras personas, hablar de cosas y esperar que la gente nos oiga.
La pena de muerte en Irán no es el tema central de la película, que mucho más muestra la violencia brutal que hay contra las mujeres. Usted, mujer, cineasta comprometida que arriesga, ¿cómo resiste? y, ¿qué se puede hacer?
"Las mujeres somos las que más hemos tenido que resistir en los últimos cuarenta años en Irán"
Es verdad que en Irán la violencia contra las mujeres es brutal. Hay mucha misoginia en la sociedad, no solo en la ley. Las mujeres somos las que más hemos tenido que resistir en los últimos cuarenta años en Irán. Lo que podemos hacer es seguir hablando con más mujeres y de las mujeres, podemos seguir haciendo películas... porque en Irán están prohibidas las asociaciones o las organizaciones de mujeres. Por eso es necesario que se sigan oyendo las voces de las mujeres iraníes en otros países del mundo, eso es de lo mejor que puede pasar. Intentar que se oiga su voz en el mundo.
Antes hablaba de la ventana que es el cine, la película se narra a través de ventanas, puertas, mostradores… ¿es una alegoría de la falta de libertad?
Exacto, todo en la película es muy metafórico, porque intentamos encontrar una forma poética de hablar de todos los problemas sociales. En cada fotograma está esa noción de conciencia. Es un minimalismo cargado de simbolismo.
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