Este artículo se publicó hace 17 años.
Maquiavelo, el hombre que creó los estados modernos
El pensador italiano revolucionó en el siglo XVI las ciencias políticas con una visión realista del poder
Considerado el padre de la política moderna, Nicolás Maquiavelo es una referencia fundamental en la configuración de los estados en la Edad Moderna. En el siglo XV, los monarcas europeos iniciaron una intensa actividad política que les llevó a centralizar el poder en su persona frente a los antiguos sistemas de gobierno medievales, que garantizaban importantes parcelas de expresión a los nobles, a la Iglesia o
a las ciudades.
En 1494, tras la expulsión de los Medici del poder en Florencia, Maquiavelo inició una labor política que le transformó en secretario de la República desde 1498 hasta 1512. Con el regreso de los Medici al poder, fue destituido de su cargo por su apoyo al gobierno de Giovanni Vittorio Soderini.
El fin justifica los medios
Hasta su muerte en 1527, Maquiavelo vivió años de penurias. Desde su exilio en San Casiano, en las cercanías de Florencia, intentó obtener el perdón de la familia Medici. Es en esta etapa cuando desarrolla su principal actividad literaria: Escribe El Príncipe, que dedica a Lorenzo de Medici, el Discurso sobre las Décadas de Tito Livio y Del arte de la guerra, libros que suponen un punto de inflexión en el pensamiento
político moderno.
A partir de Maquiavelo, la principal ambición de la política será la efectividad, y tomar "el partido menos malo" en las decisiones estatales, la mejor forma de actuación de los monarcas. Se justifica así la intervención política en la búsqueda del "bien común".
A raíz de su actividad gubernamental, Maquiavelo pudo conocer de cerca a los principales personajes de la época y desarrollar una opinión sobre el ordenamiento político de la Europa del siglo XVI, tal como se desprende de su Epistolario Privado, editado y traducido por Juan Manuel Forte (La esfera de los Libros). En sus cartas, el pensador italiano, además de reseñar los elementos que configuran su vida cotidiana, se nos presenta como un sagaz analista que comenta, fruto de su experiencia, sus principales percepciones de la realidad con amigos como el embajador en Roma Francesco Vettori o el noble Francesco Guicciardini.
En sus misivas podemos observar que su principal preocupación es el futuro de Italia, que continuaba disgregada en una multitud de repúblicas, reinos y estados que impedían organizar una fuerte unidad nacional, lo que la dejaba sometida a la "ruina y servidumbre" respecto al resto de potencias europeas.
El mapa de Europa
En este marco, la Francia de Luis XII le parece la nación mejor ordenada de todas y, por tanto, la que mejor puede ocuparse de los asuntos italianos. "Puede garantizar una victoria cierta" frente a los demás, dice Maquiavelo.
Fernando El Católico le parece un rey "tacaño y avaro" cuyo fin es convertirse en árbitro de los asuntos europeos. Además, el pensador italiano desaconseja la unión a España, ya que la situación geoestratégica de Francia provocaría constantes
enfrentamientos bélicos.
Por su parte, el Imperio alemán sufre la misma disgregación que Italia. Pese a los avances en la modernización de los estados que lo componen, Maximiliano es un "emperador inestable y variable" para Maquiavelo, "sin fuerza de carácter" para que se cumplan sus deseos.
Y pese a considerar al Papa Julio II "grave y cauteloso", a Maquiavelo no se le escapa que los valores y la moral tradicional no se ajustan a este nuevo mundo cambiante.
A pesar de su racionalidad política, Maquiavelo también dejó traslucir sus sentimientos: "Amo a mi patria más que a mi alma", dijo ante la fuerza de los nuevos estados europeos, centralizados y gobernados por monarcas absolutistas. A pesar de sus enseñanzas, la Italia moderna se convirtió en estado con bastante retraso respecto al resto de naciones europeas, el 17 de marzo de 1861.
El arte de tomar y mantener el poder
1. Un único objetivo
...pero estrategias diferentes. El príncipe las adaptará en función de cómo haya adquirido el poder, las anteriores formas de gobierno o el ejército del que diponga.
2. El juego de la simulación
"Cada uno ve lo que pareces, pero pocos palpan lo que eres". Aunque no posea muchas cualidades, el príncipe siempre aparentará clemencia, lealtad, humanidad, integridad y devoción.
3. Pactos y alianzas
El príncipe evitará alianzas con los más poderosos, pues en caso de victoria "estará a su merced". Y siempre será más útil actuar que permanecer neutral.
4. Ser amado y temido ... al mismo tiempo. El príncipe ejecutará las injusticias todas a la vez, para hacer menos daño. Los favores, poco a poco, "a fin de que se aprecien mejor".
5. Entretener al pueblo
"Resulta fácil convencer a los hombres de una cosa, pero muy difícil mantenerles convencidos".Lo mejor, entretener al pueblo con fiestas y espectáculos.
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